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Importancia de mantener hidratado el organismo

Por: Diario Concepción 10 de Febrero 2020
Fotografía: Archivo

Solange Rivas
Directora de Enfermería Universidad del Desarrollo

El agua, como sabemos, es esencial para la vida, porque participa en las reacciones químicas del organismo, es un vehículo para eliminar los desechos, mejora la digestión y lubrica las articulaciones; además es un potente regulador de la temperatura corporal. En el caso de los lactantes, su cuerpo está compuesto aproximadamente de 70% de agua y en los recién nacidos este porcentaje llega al 80%. Por su parte, las personas adultas tienen aproximadamente un 60%.

Esta agua, es almacenada dentro y fuera de las células del cuerpo y es eliminada normalmente a través de la orina, el sudor, la respiración; también se pierde agua en algunas patologías que presentan vómitos o diarrea. Todos necesitamos reponer el agua perdida, lo cual se logra, en los primeros meses de vida, a través de la lactancia materna o la lactancia artificial.

Cuando ocurre un desequilibrio entre el consumo y la pérdida de agua, se puede producir deshidratación, que tiene consecuencias en varios órganos, dependiendo de su intensidad. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), un adulto mayor sano debería consumir alrededor de 30 ml de agua por kilo de peso. Por su parte, los niños, dependiendo de su edad, necesitan desde 10 ml a 50 ml por kilo de peso.

Por supuesto, la exposición prolongada a altas temperaturas produce pérdida de agua y electrolitos, llevando a la persona a la deshidratación, pudiendo incluso, llegar a un shock térmico o golpe de calor.

Es importante mencionar, además, que la exposición al sol sin protección es causante de quemaduras de distinta profundidad y extensión, siendo los niños menores y los adultos mayores, los grupos de mayor riesgo.

La deshidratación produce daños a nuestros órganos o sistemas. Así, una persona deshidratada puede presentar desde sequedad de piel y mucosas – caso deshidratación leve-, hasta confusión mental, decaimiento, letargo, desmayo, ausencia de orina, taquicardia, respiración rápida, pudiendo llegar incluso al shock y muerte.

Los grupos de riesgo son las edades extremas de la vida, por lo que los bebés y adultos mayores presentan más riesgo de deshidratación. Esto se debe a la falta de mecanismos de regulación de las funciones vitales, las cuales no han sido adquiridas o son inmaduras (niños), o se han perdido (personas de más edad).

La primera señal que indica que se necesita hidratación es la sed. Si no lo hacemos oportunamente, aparecerán señales como falta de sudoración, piel y mucosas secas, ojos hundidos, en el caso de los lactantes, las fontanelas (llamadas comúnmente mollera) se verán hundidas, orina oscura y escasa, llegando incluso en el caso de los niños pequeños a tener los pañales secos. Los signos de gravedad en los adultos mayores son la confusión mental y desorientación, somnolencia sin causa aparente o fiebre. Por su parte, en el caso de los lactantes, si además de los signos ya mencionados, rechazan la alimentación, si se observa muy decaído, debe acudir rápidamente a un centro asistencial.

En todos los casos, es importante destacar que, en nuestra población, el consumo de agua no está integrada en nuestra cultura de autocuidado, siendo muchas veces reemplazada por el consumo de bebidas azucaradas o alcohólicas, como la cerveza, las que incluso aumentan la pérdida de líquido corporal, por lo que se recomienda ingerir agua pura.

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