Editorial

La historia oficial de la delincuencia en Chile

Por: Diario Concepción 14 de Enero 2018
Fotografía: Archivo

Durante el último Consejo Nacional de Seguridad Pública, presidido por el Ministerio del Interior, el Gobierno dio a conocer un balance de sus cuatro años de gestión en el control de la delincuencia. Es evidente el  notable contraste entre el optimista informe oficial sobre las cifras de la delincuencia en Chile y los datos que se desprenden del informe de Paz Ciudadana, una situación explicable, porque ambas entidades no están hablando de la misma cosa, en el primer caso, se ha optado por recoger las  estadísticas de los  delitos de mayor connotación social, en ese aspecto el  subsecretario de Prevención del Delito indica, con relativa satisfacción, que los doce delitos que mayormente afectan a la población registraron una disminución de 11% en comparación con las cifras del mismo informe del 2014, en tanto que el informe de Paz Ciudadana ausculta  la percepción del ciudadano común.

Los datos oficiales, mostrando la disminución del número de ese tipo de delitos, entre enero y octubre del año pasado,  no corresponde al número real de casos policiales, sino a las denuncias hechas por estos delitos,  siendo ese el dato que disminuyó 11% en comparación con 2014. Esta aclaración es relevante, porque el número de denuncias de delitos de alta connotación, así como el de detenciones en flagrancia de este mismo tipo de delitos, no reflejan necesariamente el número de veces que ellos ocurrieron efectivamente, sino la cantidad de veces que las víctimas decidieron a hacer la denuncia a la policía.

Es evidente que esa cifra resulta engañosa, ya que si hay menos denuncias, es porque las personas terminan por resignarse ante la inutilidad de efectuarlas. Para las estadísticas oficiales,  la delincuencia aparece amortiguada y en disminución, no es así lo que sucede si se cambia la modalidad de recoger los datos. En los informes anuales de Paz Ciudadana, la situación que se observa dista mucho de ser  tranquilizadora.

Si fuera cercana a la realidad que vive la ciudadanía  la versión de la historia oficial, resultaría perfectamente inexplicable que para el 48% de las personas, la delincuencia siga siendo uno de los tres problemas a los cuales  el gobierno debiera poner especial atención y al mismo tiempo dedicar mayor esfuerzo.

La información que refleja el sentimiento ciudadano es el grado de temor, el miedo a ser víctima, cada persona, o cada familia. Cuando es esa la variable estudiada, se observa, en la última encuesta disponible, que el porcentaje de hogares con “alto temor” aumentó 2,2 puntos porcentuales, que es más alto en el nivel socio económico bajo, en mayores de 56 años  y en mujeres.

Más objetivamente, el índice de victimización, es decir “la proporción de hogares que ha sido víctima en los último seis meses” de un intento de robo o el delito consumado, muestra alza a nivel nacional, esta es del orden del 40%, en la capital,  siendo levemente menor en regiones. Los delitos subieron más en el nivel alto (de 41% a 47%) y medio (de 38% a 41%).

Son estas las cifras para movilizar iniciativas de control, las encuestas de victimización han sido validadas internacionalmente como un estándar para medir la evolución de la delincuencia, son menos tibias que las oficiales, teniendo en cuenta que la tasa estimada de denuncia de delitos es sólo el cincuenta por ciento. Describir el problema en base a los delitos denunciados es contar, interesadamente, solo la mitad de la verdad.

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