Editorial

Mirar el Concepción de hoy con los ojos de mañana

Por: Editorial Diario Concepción 05 de Octubre 2018
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Un arquitecto capitalino escribe sobre sus corolarios a la Semana de la Arquitectura y de la Ciudad, en la bella Madrid, impresionado por su armonía para conciliar la larga historia y la modernidad urgente. Aquella que puede tener plazas provinciales y esculturas barrocas en medio de arboledas, junto con un Metro que la conecta directamente con un aeropuerto enorme. Edificios construidos a lo largo de avenidas de alto tráfico y, sin embargo, aislados de los ruidos y las prisas por una calle paralela y árboles, donde la vida transcurre con más calma.

Es de plena vigencia el diálogo entre ambientalistas e inmobiliarias, el estudio de impacto ambiental, de la densificación urbana como una evolución irreversible, consecuencia de la centralización imperante, de la capital chilena y las regiones, y las grandes ciudades de las regiones con todos sus pueblos, el resultado neto es el mismo; la concentración de viviendas y gente, con los beneficios añadidos de acceso a servicios y con los compartidos problemas de falta de superficie, y ahogo en circulación y el permanente riesgo de daño para la calidad de vida.

Como es una realidad vigente, como es utópico pensar que en el corto plazo se vaya a cambiar el uso del territorio y tener un Chile parecido en cada rincón de la Patria, el recurso que nos queda es lograr que, a lo menos, el daño sea el menor posible, que las ciudades sean bellas, amables e inteligentes, las ciudades sustentables que aseguren a nuestros descendientes un lugar grato para vivir.

En esencia, se trata de una definición del futuro de cada una de las ciudades chilenas, respetando su identidad y, al mismo tiempo, proyectándolas para que éstas puedan adaptarse y responder a las demandas del porvenir, una visión enteramente diferente a las políticas de corto plazo, una mirada a larga distancia para obras trascendentes y perdurables, que seguirán estando allí cuando haya desaparecido el último de los urbanistas que las llevaron a cabo.

Hay que enfatizar, todas las veces que sea necesario, que se trata de reconocer la importancia de la ciudad donde pasamos casi toda nuestra vida, la misma donde vivirá nuestra familia, hacerlo bien es una invitación a quedarse y hacerla prosperar, prepararla para el futuro, sin perder su identidad.

Concepción está en un lugar maravilloso, un río a cada costado, cinco lagunas, cerros y mesetas, el mar próximo, un clima templado, cuatro estaciones que rara vez se exceden en sus características de temperatura o de fenómenos atmosféricos. Ha tenido que adaptarse a los fenómenos sísmicos que la han asolado desde su fundación, hace poco menos que quinientos años, es difícil pensar que no tengamos la capacidad para utilizar todas las ventajas y hacerla una de las más bellas, y atractivas ciudades de Chile.

El comentario aludido al inicio, señala que el sueño de todos los ciudadanos pasa por vivir en una ciudad coherente con su esencia y, principalmente, con la creación de espacios públicos, espacios de bien común de calidad, del mismo modo es indispensable volver a plantear, con mucha fuerza y urgencia, la necesidad de tener una movilidad pública eficiente y digna, abrirse a la idea que el metro, los trenes de cercanía y la movilización colectiva son parte de un sistema sinérgico para evitar el estrangulamiento de las vías urbanas. No se puede dejar de pensar en la ciudad, La Concepción de María Purísima del Nuevo Extremo, con el sueño de ser la perla del Bío Bío.

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