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Cómo la pandemia cambió la vida del profesor de Educación Física

Adecuarse a nuevas plataformas, distintos tiempos de planificación y extrañar a los alumnos es su impensado presente. También, la inestabilidad laboral, sobre todo, para quienes trabajan en gimnasios o colegios. Son 80 días de “anormalidad”.

Por: Paulo Inostroza 08 de Junio 2020
Fotografía: Cedida

El ‘profe’ Nibaldo Hernández estaba feliz porque el colegio tenía su nuevo gimnasio, recién entregado, y en torno a ese espacio planificó el año. De golpe, tuvo que cambiar todo. Rodrigo Vergara hacía clases para los adultos mayores de una caja de compensación, pero él y todos sus colegas fueron despedidos. Historias que no son aisladas. Esta es la realidad de los profesores de Educación Física, que hoy sacan fuerza a través de plataformas online, principalmente, y muchos con temor a la inestabilidad laboral. Como sea, se reinventan y siguen de pie, aportando en tiempos donde la actividad física es doblemente necesaria.

Rodrigo cuenta que “está complicado todo, especialmente para quienes trabajan en gimnasios. Son los más perjudicados. En mi caso, trabajo como personal trainer a domicilio, donde he mantenido alumnos y otros se han bajado, por razones que uno entiende. Además de mascarillas y guantes, debo mantener una distancia de dos metros con los alumnos, usamos sanitizador de pies. Ahí me mantengo, porque la otra entrada económica que tenía ya no va más”.

De ese tema detalla que “trabajaba con adultos mayores, tres veces a la semana. Tenía hasta personas de 80 años y para ellos es su panorama, no faltan nunca. Uno también se encariña con ellos, hacen amistades, después comparten un cafecito. Es muy terapéutico. Planteamos la opción de hacerlo online, pero nos despidieron a todos. Cero posibilidad. Es triste también para ellos, por lo anímico y porque un adulto mayor que se mueve, y uno que no presenta muchas diferencias de salud. El ejercicio les ayuda a la motricidad, coordinación y evita dolores”.

Y, también, tiene alumnos que prefirieron seguir el trabajo personalizado, pero en línea. “En mi caso es uno a uno, así que no he necesitado plataformas nuevas de reuniones más masivas, pero sí me he instruido, debo hacerlo. Ahí me pasa que tengo que adecuarme a lo que cada persona tiene en su casa. En algunos casos, hay que ser bien ingeniosos y sacarle partido al bidón con agua, al kilo de arroz. Todo sirve”.

Nibaldo, en tanto, trabaja hace 5 años en el Instituto Humanidades de Chiguayante y explica que “nada de lo que planificamos para este año se pudo hacer como pensamos. Tenemos una plataforma interna para trabajar y hacer actividades, hay harto trabajo para enfrentar este cambio y reinventarse, pero hay dificultades. Qué pasa si alguien no tiene conexión a Internet o computador. Qué pasa si en una casa hay tres niños y tienen clases a la misma hora, cómo se reparten el computador de la casa. En ese escenario hay que tratar de lograr los objetivos”.

Tiene 11 cursos, partiendo desde Sexto Básico, y detalló que “antes tenía dos horas a la semana con cada curso, ahora es una vez a la semana, con clases prácticas de una hora y videollamadas, donde no siempre pueden asistir todos. Lo importante es mantenerlos en actividad y debes planificar y desarrollar actividades pensando en los implementos que puedan tener en casa y aprender ciertas aplicaciones y plataformas que antes uno no usaba casi nada. La tecnología puede ser una dificultad para algunos profesores que no eran tan metidos en el tema y también hay alumnos que no la manejan tan bien. Debe funcionar de ambos lados”.

Y sus tiempos han cambiado. “Los veo menos, pero paso todo el día en eso. Antes uno respondía dudas en la sala de clases, pero ahora debes estar para atenderlos en tu teléfono. Pongo horarios, pero a veces te llegan preguntas a las once de la noche, una de la mañana. Yo soy profesor de planta, pero tengo colegas que son encargados de talleres, actividades extraprogramáticas y para ellos ha sido muy duro. Todos boleteaban y ya no ejercen ese trabajo. En los gimnasios, se han acogido a la Ley de Protección al Empleo. Muchos están haciendo baile entretenido o zumba en Instagram y buscando ingresos ahí, pero no es lo mismo”.

