Faltó solo Maradona en la fiesta, pero desde la eternidad el ‘Barrilete’ seguro celebró con todo viendo como en la tierra, su digno sucesor hizo la tarea.
Un brillante Lionel Messi lideró la tercera estrella para Argentina, en la mejor final de una copa del mundo de la que haya memoria y que se definió recién en los penales, con la figura del capitán y del arquero ‘Dibu’ Martínez, que cumplieron como siempre desde los 12 pasos.
A la postre, triunfo merecido de la albiceleste que, hasta el minuto 80, era el único equipo en cancha. Argentina entendió que era una final y entró concentrado, aguerrido y haciendo gala de buen juego sometiendo a una Francia que era un fantasma.
A los 21’ llegó la jugada más polémica del partido, cuando Di María se escapó por la izquierda y aprovechando una displicente marca de Dembelé, se metió en el área dejándose caer al sentir un leve contacto del francés. El árbitro Marciniak no dudó, el VAR tampoco y Messi no dudó al momento de pararse frente al balón, anotando su 11° gol en mundiales, superando a Batistuta.
Lejos de relajarse, Argentina siguió atacando; los franceses estaban tocados y había que aprovecharlo. Así llegó el mejor gol del torneo, cuando se armó una jugada preciosa entre Messi, Álvarez y Mac Allister , que Di María selló en gol. Las lágrimas del ‘Fideo’ eran justificadas, parecía el golpe de nockaut.
Pero el fútbol es único, todo puede pasar. Cuando parecía que Argentina encaminaba tranquila el título, apareció el factor Mbappé. Primero de penal a los 81’ y, un minuto después, con un golazo definiendo de primera una pared con Thuram. Un 2-2 increíble para el trámite del partido.
El alargue tenía más drama, porque a los 110’ Messi anotaba de nuevo, pero ocho minutos después Mbappé, otra vez de penal, lo igualaba. Los dos mejores del mundo mantenían el partido.
Al final, el destino quiso que todo se definiera en penales, cierre perfecto para un partido inolvidable. Y ahí Argentina fue más certero, con Messi otra vez siendo el líder que todos pedían. Así llegó la tercera para la albiceleste, el justo premio para el mejor jugador de esta era por fin levanta la copa y que se despide tocando el cielo, donde seguramente le dará la mano al Diego.
