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Rocío Escobar y el deporte, un amor a primera vista

La estudiante de ingeniería comercial de la Universidad del Bío-Bío, repasa su etapa deportiva escolar y sus últimos años ligada al básquetbol y hándbol. “Más allá de lo competitivo, el deporte sirve para fortalecer lazos”, aseguró.

Por: Carlos Campos 26 de Abril 2021
Fotografía: Cedida

No comenzó tan chica como otros talentos de Adesup, pero una vez que el básquetbol y Rocío Escobar se juntaron, no se volvieron a separar.

Y no era fácil. “Soy de Tirúa y no hay mucha actividad deportiva ni básquetbol. Partí cuando iba como en octavo básico, mi hermana me invitó y fue entretenido, después la profe me siguió invitando y seguí yendo a jugar. En ese tiempo iba en el Liceo Gabriela Mistral”, recuerda Rocío.

De ahí, jamás se detuvo. “Altiro me gustó el básquet, participé de provinciales, comunales y regionales. Fue una etapa súper linda. Me acuerdo que viajábamos a Lebu, Conce y lo pasábamos muy bien con mi grupo de compañeras. Por mi colegio participaba en los juegos del IND, aunque nunca fui más allá ni estuve en algún club o algo. Como vivía en Tirúa, me costaba mucho viajar a Cañete o salir a otro lugar, no era fácil”, agrega Rocío.

Realmente la pasión por practicar deporte debía ser grande como para esforzarse entrenando, viajando y dedicándole tanto tiempo a jugar básquetbol. “Realmente me gustaba y lo disfrutaba mucho, era mi distracción. Viajar, ir al colegio, entrenar y devolverme a mi pueblito. De Tirúa a Cañete es como una hora aprox. en buses rurales y todo. Era media complicada la vuelta, sobre todo después del entrenamiento”, agrega la estudiante de ingeniería comercial en la U. del Bio-Bío.

Doble esfuerzo

Rocío entró a la universidad en 2017 y más allá de los certámenes y trabajos que debía realizar, no dejó de lado su deporte favorito, e incluso sumó otro. “Por iniciativa mía de inmediato me inscribí en básquet y empecé a jugar en la selección de la “U”, aunque también un tiempo después entré a hándbol. Siempre me mentalicé en seguir jugando y entrenando. Soy alero derecho, me gusta anotar y defender. Dentro de mi equipo soy de las que suele correr para defender con harto esfuerzo”,

¿Cómo se las arregló para jugar y entrenar al mismo tiempo en ambas disciplinas y a la vez no descuidar los estudios? “Siempre hice los dos deportes y me ha costado detenerme a ver cuál me gusta más. En el colegio coincidían los entrenamientos a veces, tenía que ir de aquí para allá y todo”, comentó, añadiendo al respecto que “Era complicado hacerse el tiempo a veces, pero estaba acostumbrada y debía hacerlo. El deporte era una forma de distraerme también, porque estaba sola con mi hermana en Concepción y ya era parte de la rutina”.

Y como la vida da vueltas, María José, su misma hermana que desde pequeña la llevó a jugar al colegio, en un momento fue su rival a nivel universitario. “Fue chistoso, justo me tocó marcarla y lo pasamos bien. Pero discutimos y me costó, porque era mayor. Ella estudiaba kinesiología en la U. Andrés Bello, pero salió el año antepasado”.

Sus mayores alegrías las tiene en el básquetbol, porque el hándbol en su universidad partió recién en 2019. “Nos ha ido bien en Adesup, siempre tercer lugar, segundas o bien arriba peleando. En general es difícil competir contra la UdeC, van siempre primeras. En lo que llevo, una vez peleamos para clasificar a un Nacional, pero no lo logramos. En hándbol la rama es nueva y nos falta para estar arriba, pero todas las niñas son súper comprometidas”, asegura Rocío, quien con 22 años ya está cerca de cerrar años exitosos a nivel universitario.

Dura adaptación

Rocío es una de las estudiantes-deportistas que han sufrido con los obstáculos que hay para practicar deporte en medio de la pandemia. “Ha sido súper complicado porque regresé a mi pueblo y ni siquiera es como que haya instancias para hacer deporte. A veces salía a trotar o entrenaba en línea, pero es complicado perder o cambiar la rutina completamente. El encierro enreda todo. Fue de un día para otro que se acabó todo entre el estallido social y la pandemia, nadie nunca pensó que algo así podía pasar. Creo que tristemente ya no alcancé a jugar más por Adesup … pero nada que hacer”, agrega con resignación.

Finalmente, la estudiante de la UBB sentenció que “mi conclusión es que el deporte sirve para distraerse, trabajar en equipo, fortalecer lazos y amistad. Eso deja mucho más que la competitividad. Por ese lado lo veo yo. Me gusta practicar deporte y por mí los jugaría todos, pero quizás no se me ha dado la oportunidad. Es súper relevante practicar en la U y el hecho de dejar una hora para entrenar, ya te distrae mucho. En mi caso, desde chica he estado haciendo algo casi todos los días”.

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