Desde la pantalla

De estar todos los días viendo a sus alumnos, a mirarlos del otro lado del computador o el celular. Un cambio más que brusco. Ángela Torres es profesora del Gimnasio del Ester Roa Rebolledo y explicó que “es extraño. Cuando pides algún ejercicio, por ejemplo, nunca sabes si realmente la están realizando o si se hace correctamente. En el gimnasio, presencialmente, tú estás siempre ahí para corregir, ir analizando. No soy muy tecnológica, pero me he ido metiendo en las plataformas nuevas y los alumnos también. Reabrimos un Facebook que teníamos del gimnasio y había gente que ya nos seguía. Funciona con clases de lunes a viernes”.

¿Y cómo ha sido la respuesta de la gente ante esta modalidad? “Mira, las clases son a las 18:30 horas y en la mañana mandamos algo para que se vayan preparando. Antes de la pandemia, yo tenía 25 alumnos en cada uno de mis tres módulos. En total, 75. Ahora es difícil saber cuántos están conectados realmente, pero uno ve que hay más de 400 reproducciones y creo que es bueno. Antes de todo esto, estaba súper nerviosa porque me preguntaba cuántos iban a participar, si tal vez no habría respuesta. Es nuevo para todos”, expresó.

Todos los profesores del gimnasio mantuvieron la pega. Ángela comentó que “somos como 50 y la municipalidad nos dio la opción online, pero no en todos lados fue así. En otras partes, hubo muchos colegas que se quedaron sin trabajo, porque se mantuvieron sólo las clases de zumba. Muchos están haciendo clases en alguna plataforma y tratan de generar ingresos, otros hasta están vendiendo cosas. Yo también hago clases de pausa activa en empresas y eso ya no puedo hacerlo. Es un ingreso menos”.

Diego Cid trabaja con niños de 5 a 14 años en la escuela de fútbol de Huachipato en Hualpén, junto a Carlos Fuentes y Carlos Espinoza. El “profe” cuenta que “empezamos con clases una vez a la semana, a través de Zoom, que antes de la pandemia no lo conocía, pero es bastante sencillo. Los niños necesitaban sentirse en contacto con sus compañeros de alguna forma. Los tengo en silencio sí cuando tengo que explicar algo. Los de las series más grandes entienden todo a la primera, a los más chicos habrá que repetirles más y mostrar cómo se hace cada ejercicio. No sirve mostrar una foto”.

El ex volante de Fernández Vial, entre otros clubes, señala que “cuando trabajas con niños, lo ideal es estar con ellos en el mismo espacio, que aprendan a trabajar en equipo, juntos, el compañerismo, valores del deporte. Los veo en las pantallas y se ven felices de reencontrarse, pero quieren jugar otra vez con sus pares. Mi misión ahora es motivarlos para que sigan individualmente y hagan un hábito. Lo más probable es que retrocedan un poco, pero quiero que sea un paso y no tres”.

Y hay que transformarse en psicólogo. Diego explicó que “no les hablo del virus, de cuánto falta para volver a la normalidad ni esas cosas. Ya están todo el día con noticias de ese tipo y prefiero que el momento juntos sea para salir de ese ambiente y generar nuestro ambiente. Esto es igual que en el colegio, para que un profesor pueda trabajar bien necesita que los papás ayuden mucho, ahora más que nunca. Que la motivación parta de casa”.

¿Y qué pasará con Zoom y todas estas plataformas después del encierro? El mediocampista advirtió que “el virus nos obligó a meternos en este mundo y hoy no puedes desconocer estas herramientas. Creo que en el futuro seguirá siendo útil para que no todas las reuniones implique coordinar los tiempos de tantas personas, para realizar charlas con gente que está más lejos. La tecnología bien utilizada es muy útil”.

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