Editorial

El fracaso del Sename Bío Bío

Por: Editorial Diario Concepción 25 de Febrero 2018
Fotografía: Carolina Echagüe M.

¿Qué es que una sociedad sea exitosa e inteligente? Los teóricos explican que es cuando se dan soluciones a los problemas de manera coherente, respondiendo a una necesidad y un orden establecido, de acuerdo a una misión y visión común ¿Y qué hace que nos convirtamos en un sistema fracasado? Pues bien, cuando sus integrantes realizan lo contrario. Estas interrogantes nos hacen preguntarnos qué está pasando al interior del Sename Bío Bío. La institución, pese a reiterados llamados del nivel central, de realizar correcciones al interior del Centro de Coronel, tras los intentos de suicidios en sus dependencias, y a cuatro meses de un informe lapidario, aún no toma medidas. Entonces: ¿qué está pasando con este sistema que debe velar por los derechos de los niños y adolescentes?

Todos los seres humanos nos guiamos por el deseo y se han establecido cuatro fundamentales: el de sobrevivir, disfrutar, vincularse y ampliar las posibilidades. El Sename en su conjunto debería preguntarse si propicia el desarrollo de sus protegidos en estos cuatro pilares. Si no lo ha hecho, debió hacerlo, más aún cuando un informe oficial efectuado por la propia directora nacional de este cuestionado organismo, Solange Huerta, reveló que 1.313 niños fallecieron estando bajo su tutela en todo el país. Y en lo que se refiere al Centro de Coronel, la entidad debió plantearse las mismas inquietudes cuando los internos intentaron quitarse la vida, lamentablemente casi engrosando el triste registro de defunciones.

Pero lejos de ello, parece que no existe la más mínima autocrítica por la directora regional, Rina Oñate, ante una crisis innegablemente vergonzosa para un país y una Región del Bío Bío que clama por un desarrollo social . No se explica por qué se recurrió a la violencia física, en este caso por parte de Gendarmería, situación que motivó un recurso de amparo por parte de la Defensoría, luego de una denuncia realizada por docentes de la escuela El Renoval. Tampoco se entiende que ante la gravedad del caso, el director subrogante de ese momento, Patricio Baeza, coordinara la emergencia sólo por vía telefónica. Las enviadas especiales desde el nivel central concluyeron, por ende, que la dirección no tiene los conocimientos y el liderazgo. Sólo hace unos días, doce jóvenes resultaron intoxicados con pintura y se intentó ingresar municiones. Mientras que educador junto a un interno quedaron heridos en una riña, hechos detallados en el excelente reportaje de esta edición. Cuesta creer y comprender que el Sename, creado precisamente para velar y corregir a jóvenes vulnerados, haya sido parte de estas horrorosas medidas de control: golpes de pies, bastonazos y gas pimienta. La misma violencia de la cual éstos intentan escapar: de índole físico, psicológico y de estigmatización.

No cabe duda que detrás de ellos está el sueño de ser parte de un todo que los acoja y comprenda. Entendamos que muchos de ellos provienen de familias altamente complejas. Cuando un menor de edad apunta con una pistola en un asalto, detrás de él hay una sociedad, una cultura que también está apunto de jalar el gatillo. Esto no es más que el reflejo de una entidad fracasada, pero que aún puede enmendar el rumbo con las políticas públicas adecuadas, porque seamos justos: profesionales altamente capacitados están en sus filas y no todos los programas que se aplican funcionan negativamente. Se espera que los trillados anuncios de “voluntades políticas” queden atrás y se pase directo a las reformulaciones reales y efectivas, para contar por fin con un modelo que funcione y deje de sopesar los costos políticos y se esté a la altura de una sociedad inteligente, ya que las herramientas sociales están ahí, esperando ser utilizadas y correctamente por el bien del presente y futuro de Chile.

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