Editorial

El nuevo mundo de la universidad

Por: Editorial Diario Concepción 03 de Marzo 2018
Fotografía: Agencia UNO

Los recintos universitarios tendrán de vuelta a sus estudiantes, los antiguos y aquellos que ingresan a este otro mundo  de la sociedad del conocimiento, un cambio espectacular en la dinámica urbana, particularmente en nuestra ciudad, con más  de un centenar de miles de estudiantes de educación superior, en un universo que tiene sus propias demandas, muchas obvias y otras no igualmente aparentes pero que pueden ser toda la diferencia entre el  resultado exitoso y  el fracaso.

Cada etapa académica es distinta y para muchos entrar a la universidad es sinónimo de independencia. Se adquieren allí nuevas responsabilidades y conductas, pero al mismo tiempo surgen, entre otros, tres conflictos a plazo breve, uno es el interrogante sobre la correcta elección de la carrera, si es ésta la que en realidad satisface los intereses y las expectativas del alumno novato

Según el Servicio de Información de Educación Superior (Sies) del Ministerio de Educación, solo un 71,3% de los universitarios se queda en sus carreras durante el primer año. Ante esto, existen casas de estudios que se esfuerzan por apoyar a sus estudiantes, se pone así  en marcha el compromiso de calidad institucional, que la institución disponga de los apoyos, de diagnóstico temprano, de personal idóneo en las direcciones de asuntos estudiantiles, con ese u otro denominador.

El segundo gran factor por el cual muchos jóvenes deciden abandonar la universidad es el bajo rendimiento obtenido durante el primer año, por la falta de formación previa, o por un cambio notable en el rigor de las evaluaciones, estudiantes acostumbrados a permanecer en la escala superior de calificaciones con un esfuerzo razonable, que descubren que para alcanzar esas cotas en los estudios superiores se requiere un esfuerzo que  dista mucho de ser marginal.

El tercer factor que pone a los estudiantes a dura prueba es uno conocido, que ha sido objeto de numerosos estudios, ante evidentes falencias en la gran mayoría de los jóvenes, es el desafío de leer. Si hay algo que los profesores universitarios comparten transversalmente es la idea de que leer es un componente intrínseco al aprendizaje de cualquier materia, tanto de las ciencias sociales y humanas, como de las experimentales.

Esa través de la lectura, aunque al principio baste con un solo idioma,  como los universitarios toman contacto con la producción académica de una disciplina. La información que los profesores entregan es solo preliminar y orientadora,  esencialmente es un ejercicio de orientación para que los estudiantes puedan dirigirse a las fuentes originales de la información, y formen allí su propio concepto e n un trabajo individual de lectura crítica y comprometida.

La investigación demuestra que la lectura es un proceso estratégico en el cual el estudiante lector debe interactuar con el texto escrito para reconstruir un significado coherente, en todo diferente al hábito predominante y superficial de memorizar algunos contenidos sin otro propósito que responder a una pregunta sobre el particular y sin otra meta que aprobar la prueba.

El nuevo y estimulante mundo de la universidad tiene demasiadas posibilidades, enormes espacios de libertad, pero sobre todo exigencias ineludibles que pueden ser enmascaradas por la aparente libertad de elegir, cuando en realidad la opción es sólo la responsabilidad y el esfuerzo.

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