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Team Chile multicultural: ¿Qué plazo es justo para nacionalizar campeones?

Proyecto de ley del ex atleta, busca bajar el tiempo de permanencia para otorgar la nacionalidad a los deportistas que quieran representar a Chile. Entre apoyos y detractores, se abre una discusión que recién comienza.

Por: Samuel Esparza 01 de Octubre 2018
Fotografía: Andrés Oreña P.

El 31 de mayo de 2017, el Senado aprobó por 27 votos a favor y cero en contra, el proyecto de ley para nacionalizar por gracia al pesista de origen cubano, Arley Méndez. Este había llegado al país como parte de la delegación isleña que participó del Panamericano de Santiago 2013, donde se colgó el oro. Desertando de su equipo, se radicó en Chile para competir por la asociación de Iquique, logrando su mejor rendimiento en el Nacional de 2016, donde batió el récord chileno en la división de 85 kilos con 170 kilos en Arranque, 210 de Envión, y un total olímpico de 380 kilos, marca que lo situó en el primer lugar del ránking panamericano y cuarto planetario.

Desde ahí partió una batalla personal para llevar ese rendimiento a tarimas internacionales con la bandera de nuestro país, algo que le impedía la ley chilena, que exige una permanencia mínima de cinco años para optar a la nacionalidad.

Fue ese manifiesto interés de querer representar a Chile, sumado a su aporte como ayudante del head coach nacional Giorgi Panchev y su gran nivel, lo que lo hicieron merecedor de tal distinción. Premio que el pesista no tardó en agradecer con triunfos, proclamándose en diciembre de ese año tricampeón mundial (Estados Unidos), con oros en Arranque (175 kilos), Envión (203 kilos) y total olímpico (378 kilos); esta temporada, ya se tituló tricampeón en los Juegos Odesur de Cochabamba.

Similar fue el caso de su compatriota y luchador grecorromano, Yasmani Acosta, a quien en diciembre de 2017 también le fue otorgado el beneficio, y quien acaba de conquistar la medalla de oro en el Grand Prix de lucha de Rumania.

Aquellos son dos claros ejemplos de lo que puede ser para Chile la presencia de deportistas extranjeros, quienes, formados en exigentes escuelas y dotados de una genética distinta, podrían significar una revolución para el deporte criollo.

A partir de aquello es que el ex atleta y actual diputado (Evópoli), Sebastián Keitel, presentó un proyecto de ley que busca bajar uno de los requisitos para que un deportista pueda obtener la nacionalidad y así competir representando a Chile. Hace unos días, el parlamentario entregó su iniciativa que busca reducir de cinco a un año la residencia para otorgar la ciudadanía.

Keitel apeló al “reloj biológico” de los deportistas, señalando que “el máximo nivel de un deportista de alto rendimiento dura alrededor de 10 años, hay muchos jóvenes dispuestos a competir por Chile en actividades de alta competencia (…) y este impedimento, pasa a ser un desincentivo”.

La propuesta causó eco en el ambiente deportivo nacional, logrando apoyos de una buena parte de él, pero también críticas, principalmente de aquellos que apuntan a que implicaría “comprar” medallas en otros países. Una discusión donde la Región del Bío Bío también tiene mucho qué decir.

Por un crecimiento histórico

Contactado por Diario Concepción, Sebastián Keitel entregó los lineamientos centrales de su proposición. “La legislación vigente dice que el deportista extranjero que vive en Chile, debe esperar cinco años para poder nacionalizarse y lo que estoy intentando es que se modifique a uno. Como deportista viajé mucho y vi las iniciativas que estaban tomando muchos países para llevar talento foráneo ya en esa época. Hoy en Chile vivimos un fenómeno migratorio, y es absurdo que deportistas de calidad tengan que esperar un tiempo tan largo que los deja sin opción de poder competir”, precisa.

“Acá están llegando cubanos, venezolanos, colombianos, solo por nombrar algunos, que son talentosísimos y que vienen obligados por problemas que viven sus países. Pero esperando cinco años, pierden su plenitud deportiva y el posible apoyo que puedan recibir. Entonces, la idea es que una vez que entren al país, entrenen para mantener su nivel y al año siguiente, puedan competir por Chile. Creemos que a la vez se motivará a los deportistas chilenos a trabajar más fuerte sabiendo que habrán extranjeros de mucho talento, no nos cabe duda que esto potenciará a todo el deporte chileno. Se aproximan Panamericanos y muchos campeonatos, y esto será un tremendo incentivo para todos”, agregó.

