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Nicole Innocenti: si no te abres paso con la espada, siempre es posible con una paleta

Llegó a la Universidad del Bío Bío cuando ni siquiera había rama de tenis de mesa y por este inconveniente terminaron armando un equipo competitivo junto a la sede de Chillán. Confiesa que siempre fue un poco vergonzosa, pero el deporte saca lo mejor de su potencial, incluso, ya pudo competir internacionalmente en Lima.

Por: Paulo Inostroza 27 de Julio 2020
Fotografía: Adesup

Juega tenis de mesa desde los 10 años y nunca había estado tanto tiempo sin intercambiar golpes. “No tengo mesa en la casa y tampoco nadie que juegue. Ni de pasatiempo he podido jugar”, cuenta Nicole Innocenti, quien desde hace varios años viene siendo la paleta más destacada de la Universidad del Bío Bío. “No son muchas mujeres ni tenimesistas acá. Me han premiado todos los años”, bromea, dentro de una realidad que ella llegó para cambiar.

Desde el colegio viene compitiendo en los torneos de Adicpa. Nicole contó que “de chica también practiqué fútbol y básquetbol. Un día me metí a tenis de mesa, sin tanta expectativa. Tenía una profe que no le pegaba mucho, pidió licencia y en ese momento aparece el profesor Francisco Finschi. Ahí empecé a practica y aprender más. Fui mejorando”.

Pero también estuvo un tiempo lejos de la disciplina. “Dejé el tenis de mesa como tres años y retomé cuando me invitaron a jugar en la universidad. Lo que me gusta de este deporte es que requiere mucha práctica, mucha técnica y siento que todos lo miran en menos, pero el desgaste físico igual es grande. También es muy psicológico porque es uno contra uno y todo lo que pase depende de ti. Ahí te encuentras con rivales que gritan, tratan de sacarte del juego. Tiene muchos detalles”.

Y así mismo, recuerda cuando recién empezaba en esto y relata que “cuando era chica me daba mucha vergüenza cada vez que me tocaba competir, a mis papás les decía que mejor no fueran a verme. Ellos me han apoyado harto, porque veo otros papás que meten mucha presión a los hijos y terminan desencantados. No disfrutan jugar. Mis papás siempre me apoyaron y me dijeron que si me iba a comprometer en un deporte, que practicara, que entrenara. Bueno, con el tiempo fui perdiendo esa vergüenza y ahora cuando juego ya ni pienso en el público, que es muy de aplaudir entre los puntos o en la parte final del juego”.

Desde cero

Volvió a tomar la paleta en la UBB, donde cursa Cuarto de Ingeniería en Construcción, pero se encontró con un inconveniente no menor. “Cuando llegué no había rama ni teníamos para hacer un equipo, había pocas mujeres interesadas. Yo quería jugar por equipos y era una. El profesor ahí es Carlos Vega. Surgió la idea de unirnos con la sede de Chillán, donde está el profesor Rodrigo Moraga. Ahí nos empezó a ir bien, jugamos final Nacional Fenaude y el año pasado nos tocaba jugar Nacional en Punta Arenas. El que no pudo hacerse por el estallido social. Me ha tocado jugar en Valparaíso, Antofagasta y hace no mucho fuimos a Lima”, asegura la coronelina de 21 años.

Experiencia que la dejó marcada, con una motivación extra para seguir detrás de la mesa. Nicole advierte que “después de tantos años en un deporte se pierde un poco la motivación, la pasión. Como que necesitas cosas nuevas. Por eso fue tan lindo lo de Lima. Fue espectacular salir del país, mi primera vez afuera, compitiendo a un nivel altísimo. Estábamos en la Copa Regatas, donde el nivel es algo que tú no ves acá, de todo. Te das cuenta que puedes competir con tenimesistas así, pero tienes que prepararte aún más. Quedé con ganas de volver, íbamos a hacerlo, pero justo vino la pandemia. Si me preguntas qué me gustaría hacer todavía en el tenis de mesa: viajar, jugar afuera”.

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