Camila Needham tiene 14 años, practica squash y se alza como la mejor de Chile en su categoría. Su padre y ella repasan su historia y piden más apoyo para una disciplina que otorga múltiples beneficios.
“Si vas a un colegio y le preguntas a un niño por el squash, seguramente te dirá ¿qué es eso?” La reflexión es del padre de uno de los grandes talentos que silenciosamente crecen no sólo en el Biobío, sino que en Chile, en una disciplina costos de practicar en cuanto a lo monetario y que, por lo mismo, está lejos de ser popular.
Camila Needham tiene 14 años y compite desde los 8 en el squash, un deporte que representa algo más que una raqueta y una pelota no sólo para ella, sino que para toda su familia. “Quien empezó a jugar fui yo, que soy viudo. Ahí mis tres hijas quedaron solitas, me empezaron a seguir en este deporte, en la que fue la mejor terapia que pudieron haber tenido”, agregó Pablo Needham, el padre de la protagonista, que en el último tiempo salió a competir a un panamericano en Colombia, además de campeonatos en Bolivia, Paraguay, Estados Unidos, entre otros lugares.
Cuando pequeña y mientras daba sus primeros pasos en el squash, Camila practicaba remo, aunque rápidamente se enamoró de una disciplina en la que hoy es la mejor del país. “A contar de la categoría Sub 11 empezó a ser la número uno del país, luego pasó por la Sub 13 y ahora está en la Sub 15. Entrena con sus hermanas (Constanza de 20 años y Paula de 19) e incluso le gana a los hombres”, añadió su padre.
¿Y qué dice ella sobre si misma? De pocas palabras y de esas chicas que prefieren demostrar en cancha más que hablar, Camila cuenta que “el squash me ha dado experiencias y viajes tremendos. Gracias a ello y el apoyo de mi familia he crecido muchísimo y sigo motivándome en este deporte. Es una disciplina muy familiar que disfruto demasiado, ya que me aísla y despeja de distintos temas”.
Entre prácticas y competencias, Camila estudia en el Almondale San Pedro, donde compatibiliza muy bien las cargas tanto académicas como deportivas. “Le ha sido muy normal rendir en ambos frentes. Ha seguido la horma de sus hermanas, nunca reprobando un ramo ni nada por el estilo”, asegura con orgullo el padre de Camila, una chica que por lo menos antes de la pandemia, iba al colegio y después se dedicaba a entrenar. El panorama cambió del cielo a la tierra en los últimos dos años, ya que estando incluso fuera del país compitiendo, se ha podido conectar vía Zoom a clases. “Si no logra ingresar a alguna, luego se pone rápidamente al día”, agrega Pablo.
Camila tiene la fortuna de contar con el apoyo familiar, teniendo las facilidades para entrenar día a día en los Campos Deportivos Llacolén. Sin embargo, su realidad no es la de todos quienes practican squash no sólo en Biobío, sino que en todo el país. En esa línea, Pablo Needham hizo un llamado a trabajar para el crecimiento de esta disciplina. “Siendo Concepción una zona de frío y lluvia, sería ideal contar con gimnasios de squash, que al igual que las canchas de básquetbol o baby fútbol son techadas y se puede jugar en cualquier época del año. El squash no es muy masivo, pero se considera uno de los mejores deportes por la capacidad física que se necesita para jugar, en cuanto a la entrega, resistencia, estrategia, mete, elongación, etc. Es una disciplina súper completa”, dijo.
En esa línea, complementó que “ojalá se ayudara con auspicios o arriendo de canchas. Camila tiene la suerte de entrenar en Llacolén, pero hay niños que deben pagar canchas que no son baratas. Lo que sería, por ejemplo, rescatar a unos 10 niños para que practiquen este deporte y que así no caigan en las drogas o ser obeso. En este deporte se requiere harto pulmón, pero en Chile aún estamos en pañales”.
Finalmente, Camila destacó la figura paterna, asegurando que “él siempre nos ha apoyado y es un pilar fundamental. Si no hubiese sido por él, probablemente nunca habría jugado squash. Pensando en el futuro, quiero seguir jugando y no pienso dejar el deporte, aunque estudiando y luego trabajando”.