Deportes

Juntas en todas: amigas y acostumbradas al podio

Por: Paulo Inostroza 23 de Abril 2021
Fotografía: José Ignacio Palma Sotomayor Director Nacional de Aduanas. Como en todo el país durante este último año marcado por el avance de la pandemia en el mundo, el trabajo de las funcionarias y funcionarios del Servicio Nacional de Aduanas se ha visto llevado al límite por las condiciones en que se debe desarrollar y por […]

Josefa Quezada contesta su teléfono temprano. “Llámame en un ratito, estoy con un paciente”. Sí, recién había sido campeona nacional en 1.500 metros y plata en 800, pero al otro día ya estaba de vuelta a la consulta. Monserrat Sabag, en tanto, atiende su celular cuando las clases se lo permiten, estudia cuarto año de Bioingeniería en la UdeC. Un día antes estaba celebrando un bronce y una plata en Santiago. Así es la vida de constancia y esfuerzo de estas destacadas atletas, con mucha historia en común.

Entrenan en el Club Diamantes de Coronel, con Jorge Grosser. Josefa cuenta que “el último mes no pude entrenar tan bien por una lesión. Por eso quedé conforme con lo que hice en el Nacional, aunque una siempre quiere mejores marcas. En los 1.500 metros subimos al podio las tres del Biobío y era algo que yo esperaba. Entreno con la Monse hace dos años y me siento como su hermana mayor. Es lindo que se genere ese compañerismo en medio de un deporte que es tan competitivo. Lo mismo pasa con la Pauli (Paulina Burgos). Nos hace bien la competencia, mejoramos gracias al nivel de la otra”.

La campeona de 1.500 advirtió que “en mediofondo siempre las mejores atletas han sido de acá del sur y es lindo que se puedan hacer torneos de buen nivel en medio de una pandemia. Nosotras no entrenamos pensando en los 800, esa prueba la corremos porque nos gusta y salir segunda está muy bien. Y al otro día vuelvo a lo mío, trabajo hasta los sábados y también en el hospital de Arauco. No me sobra el tiempo, pero llevo diez años así y hay que ser disciplinada”.

Monserrat llegó desde Santiago y se quedó en el departamento de Josefa. “Sí, es la hermana mayor”, sonríe y agrega que “ella es seca, es un ejemplo para mí. Cuando iba corriendo y vi que no estaba tan lejos, supe que ando mejor. Ella se dispara. Con la Pauli era peleado el otro puesto porque ella me ha ganado antes, pero en los últimos 500 metros me di cuenta que ya me había despegado y no me iba a alcanzar. Una saca cálculos con sus marcas y esperaba el podio. Ahora, ¿quería mejor marca? Siempre”.

De su entrenamiento en tiempos de pandemia, confesó que “con los permisos colectivos se facilitó todo. Antes entrenábamos donde fuera, cerca de la casa, en el horario de las 7 de la mañana. La Asociación se movió harto. Con la pandemia quedan las clases grabadas y eso igual me ayuda. Bueno, los profesores son flexibles cuando necesito ese tiempo y me ordeno. No puede ser todo estudio, siempre es bueno tener algo más que te apasione”.

Sobre ese mismo punto, sostiene que “este es el momento donde más debemos valorar los beneficios del deporte, pero no se ha hecho, no se le saca provecho. El deporte te ayuda a la salud física y mental, pero también a lidiar con el encierro, los problemas como depresión, los suicidios. Tenemos números preocupantes en todo eso, en la obesidad, y el deporte es la herramienta para estar mejor”.

Y así llega la tarde y ambas vuelven a pensar en el cronómetro y en la carrera que viene, sin quejarse de nada. Mirar atrás es perder un par de segundos. Josefa y Monserrat se vuelven a encontrar en la meta, en el podio. Dos medallas seguras.

Etiquetas