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Eloy García, figura del handbol Adicpa y la pasión que lo sacó del fútbol para hacerlo grande en el parquet

Mediocampista de calidad en el fútbol infantil, este hualpenino se encontró, sin querer, con un deporte que trastocaría todo su gusto por el deporte. Tanto así, que con una pelota en las manos y vistiendo el uniforme del colegio Salesiano, grabó su nombre en la lista de los grandes jugadores de Adicpa. La selección chilena también supo de él.

Por: Samuel Esparza 03 de Agosto 2020
Fotografía: Cedida

Lo suyo era el fútbol, en las canchas de Hualpén, y siendo sólo un niño labró su calidad como mediocampista “de buen toque, pases largos y rey de los córners”. Todo indicaba que con la pelota en los pies se haría un espacio en el competitivo ambiente regional, bajo el alero de la escuela de Colo Colo.

Pero el deporte es un valle de muchas sendas y, a veces, sorprende con destinos impensados. De eso sabe bien Eloy García (18), que ni supo como terminó en un gimnasio entre saltos y lanzamientos en suspensión; y por cierto, con la pelota ahora en las manos.

Fue en el Colegio Salesiano donde conoció el balonmano y, con esa misma camiseta, se convirtió en uno de los grandes protagonistas de la liga escolar Adicpa, en siete años de entrega y calidad.

Pasión a primera vista

“No creí que haría otro deporte que no fuera fútbol donde partí a los seis años. Pero cuando estaba en quinto básico entré al Salesiano y había que elegir una actividad. Como ya hacía fútbol, opté por el handbol, sin sospechar que se convertiría en una pasión. Fue como un amor a primera vista, lo encontré divertido, diferente a todo lo que había hecho; por eso, no paré hasta que salí del colegio”, apunta.

Su base física, luego de años en el fútbol, le ahorró un buen tiempo de trabajo. Tenía fuerza en las piernas, gran salto y rapidez, debiendo agregar sólo poder en los brazos, además de motricidad en sus extremidades superiores para pensar en ser un jugador de calidad.

Aunque hubo un paso que resultó decisivo para transformarse en figura de su nuevo deporte favorito. “Me decidí a dejar el fútbol, llegó un momento en que ya no me entusiasmaba tanto como el balonmano, pese a que tenía muchos amigos en la escuela. Creo que eso fue clave, era como que había que dejar una cosa para empezar a brillar en la otra”, reconoce.

La consagración

Pese a que en un par de años ya se había alzado como el más destacado handbolista de su categoría y uno de los mejores de Adicpa, los resultados junto al colegio Salesiano no llegaron de forma inmediata. Costaba armar el equipo y que todos se comprometieran, aunque en lo personal seguía puliendo su juego seguro, que pronto sería un factor desequilibrante.

“Estaba en sexto cuando jugué el primer partido de Adicpa, ya que como siempre faltaban jugadores, así empecé a sumar encuentros. El primer tiempo no fue de resultados, pero con los años el equipo se fue afianzando, llegaron los triunfos y algunos jugadores empezamos a alternar con las categorías más grandes”, comenta.

En las series cadetes y juvenil llegaron los grandes momentos, el mejor de todos en 2016, cuando su colegio logró el tercer lugar del torneo Adicpa, luego de derrotar al duro equipo de Pinares.

Al año siguiente, Eloy se integró al reconocido equipo de los Viejos Galos de Patricio Polic, donde después de un tiempo recibiría la invitación para probarse en la selección chilena de la especialidad.

“Eso fue lo máximo, me tocó estar cuatros días en Santiago y quedé muy conforme, porque no me sentí menos que nadie y dejé una buena impresión. Fue un entrenamiento muy exigente, había excelentes jugadores de todas partes de Chile, lo que hacía que te presionaras y subieras tu nivel para poder estar a cuenta; eso te hacía ser mejor”, relata.

A esa altura, Eloy ya era capitán en el Salesiano y en su puesto de central sacaba provecho de su velocidad y capacidad de estrategia, que por largos años lo hicieron protagonista de Adicpa hasta fines del año pasado, cuando dijo adiós a la enseñanza media. De ahí sus gratos recuerdos hacia la competencia.

Adicpa fue una muy buena experiencia, me divertí mucho jugando con otros colegios, además de aportarme valores como responsabilidad, disciplina y constancia. Es algo que se guarda para siempre”, sentencia el hoy estudiante de Ciencias Físicas de la UdeC.

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