Desde Biobío y Ñuble destacan el plan impulsado por Minagri el que también considera un incremento en el número de trampas.
El Ministerio de Agricultura anunció un reforzamiento para proteger la producción frutícola nacional frente a la amenaza de la llamada “Mosca de la fruta”, plaga que desde hace décadas Chile ha logrado controlar.
Con el lanzamiento del plan “Chile dice NO a la Mosca de la Fruta”, la cartera busca contener los 42 brotes activos que están en proceso de erradicación y evitar nuevos focos, todo en un escenario marcado por el aumento del contrabando, el turismo internacional y los efectos de un clima cada vez más cálido.
La ministra del ramo, Ignacia Fernández, explicó en conversación con Diario Concepción que el desafío es serio, pero manejable. Señaló que si bien existen brotes, todos están controlados y “no ponen en riesgo la condición de país libre de la Mosca de la Fruta que Chile mantiene desde 1995”, ya que los protocolos de cuarentena y erradicación están validados a nivel internacional.
Fernández describió tres factores principales detrás del aumento de brotes: el ingreso de productos agrícolas de contrabando, el incremento del turismo que facilita ingresos de frutas no controladas, y el cambio climático que crea condiciones más favorables para que la plaga sobreviva y se propague.
Solo este año, destacó, se han decomisado más de 45 mil kilos de productos ilegales, entre huevos, plantas, frutas y animales vivos. Y aunque esa cifra es alta, advirtió que también existen productos que logran ingresar sin ser detectados.
La estrategia contempla una inversión de más de $17 mil millones durante 2025, destinados al fortalecimiento del control fronterizo, la ampliación de la red de trampas, que crecerá de 16 mil 500 a 29 mil trampas en todo el país, y la implementación masiva de la Técnica del Insecto Estéril (TIE).
Esta técnica, utilizada en países como México, consiste en liberar insectos estériles en zonas con presencia de la plaga. Al aparearse con moscas fértiles, se evita la reproducción y se corta el ciclo de expansión.
Actualmente esta estrategia cubre 13 mil hectáreas, pero el objetivo es expandir a 100 mil hectáreas en tres años. Chile contará con asistencia técnica del gobierno mexicano, que opera la principal planta productora de insectos estériles del continente.
El plan también incorpora un sistema de registro digital de brotes y productores afectados, el uso de biopesticidas y control biológico con parasitoides, y acuerdos de cooperación internacional con entidades como el COSAVE.
En regiones como Biobío y Ñuble, donde la agricultura y la fruticultura de exportación son pilares económicos, el plan es visto como necesario, aunque productores piden mayor rapidez en la ejecución y coordinación institucional.
El presidente de la Sociedad Agrícola de Biobío (Socabio), José Miguel Stegmeier, valoró los esfuerzos preventivos del SAG y recordó que la región, hasta la fecha, no ha registrado presencia de la mosca.
“Lo más importante es la prevención. Se han instalado trampas, se inspeccionan huertos y se trabaja de manera rigurosa. Pero necesitamos fortalecer aún más el control fronterizo, especialmente con Neuquén, Argentina, que es productora de fruta y no está libre de esta plaga”, advirtió.
Stegmeier sostuvo que un brote en Biobío podría tener impactos económicos severos: destrucción obligatoria de fruta, cierre temporal de mercados de exportación, cuarentenas y pérdida de empleos rurales. Por eso, insistió, “cada acción preventiva hoy significa evitar millones de pérdidas mañana”.
En zonas productivas como Quillón, la productora de ciruelas y duraznos María Angélica Catrileo relató que la amenaza no se toma a la ligera. “En nuestro predio revisamos frutas todos los días, instalamos trampas y evitamos traer productos de otras zonas sin control sanitario”, explicó. Destacó el apoyo recibido en capacitaciones del SAG, que les ha permitido aprender cómo identificar la plaga tempranamente.
Catrileo afirmó que el riesgo es real: “Un brote puede destruir años de trabajo. Mantener esta zona libre no es solo tarea del gobierno, es responsabilidad de todos”.
La ministra Fernández informó que uno de los ejes principales del plan es integrar al SAG a la Unidad de Coordinación Estratégica de la zona norte, liderada por el Ministerio de Seguridad, donde ya participan Carabineros, Aduanas y Policía de Investigaciones. “Antes el componente sanitario no estaba incorporado en el análisis estratégico de frontera. Ahora sí, y eso nos permite actuar de forma más preventiva”, señaló.
Asimismo, se está actualizando el convenio entre el SAG y Carabineros para reforzar capacitaciones en detección de productos agrícolas ilegales y mejorar los procedimientos de incautación. En el marco del programa “Chile Alimenta el Futuro” del BID, el SAG está creando un Departamento de Inteligencia Fitosanitaria, destinado a mejorar los modelos de predicción de riesgo y gestión de brotes.
Uno de los componentes más relevantes para los agricultores es el Seguro Colectivo de la Mosca de la Fruta, que entrega indemnización sin costo a productores de hasta 50 hectáreas en zonas cuarentenadas. Para acceder, deben permitir el ingreso de los equipos del SAG y la descarga de frutas afectadas. El seguro paga hasta $800 pesos por kilo de fruta destruida por resolución oficial del SAG.
Fernández reconoció que algunos agricultores han manifestado que el proceso puede ser lento. Esto ocurre porque el SAG solo emite la resolución final una vez que se verifica que no quedan riesgos de reinfección en el predio. Solo entonces la aseguradora puede iniciar los pagos. “Es un mecanismo que funciona, pero requiere tiempos que a veces no se entienden desde la urgencia económica de los productores”, afirmó.