Editorial

Concepción, ciudad de ríos y lagunas

Además de satisfacer las necesidades habitacionales o comerciales y las demandas de los sectores para el desarrollo industrial, se tiene que preservar las áreas verdes y respetar los cursos y fuentes de agua patrimoniales e históricos de la ciudad.

Por: Diario Concepción 20 de Enero 2017

El futuro urbanístico de la capital pencopolitana parece estar en la mente de los iniciados, de vez en cuando una suerte de voz arcana revela un plan concebido por las autoridades correspondientes, que ha estado por tiempos variables en las mesas de diseño de los planificadores, la mayoría de las veces en total desconocimiento de los pobladores, que en oportunidades son sorprendidos ante la revelación de una nueva calle, del corte de algunos árboles y derribo de algunas modernas ruinas del último terremoto.

No es precisamente una crítica, debe ser difícil tener a todo el mundo informado de lo que espera a nuestras plazas, el borde de los ríos o los entornos de nuestras lagunas. Bien puede ser que revelar hasta el último detalle de esas iniciativas sea una forma de información privilegiada, ya que un barrio modesto, ante una urbanización y creación de nuevas áreas verdes, puede cambiar definitivamente de categoría y las propiedades, de valor. 

No pasa el tiempo en vano en una ciudad que no para de crecer, la capital del Bío Bío, que además de pasar la barrera del millón de habitantes, aumentó su parque automotor en 127% en el último decenio, llegando a más de medio millón de vehículos. Para las necesidades habitacionales en las comunas que se añadieron a la conurbación en los municipios de Coronel, Tomé y Hualqui, el Plano Regulador Metropolitano ha asignado 22 mil hectáreas para nuevas urbanizaciones, lo que representa más de lo que la capital del Bío Bío tenía edificado a comienzos del milenio.

Por lo general, los grandes programas urbanos consisten en encontrar áreas nuevas, a veces subiendo a los cerros, o aplanándolos. Por los costos, grandes áreas en el corazón de la ciudad permanecen por largos años en avanzados estados de deterioro, amplios sectores donde hubo casas y ahora sirven para estacionamiento, o sencillamente vacuos. Es esa una oportunidad latente, reconvertir la urbe, como se ha hecho masivamente en las grandes capitales y ciudades del mundo, programadamente o a consecuencias de conflictos bélicos.

Ante la nueva conciencia de calidad de vida urbana, la utilización de esos sectores y las construcciones tienen que reunir condiciones que al mismo tiempo de satisfacer las necesidades habitacionales o comerciales, y las demandas de los sectores para el desarrollo industrial, preserve las áreas verdes y respete los cursos y fuentes de agua patrimoniales e históricos de la ciudad.

El verde Concepción se debe justamente a este recurso, el agua de sus dos ríos y cinco lagunas de las originales siete que hubo. En parte el traslado de la ciudad de su emplazamiento fundacional al valle de la Mocha, a partir del terremoto y maremoto de 1750, se vio en principio dificultado por exceso de humedad, terrenos pantanosos, humedales, que con el desarrollo urbano se transformaron, de problema a recurso y parte identitaria de su perfil.

La buenas noticia es que con una inversión de $184 millones, se entregará un plan de acción para descontaminar estos cuerpos de agua, en el intertanto el Consejo Regional aprobó el proyecto más grande hasta ahora para una laguna en la ciudad; $2.300 millones de pesos, para convertir en parque el entorno de la laguna Redonda, sumándose a un esfuerzo esporádico para cuidar de esos recursos. Si se hacen las cosas en serio, Concepción puede ser de las más hermosas ciudades de Chile.

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