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Jardines infantiles viven jornada de olimpiadas inclusivas

En el encuentro participaron párvulos de Mundo Cantaclaro, Los Sobrinitos (Agüita de la Perdiz), Chinita Margarita y Háblame de Amor.

Por: Paulo Inostroza 28 de Noviembre 2018
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Pedro corre al lado de Isabella. A los ojos de un adulto, uno de ellos es distinto, porque presenta algún nivel de autismo. En el gimnasio, a los ojos de ambos niños, solo son Pedro y la “Isa”, sin adjetivos de por medio, con mil sueños y todo un mundo en común. Son olimpiadas deportivas, pero distintas a cualquier otra. Hay medallas, copas y alianzas de colores, pero ganan todos. Son las “Mini Olimpiadas”, que reúnen a niños de cuatro jardines de la zona.

“Compiten”, pero así, entre comillas. Aprenden, y muchísimo. Mundo Cantaclaro, Los Sobrinitos (Agüita de la Perdiz), Chinita Margarita y Háblame de Amor animaron este evento en el gimnasio del colegio Los Acacios.

Valentina Pierart, profesora de la escuela especial Háblame de Amor, expresó que “trabajamos con niños que presentan un diagnóstico de trastorno del espectro autista y con discapacidad auditiva, desde los 2 a 5 años. Es primera vez que participamos de algo así y esta instancia ayuda mucho a normalizar la inclusión, desde pequeños. Que aprendan que convivir entre ellos es algo natural. En el autismo hay niños introvertidos y otros que no, y de eso no se sabe mucho, pero qué mejor que el juego y el deporte para incorporarlos de una manera real, que la inclusión no solo sean palabras bonitas”.

Renato Muñoz, de 2 años, recorrió el gimnasio atento a todo lo que pasaba. Fascinado. Su papá, Manuel, comentó que “los niños no hacen mucha diferencia, por lo que me parece una gran iniciativa que a esa edad, los peques de diferentes escuelas y sectores sociales puedan compartir en una instancia recreativa. Más aún para los niños como el mío, que fue diagnosticado con autismo (de la escuela Háblame de Amor), a quien le favorece un montón tener contacto con otros niños y fomentar precisamente ese contacto social y de comunicación, que para ellos es algo difícil y con lo que luchan día a día”.

Y así empezaron a llegar a la meta. Unos antes que otros, pero ninguno supo muy bien si era primero o los otros tres habían llegado antes. Cada uno fue recibido con aplausos, se sintieron campeones y entendieron que competir no se trata de pasar sobre otro. Eso que de grandes, a veces se nos olvida.

Carolina Echagüe M.

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