La siderúrgica cumplió 70 años, ocasión en que el ejecutivo ahondó en el momento que vive la compañía, de los problemas, desafíos y logros en marcha que están consolidando.
Una de las compañías más emblemáticas del país y de la Región del Biobío cumplió esta semana 70 años de existencia. CAP Acero (Compañía Siderúrgica Huachipato) nació después del terremoto de Chillán y el fin de la Segunda Guerra Mundial, como una empresa clave para sustentar la reconstrucción, independiente del devenir de los mercados globales.
Así, la siderúrgica echó a andar su primer Alto Horno, instalación esencial de su planta ubicada en la privilegiada Bahía de San Vicente, en Talcahuano, el 1 de junio de 1950. La inauguración oficial de su planta se realizó el 25 de noviembre de ese mismo año.
Diario Concepción conversó con el gerente general de CAP Acero, Rodrigo Briceño, quien ahondó en las directrices que marcarán su desarrollo futuro, con fuerte foco en la sustentabilidad.
“Hoy el mundo nos exige una forma distinta de hacer empresa, pero que a la vez es una forma que es parte de nuestra alma. Una forma responsable de hacer negocios y de convivir en los territorios en los cuales desarrollamos nuestras actividades. La sustentabilidad de la empresa no la podemos concebir sólo desde la perspectiva económica, sino que generando valor en todos quienes se ven tocados por nuestra operación”.
En ese sentido agregó además que “estamos repensando mucho la forma en que hacemos los negocios y como dijo hace poco el gerente general de CAP S.A., Julio Bertrand, tratando de hacer una siderúrgica boutique para ciertos mercados en Latinoamérica y en particular, para la industria minera de Chile y Perú, que son segmentos muy fuertes, crecientes, y podríamos decir, de una industria de tamaño global, ya que son más del 50% del mundo”.
Briceño dijo que ante la incertidumbre generada por la pandemia, la arista socio política interna y la amenaza de la competencia desleal, saben que en la innovación está la clave para seguir creciendo. Así destacó una serie de nuevas líneas de productos, como por ejemplo pernos para la sujeción de túneles en minería subterránea y aceros especiales con los cuales se construye el puente del canal de Chacao.
-¿En qué momento está la siderúrgica?
-Dentro de este clima de incertidumbre por lo sanitario y político, a la siderúrgica la pilla en un momento que en lo económico en ningún caso es positivo, pero estamos optimistas con buen ánimo interno, después de pasar meses muy complicados operando con los mínimos técnicos, a niveles muy abajo. Pero con el apoyo de todos los equipos estamos trabajando a full con un horno y abrimos mercados nuevos, salimos a exportar a Brasil, Argentina y Ecuador y recuperamos los mercados de Perú y México, no a los mejores precios pero de todas formas esto nos ha permitido retomar ritmo ya a partir de septiembre y hoy la planta está, prácticamente, copada en ventas. Acá la innovación nos ha permitido crear nuevas lineas de productos y abrir nuevos mercados.
-O sea están vendiendo, pero a menores precios
-Sí, porque los mercados han estado deprimidos por la pandemia que ha provocado una fuerte disminución de la demanda global.
Pero varias siderúrgicas de Latinoamérica tuvieron que parar por la pandemia, y nosotros logramos, con un muy buen trabajo de los equipos de trabajo, aprovechar esa oportunidad.
¿Cómo los afecta el factor China?
-Ellos se recuperaron rápidamente de la pandemia y hoy, de la mano de estímulos fiscales muy fuertes, están produciendo con récord históricos. Imagínate que lo que producen en un día es el consumo anual chileno, del orden de las tres millones de toneladas. Hoy suman unas mil millones de toneladas anuales y debe estar alcanzando el 60% de la producción mundial. El problema para nosotros que mientras países como Estados Unidos se protegen frente a las exportaciones de ese acero y se le cierran otros mercados, China vende a países abiertos como el nuestro. De ahí nuestra petición de salvaguardias, aunque sabemos que no podemos depender de ello, que por lo demás son medidas de corto plazo, y es donde el trabajo que venimos realizando, de la mano de la innovación, cobra real importancia en la proyección.
¿Cómo está la relación con la Universidad de Concepción?
– Hace tiempo que tomamos la definición de que sea nuestro socio estratégico. Nos están ayudando mucho en la formación de profesionales y en investigación de productos. Y de seguro hay que seguir profundizando, porque este año se nos cayeron algunas cosas, por ejemplo, con la facultad de ingeniería en temas de manufactura avanzada, debido a la pandemia.
Acá la mayoría de los profesionales son de la UdeC y hemos tenido una conversación muy abierta con el rector y con la Facultad de Ingeniería
-¿Están invirtiendo al alero del plan de descontaminación?
-Estamos trabajando en ello, proyectamos invertir del orden de los US$10 millones a un plazo de 5 años. Hablamos, básicamente, en abatimiento de material particulado.