Deportes

Florencia Hernández y sus sueños del otro lado de la red

Cursa Tercero Medio en el Almondale Lomas y lo suyo es el vóleibol, deporte con el cual superó su timidez y aprendió cómo lograr metas trabajando en equipo.

Por: Paulo Inostroza 19 de Abril 2021
Fotografía: Cedida

De pequeña hizo ballet, básquetbol, probó con el hándbol e, incluso, el violín. “Hasta que encontré el vóleibol y nada me había enamorado tanto”, relata Florencia Hernández, alumna de Tercero Medio en el colegio Almondale Lomas. Cuenta que “cuando chica me hacían bullying y el deporte me ayudó a superar mi timidez. Ha sido muy importante en mi vida”. Y a nivel Adicpa es una de las jugadoras destacadas del Biobío.

¿Y cómo llegó al mundo de los remaches y elevaciones? La “Flo” repasa que “el 2016 estaba en el otro Almondale, de San Pedro de la Paz, antes de cambiarnos de casa. En realidad, iba a meterme a otro taller y, como no había cupos, le dije a una amiga que entráramos a vóleibol. Ella se salió después de un tiempo y yo sigo aquí. No salí más”.

Al explicar qué le atrapa de esta disciplina, destaca que “me gusta mucho que sea de equipo. O sea, el básquetbol y otros también lo son, pero acá ninguna gana sola. Yo soy buena en eso, en hacer cualquier cosa para que la pelota no caiga, lo haces por el grupo. Yo juego de armadora o punta, pero en realidad no tengo una posición tan fija. Acá llegué a la selección siendo la más chica, como dos cursos menos que el resto, pero en la cancha somos todas un solo equipo”.

Luis Chávez fue su primer profesor y ella apunta que “ha sido súper importante porque me enseñó cuando recién empezaba este deporte y luego nos volvimos a encontrar en la UdeC, donde también juego hace un tiempo. Otras profesoras importantes han sido Nicole y Francisca Bravo, que nos motivan harto durante la pandemia. Ellos me han guiado en esto. También ha sido clave mi papá (Rodrigo), que está en todas conmigo, va todos los fines de semana a verme y hasta me graba y ahí vamos viendo lo bueno que hago y qué corregir. Somos yuntas, aunque siempre fue de jugar fútbol”.

Encerrada en casa

De su llegada al club de la UdeC cuenta que “un día, por el colegio, jugamos contra el San Ignacio, que es un tremendo equipo, puras niñas grandes. Perdimos por mucho y me sentí mal, quedé muy afectada y empecé a pensar que no estaba haciendo las cosas bien. Mi papá me ofreció irme a la UdeC para seguir mejorando y vi que tenían una rama que empieza como desde los 12 años. Ahora ya estoy pensando qué haré después del colegio y quiero entrar acá a la universidad, lograr una beca deportiva. Me gustaría estudiar Kinesiología o Nutrición. También sueño con un día jugar en otro país”.

No ha sido fácil el tema de la pandemia, retrocesos de fase y cuarentenas. Florencia explica que “me salvé en un momento porque mis abuelos viven en Colbún y en las vacaciones pude jugar y estar en una cancha de manera presencial. Allá hay espacio abierto y prácticamente no estaban con contagios de Covid. Usamos la multicancha con gente de un club del lugar. Estuvo bueno porque todas estamos entrenando, pero sin un campeonato en mente, como objetivo. Es como prepararse para nada y eso es fome. Sólo tratamos de mantenernos físicamente, pero lo que más nos gusta es jugar”.

En tiempos de sedentarismo, recomienda que “el deporte ayuda mucho y, sobre todo, a los niños. El vóleibol te hace desarrollar la personalidad, que es algo muy importante para el juego y para la vida. El deporte te hace más sociable, te enseña a trabajar en equipo, a superar la frustración y hace bien a la salud. A mí el vóleibol me sacó lo tímida y es bueno encantarse con algo que sabes que te hace bien”.

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