Lorenzo Machillanda fue premiado por el IND, campeón del país y se ha puesto nuestro escudo en Panamericanos, pero hace poco recibió el portazo más doloroso de todos: no financiarán sus pasajes para Bogotá por haber nacido en Venezuela. Nunca le había pasado y aún le duele.
Lorenzo se vino el 2018 desde Isla Margarita con su madre. Tenía 13 años y su hermano pequeño tuvo que quedarse en Venezuela al cuidado de su abuela. En nuestra Región, rápidamente empezó a sobresalir por sus cualidades en el karate y como persona, haciéndose de buenos amigos. En agosto debe ir a Bogotá, representando a Chile, pero de golpe se le cerraron puertas que creía abiertas. De un momento a otro le cuestionan su país de origen, a un chico que ha llevado el escudo chileno en el pecho varias veces.
Hoy tiene 17 años, vive en Santa Sabina y cursa Tercero Medio en el colegio Juan Gregorio Las Heras con promedio de notas 6,9. Lorenzo Machillanda echa la memoria atrás y cuenta que “siempre practiqué este deporte, llevo 12 años en esta disciplina y ya el 2022 conseguí el título de cinturón negro en karate. Soy asmático y tuve que practicar algún deporte por consejo médico, para mejorar mi problema con la respiración. Cerca de mi casa había un dojo y ahí comencé de muy pequeño”.
Fue premiado este verano por el IND, como el mejor de nuestra zona en su disciplina y en los Panamericanos de Santiago 2022 se colgó plata y bronce, donde hizo equipo con Luis Arenas y Joaquín Castro. “Me gusta la unión que se genera con mis compañeros. Con ambos, que son mis dos grandes amigos, hemos ido juntos a competencias importantes y es una de las cosas lindas que te deja esto. También fui campeón en el Nacional de proyección JKA y subcampeón en otro Nacional. Mi sueño es algún día ser olímpico”.
De sus primeros pasos, recuerda que “al principio no era malo, pero se notaba que me faltaba mucho por aprender hasta que a los 12 cambié de dojo y me fui desarrollando más fuerte. Uno lo va notando, cómo avanza y mejora. Cuando pasé a cinturón verde y gané a nivel nacional, ahí fue el momento en que me di cuenta que era bueno en esta disciplina, que podía lograr cosas. Para ser bueno en este deporte solo necesitas ganas de aprender, ganas de superarte día a día, de siempre entrar como si aún tuvieras el cinturón blanco. Siempre tienes que salir con disposición a aprender, con humildad”.
Sobre las diferencias deportivas entre país y país, comentó que “acá me tocó ir a Santiago, Rancagua, Chillán muchas veces. Me han acogido muy bien y el deporte siempre ayuda a integrarte mejor. Allá el karate es fuerte. Mi sensei era José Rojas, que me metió a este mundo y aún tenemos contacto. Llegué a Chile a competir, la gente no me conocía y entré ganando, así que fue bacán. Siempre los rivales te miran con respeto, pero no por el país ni lo bueno que eres, es una característica de los que hacemos karate”.
Foto cedida por Adicpa
Lorenzo debe ir en agosto al Panamericano de Colombia, con sus dos compañeros de siempre (Luis Arenas y Joaquín Castro) y su familia esperaba que les financiaran el traslado. La respuesta que tuvieron fue tan inesperada como dolorosa. Nunca les pasó algo así desde que llegaron a Chile.
Su madre, Laidelys Salazar, contó que “Lorenzo lleva dos años en el programa Talcahuano Deportes, que funciona en La Tortuga, de alto rendimiento. En enero, desde la municipalidad, nos dijeron que financiarían los pasajes a los tres deportistas que irán a Colombia. Alimentación y hospedaje lo vemos nosotros. Contábamos con eso, pero en la última reunión nos recibieron otras personas y dijeron que ese beneficio era solo para chilenos. No para mi hijo”.
Quedó sorprendida y golpeada. Explica que “en el Panamericano del año pasado no hubo problemas. Salió en la tele, redes sociales, como deportista de la comuna que ganaba. Ahora nos dijeron que no podían beneficiarlo porque si ganaba los titulares iban a ser: venezolano gana medalla, no chileno. Él ha competido con polera de Chile, chaqueta de Chile y kimono con escudo de Chile. Queremos solicitar su nacionalidad y siempre nos habían tratado muy bien, pero estas cosas son tristes. Decidimos sacarlo de ahí y solo seguirá en el dojo de Concepción. Sus compañeros creo que harán lo mismo, van siempre juntos”.
Y en la mente de los tres solo aparece Bogotá, trabajar duro por una medalla, demostrar cuánto esfuerzo han dado por eso y por el escudo que hoy es su casa.