Deportes

Cambió velocidad por los remaches y siempre va al ataque

Sergio Canales es oriundo de Angol y defiende a la UdeC, con los que ha logrado títulos como equipo y ha competido en el tenis de mesa a nivel nacional. Vive su útimo año de estudio y no quiere dejar pasar ningún tiro.

Por: Paulo Inostroza 03 de Octubre 2022
Fotografía: Cedida

Sergio Canales ganaba algunas medallas corriendo, pero de repente frenó y cambió de rumbo. Tomó la paleta, le empezó a ir bien y no paró más. Hoy asegura que no la deja al lado ni para dormir, son uno. Tiene 24 años y es de Angol, pero vive en Concepción pues está terminando su último año de Química y Farmacia en la UdeC. Desde ahí va directo al otro lado de la mesa y pide un último remache. La pandemia le quitó tiempo y competencias, pero no las ganas.

De sus inicios, cuenta que “siempre he sido fanático del deporte, desde chiquitito, y creo que es cosa del destino que haya llegado al tenis de mesa. Hice atletismo, badminton, hockey y en todos me iba más o menos bien. En atletismo gané algunas corridas de 10 y 15 kilómetros, pero me pegué un cambio grande entrando a la Enseñanza Media”.

¿Y cómo llegó a esta disciplina? “Empecé en Angol, en unos talleres de verano. Vi un anunció, me metí a probar y no salí más de ahí. Me gusta este deporte porque es de decisiones rápidas, hay que responder todo al instante, no te da más tiempo. Es entretenido gritar y sentir cada punto, sacar remaches ganadores, genera una vibra bien especial”.

De su estilo de juego apuntó que “a mí me gusta atacar. Hay jugadores que son defensivos y muy buenos, pero a mí no me acomoda. Tengo que salir siempre al ataque y se me da bien. Más allá de que aquí todo es rápido, hay que pensar harto, entender donde va la pelota, jugar con el rival. Mientras juegas debes descubrir las fortalezas del rival y donde puedes ganarle. Es un juego de harta inteligencia y paciencia”.

Nacionales y pandemia

También recuerda quienes le enseñaron, sobre todo, cuando hacía sus primera armas y precisa que “Luis Vega, de Angol, fue mi primer entrenador y me enseñó mucho. Después me fui a jugar a Los Angeles al club Angelina y en mi ciudad defendí a la Asociación de tenis de mesa de Angol. He tenido como cinco profesores en mi carrera y de todos he sacado algo y aprendido”.

Venía en racha, pero se cortó por el Covid. “Últimamente no he estado en muchos torneos por culpa de la pandemia, pero antes gané hartos campeonatos en categoría infantil y juvenil, tengo campeonatos regionales, inter regionales y así hasta los 20 años. Después fueron más de dos años donde se paró todo. La pandemia fue horrible porque no se podía entrenar ni competir, se extrañaba todo eso. Los gimnasios estaban cerrados y se perdieron los Nacionales de los dos últimos años”.

Hasta que empezaron a regresar lentamente, con mascarilla puesta y recuerda que “la vuelta después del virus fue algo especial, volver a esa vibra de encontrarte con muchas personas que disfrutan lo mismo que uno, compartir eso, competir, ver cómo estás, todos llegamos muy motivados. En la UdeC estamos a cargo de Mauricio Bernales y la selección tiene que compartir con los talleres. Tenemos un buen grupo con gente que está en la misma onda, hay conexión”.

Tiene experiencia en Adesup y asegura que “a nivel local somos fuertes y el otro que tiene buen equipo es la UBB. A nivel nacional me ha tocado competir y la Usach y Universidad de Chile son muy buenos equipos. Acá no se juega individual, no ganas con uno bueno, se suma por equipos”.

Está cerca de terminar la carrera, pero se enamoró de este deporte. No se ve sin él. “Este será mi último año a nivel Adesup y voy a darlo todo, ganar todo lo que se puede y disfrutar. Mi carrera no tiene nada que ver con deporte y es bien complicada y requiere mucho tiempo, pero siempre hay un espacio importante para el deporte. Cuando uno anda medio sobrecargado de materias y trabajos, sales a hacer deporte y recargas energía. Es algo que no se puede dejar”.

Etiquetas