Es evidente que las calles no son capaces de contener los vehículos que por ellas circulan, el número de automóviles ha crecido de forma exponencial y llegar a alguna parte con ellos se hace progresivamente más difícil, la respuesta más evidente es disminuir la circulación de automóviles particulares, la mayoría con transporte unipersonal y al mismo tiempo, disponer de un transporte público para reemplazarlos.
La opción es lógica, pero no parece funcionar, la necesidad de fortalecer el transporte público con políticas que lo privilegien, aunque evidente, no termina de establecer dinámicas adecuadas, competitivas y funcionales, por lo tanto, las personas siguen prefiriendo moverse por sus propios medios, a pesar de las dificultades y los costos, ya que la alternativa de transporte público no es satisfactoria y se usa solo si no hay otra opción.
Han surgido, como desafío para enfrentar esta situación insostenible, algunas propuestas interesantes para combatir la alta tasa de motorización, en términos generales, el número de vehículos per cápita. En la actualidad, casi la mitad del parque automotor del país se concentra en el Gran Santiago, las estadísticas muestran que en los últimos años las regiones han comenzado a superar a la capital en sus tasas de motorización. Mientras en la Región Metropolitana hay 256 vehículos por cada mil habitantes, en el resto del país la tasa alcanza a 259 por cada mil habitantes.
Según el gerente de Asuntos Públicos del Automóvil Club de Chile, las capitales regionales están sufriendo el mismo problema de congestión y de carencia del espacio vial, “por lo que se hace imperioso privilegiar el transporte público; sobre todo, porque esto también implica una importante reducción de emisiones contaminantes”. Añade que en todo el mundo, la movilidad cambió y todo apunta a privilegiar ese tipo de transporte.
En razón de lo anterior, el Ministerio de Transportes ha desarrollado un plan para generar vías segregadas para el transporte público en nueve regiones del país, siguiendo el ejemplo de nuestra ciudad, la pionera en este tipo de iniciativas, de esa manera, si antes de 2014 existían 23 km de vías priorizadas, todas en el Gran Concepción, ahora la cifra se ha triplicado y alcanza los 68,7 km, y se encuentran en otras ciudades del país, una forma de intervención que ha permitido mejorar la calidad de vida de las personas, ya que se estima que acorta los tiempos de viaje entre el 20 y el 30%.
Nuestra región destaca a nivel nacional en este aspecto, no solo por la cantidad de kilómetros de vías segregadas construidas para mejorar la eficiencia en los flujos del transporte público, sino porque además ha generado condiciones de intermodalidad con el Biotrén, aunque la eficiencia del sistema tenga mucho que mejorar.
Falta todavía mucho para que el público prefiera este tipo de transporte, la solución antedicha, solo acorta el tiempo de desplazamiento, no garantiza ni comodidad, ni puntualidad. Por mucho que se haya declarado que este es el sistema más adecuado para la ciudad, no puede seguir como está, basta con observar los paraderos con decenas de taxibuses que compiten con ferocidad en las estrechas calles penquistas.
Los corredores son una forma de respuesta para mejorar lo que hay, se requiere visión de futuro para ofrecer al público una mejor solución, que seguramente no pasa por más de lo mismo.