Editorial

Falencias en el diálogo social de las empresas

Por: Editorial Diario Concepción 19 de Junio 2018
Fotografía: Archivo Copesa.

Las sociedades pueden optar y, en efecto, así ocurre continuamente, por modos de vida y jerarquía de valores. Es legítimo optar por el materialismo, asegurar la satisfacción de las necesidades materiales con absoluto pragmatismo, bajo el supuesto que todo lo demás puede llegar por añadidura.

Sin embargo, en ese proceso no siempre se contempla el desarrollo de competencias transversales, la capacidad de los integrantes de la sociedad por establecer contactos constructivos de mutuo apoyo. El desplazamiento de las ciencias blandas, aquellas de la conducta humana, de la filosofía y las letras, por ejemplo, reemplazadas por las ciencias duras, relacionadas con la producción y la industria, ha dado señales de insuficiencia, el factor social en las empresas y en todo tipo de emprendimiento es necesario, y está relacionado muchas veces con la factibilidad y sustentabilidad de los proyectos.

El título de un estudio realizado por la consultora de ESG, Vigeo Eiris, a 4.000 compañías abiertas a nivel global, resulta bastante esclarecedor “Diálogo social: un punto ciego de la responsabilidad social corporativa”, el cual fue efectuado, precisamente, para observar cómo estas se relacionan con las partes interesadas, accionistas y, principalmente, sus empleados, siendo este diálogo un término que se utiliza para definir la naturaleza de los debates que tienen lugar entre los representantes de las organizaciones de empleadores, las organizaciones de trabajadores y los gobiernos, especialmente en lo que respecta a los debates de política laboral y social.

Las empresas fueron evaluadas sobre la visibilidad y propiedad de sus compromisos, la diversidad de temas y el nivel de diálogo con los representantes de los empleados, sus relaciones con sus cuerpos representativos y los recursos asignados a proyectos de diálogo social. Con esos criterios se muestra que solo una pequeña minoría de empresas (4%) emitió un compromiso formal, con base en documentos públicos, para llevar a cabo un diálogo social con los representantes de los empleados.

Por otro lado, el 62% de las firmas no se compromete con el diálogo social, a pesar de que comunican objetivos e indicadores sobre la calidad de sus relaciones con clientes y accionistas. La mayor frecuencia se observa en negociaciones colectivas, donde los asuntos más abordados son los salarios. Es muy posible que sea este énfasis la explicación de porqué solo una pequeña minoría de empresas tiene representantes de empleados en su directorio; 5% de las empresas en Europa en comparación con el 3% de las empresas en América del Norte y solo el 1% en Asia Pacífico.

En los últimos años, se ha hecho más necesaria esta obtención de consensos ante el cambio económico y social tras comprobar las partes la necesidad de efectuar un trabajo en ámbitos de interés común, con miras a la mejora de la situación de las empresas, así como para la creación y el mantenimiento del empleo y la protección de los trabajadores.

Son propuestas que tienen sentido, salvo no considerar la necesidad previa y urgente de establecer entre los involucrados puentes de confianza, en reemplazo de la actitud confrontacional que suele por lo común producirse, ante la dificultad de plantear por las partes las expectativas en términos realistas y transparentes, más la tan aludida y muchas veces ausente amplitud de criterio.

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