La atención que el mundo puede prestar a nuestro país, pequeño y alejado de los epicentros sociopolíticos, suele ser, desde inexistente a superficial, como asuntos de coyuntura, pero no ocurre de esa manera cuando hay movilizaciones sociales de alto impacto, muchas veces con problemas que, si bien, no siempre corresponden a realidades universales, a lo menos están muy cerca.
Ha ocurrido con la movilización de los estudiantes de colegios, hace un par de años y ahora con el rápido desencadenamiento de circunstancias relativas a la inequidad de género, al acoso sexual y al maltrato a las mujeres, un movimiento feminista que ha puesto en la calle a decenas de miles de mujeres, con centro en la universidades.
La atención sobre este fenómeno se explica porque es una realidad a medio resolver, aun comprendiendo los motivos, aunque se reconozca la razón que subyace tras las protestas y movilizaciones, los cambios de actitud se demoran y se pone de manifiesto la dificultad de cambiar, en el corto plazo, una cultura por otra. Una prueba puede ser la diferente percepción del problema por hombres y mujeres, un requisito bastante crítico a la hora de buscar soluciones.
La última medición de la Encuesta Cadem muestra, inequívocamente, la brecha que existe entre e hombres y mujeres: si bien, la mayoría de las personas cree que Chile es un país machista, en los hombres ese porcentaje alcanza un 64%, mientras que en las mujeres es de un 90% , “todavía hay una mirada por parte de los hombres de que hay cosas que son una exageración, mientras que las mujeres las perciben claramente como machismo”, en el comentario de Karen Thal, gerenta general de la empresa.
El 63% de las mujeres encuestada declaran haber sentido discriminación de género, consultadas sobre situaciones específicas, con connotaciones equívocas, un 65% de las mujeres califica como acoso o violencia de género un piropo en la calle, mientras solo un 54% de los hombres lo considera así. Por otro lado, un 75% de las mujeres califica como discriminación de género el humor sexista, en oposición al 66% de los hombres.
Sin embargo, hay un notable avance en la apreciación de las competencias laborales de la mujer, de ese modo, al ser consultados sobre quién es más productivo y eficiente en el trabajo, un 65% de los encuestados señaló que hombres y mujeres eran iguales, en tanto, un 30% consideró más productivas a las mujeres y un 5% a los hombres, aunque persisten márgenes apreciables de diferencia en varias situaciones laborales o académicas, así, mientras un 89% de las mujeres cree que hay machismo en el trabajo, un 73% de los hombres lo considera de ese modo. De igual forma, un 78% de las encuestadas asegura que existe machismo en las universidades, lo que contrasta con un 60% de los hombres.
El movimiento feminista, la continuación de movimientos similares en diferentes periodos de la historia, está marcando una nueva etapa, para nuevos justos y necesarios avances, ahora con una nueva realidad. Difícilmente puede haber argumentación en contrario ya que las razones para establecer estas reivindicaciones son indiscutibles y han tenido impacto en todos los sectores. Bien puede ser que a diferencia de otras luchas por soluciones justas, dadas estas circunstancias, la actual permita avanzar en un diálogo constructivo, hacia un cambio que básicamente hace falta a toda la sociedad de chilena.