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Ignacio Berlang: Del Derecho a la cancha, un armador que es cómplice del vóleibol

El sampedrino de 23 años, es una figura destacada tanto en el ámbito académico como en el deportivo. Actualmente, se encuentra en el último semestre de la carrera de Derecho en la UDD, donde ha dejado su huella no solo como estudiante, sino también como jugador en el torneo universitario Adesup. Una pasión que piensa incluso extender en su nueva vida como abogado, donde no piensa colgar las rodilleras.

Por: Samuel Esparza 22 de Mayo 2023
Fotografía: Cedida

Son tantos los años dándole a la pelota, que a esta altura no concibe la vida sin deporte. Tanto así, que a la par de ejercer como abogado, su futuro  seguirá al lado del balón.

Desde temprana edad, Ignacio Berlang (23 años) se interesó por diversas disciplinas. Durante su etapa escolar en el Colegio San Ignacio, incursionó en fútbol, básquetbol e incluso gimnasia. Sin embargo, fue el vóleibol el que capturó su atención y se convirtió en su pasión. Fascinado por la dinámica del juego y la intensidad de los puntos cortos, decidió dedicarse por completo a esta disciplina.

Y aunque admite que al principio le costó adaptarse, la influencia de excelentes entrenadores impulsaron su progreso. El primero fue Marcelo Ravanal, aunque fue Hernán Echeñique quien dejó una huella profunda en su formación deportiva. A medida que avanzaba en su desarrollo como jugador, su dedicación lo llevó a sobresalir en la posición de armador, donde su estatura de 1,69 metros no fue un obstáculo para brillar. “Siempre he sido una persona dedicada en lo que hago, además que soy muy competitivo. Al principio me costó como todo deporte que se lleva al alto nivel, superar el rendimiento promedio requiere de mucho esfuerzo y dedicación, y creo que eso a la postre me terminó ayudando para mejorar”, sostiene.

Durante su paso por el Colegio San Ignacio, ‘Nacho’ tuvo la oportunidad de competir en torneos locales y representar a su colegio en el prestigioso torneo de Adicpa y a la Región en los Juegos Binacionales de la Araucanía. Cuando se unió al Club Alemán de Concepción, alcanzó su nivel más alto. “Me desarrollé en el colegio y luego di un salto importante inscribiéndome en el club Alemán, ahí subí otro nivel, me tocó estar en otros campeonatos, comencé a viajar todos los fines de semana a diferentes puntos del país”, dice. Pese al sacrificio que implicaba su pasión por el vóleibol, siempre encontraba en el deporte una fuente de motivación.

Salto universitario

La transición a la universidad no fue fácil, pero Ignacio asumió el desafío. Aunque su enfoque principal estaba en sus estudios de Derecho, no dejó de lado su pasión por el vóleibol. Se unió al equipo de la UDD en la competencia de Adesup, donde se enfrentó a desafíos aún mayores.

“Tenía asumido que era un ciclo diferente, el primer año tenía claro que ser de la UDD era diferente a estar en la Católica o la UdeC, que eran las grandes potencias. No éramos los peores, tampoco los mejores, pero había un buen grupo humano que se destacaba por el compañerismo”, señala. A pesar de no ser considerado favorito, el equipo de la UDD demostró una camaradería única. Con los años empezaron a llegar jugadores  con muy buen nivel y en 2021 lograron un destacado tercer lugar en el torneo. “Fue algo muy meritorio porque somos una universidad que no tiene facultades de educación física, entonces el estudiante no tiene como enfoque de proyecto de vida vivir del deporte”, comenta el jugador, que destaca por ser un líder dentro de la cancha desde su rol de armador.

Hoy, a meses de culminar su experiencia universitaria, Ignacio destaca su decisión de ser alumno deportista.  “El estudio y el deporte son totalmente compatibles, yo diría que es hasta necesario hacer deporte mientras uno estudia una carrera. Sirve para crear disciplina que puede aplicar a otros ámbitos de la vida. Son tantos los beneficios del deporte que pueden impactar en la vida del estudiante, que es absolutamente recomendable. En la vida es importante ser integral”, señala.

Actualmente, dice estar contento por el derrotero que ha tomado el vóleibol, mucho más masivo, lo que le permite proyectarse en el deporte incluso en la vida laboral.

“El voleibol se ha masificado mucho, con hartos equipos locales que se han formado en el último tiempo y eso me llena de alegría, que el deporte que he abrazado desde siempre tenga más participación. Últimamente tuve una catarsis, el año pasado me desmotivé y dejé de jugar, pero no fue una buena decisión, ahora volví a jugar y mi pensamiento es distinto, el deporte es para toda la vida”, advierte.

En su caso, los siguientes pasos quiere darlos en el Club de Voley San Pedro, donde se entrena dos veces a la semana, un club que está comenzando a entra a la escena competitiva y con el cual se proyecta para seguir compitiendo. “Quiero liderar ese equipo, que se vayan sumando cada vez más jugadores. Me proyecto ahí para volver a ese nivel, entrar con todo a la liga local. Ahora que el voleibol se masificó, el equipo está entrando con todo al torneo y quiero liderarlo, sacar buenos jugadores y proyectarme por largo tiempo”, sentencia este fanático del armador de la selección argentina, Luciano Pacheco, que reconoce en el apoyo familiar, la base de su éxito.

“Mi familia ha sido un pilar fundamental, apoyándome todos estos años, desde lo emocional yendo siempre a todos mis partidos, y también desde lo económico, pagando todos mis viajes. Infinitamente agradecido de mis padres porque sé que significó un esfuerzo importante para ellos, de mis hermanas que emocionalmente también fueron claves. De hecho Josefa, la menor, también juega vóleibol en el Club Voley Biobío, es muy buena y me siento orgulloso de ella”, concluye.

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