Para el diputado, es necesario emparejar la cancha. “Actualmente, tenemos más de un millón 300 mil inmigrantes en el país y a la larga, queremos que todos tengan las mismas posibilidades de vivir como chilenos. El deporte puede ser un tremendo ejemplo para aquellos que buscan mejores condiciones. Hoy se intenta que tengan acceso a educación, a salud y, a través del deporte, se puede dar un tremendo ejemplo”, subrayó.

En ese sentido, Keitel confía en contar con los apoyos necesarios, tanto de sus pares como del Ejecutivo. “Conversé con la ministra Pauline Kantor y quedó entusiasmada, ve con muy buenos ojos el tema e incluso nos ayudará con ciertas indicaciones para perfeccionar el proyecto. El deporte es súper transversal, por lo tanto, en esto no debieran pesar partidos políticos, confío en la Comisión de Deportes de la Cámara porque funciona súper bien pese a los colores políticos; tengo una excelente relación con todos, les expliqué el proyecto así es que apoyaremos las indicaciones y tomaremos nota de cualquier crítica para encontrar la perfección, que es lo que me gusta en cada cosa que hago. Y así, en unos dos meses más, comenzar a buscar la urgencia al proyecto”, clarificó.

Pulgar arriba

A favor de la iniciativa se mostró el destacado entrenador de canotaje y jefe de la Oficina de Deportes del Municipio de Hualpén, Ceffer Olivera, para quien se trata de una idea que puede dar grandes resultados. “Veo que esto elevará el nivel del deporte en Chile, imagina los colombianos que son buenos en ciclismo o halterofilia, o los venezolanos, obviamente, ayudarán porque muchos van a querer quedarse. Lógicamente no será de un año para otro, requiere de un proceso con años de adaptación”, señaló.

A juicio del profesional, con esto se da un salto en integración. “Por eso estoy a favor de estas políticas, además que nos dará representatividad en aquellas disciplinas donde no la tenemos, es decir que en el mediano plazo las federaciones chilenas se verán potenciadas gatillando que tengan la opción de estar en las instancias internacionales, lo que traerá de la mano eventos importantes, inversión e infraestructura. Pero si no nos atrevemos a dar este salto, estaremos estancados “, advirtió.

Olivera ejemplificó con el aporte que ha supuesto para el canotaje nacional el arribo de técnicos foráneos. “El cubano Rolando Rill hizo que despegara este deporte en Chile con la canoa, que es su especialidad, su trabajo permitió que un polo como Laja se desarrollara en un tremendo nivel; donde él ha estado, ha provocado el mismo efecto. Tuvimos a Nina Fisher (alemana), que ni siquiera tenía contrato con el IND y cumplió una labor para aplaudir en Santa Juana generando una fructífera cantera que todavía perdura. Lo mismo que Gualberto Mesa en San Pedro de la Paz”.

Y prosiguió. “Para el canotaje sería muy beneficioso la aprobación de esta ley. Si hablábamos de venezolanos, hubo una época en que ese país fue el primero de Sudamérica en comprar una flota de botes Nelo de última generación, contrataron técnicos y tuvieron un tremendo momento que duró unos tres años, pero la inestabilidad política hizo que eso se perdiera. Nuestro canotaje se verá beneficiado, porque potencialmente pueden llegar ecuatorianos, venezolanos o cubanos que serán abrelatas, y en la medida que tengan figuración internacional, los ojos de las federa ciones internacionales estarán atentos acá”. “Si llegan dos o tres tipos expertos en slalom, no te quepa duda que en un tiempo construirán un centro de alto rendimiento para slalom porque en Chile tenemos escenarios ideales como Pucón”, añadió.

Lukas Jara M.

De similar opinión es Alejandro Gyllen, entrenador de básquetbol y director técnico del Club Infinito. “El proyecto que Sebastián (Keitel) intenta llevar a cabo, es lo que el deporte nacional necesita. Es decir, que deportistas nacionalizados vayan a representarnos mejor como país en el exterior, generará como consecuencia que los deportistas nacidos en Chile tengan que entrenar más duro aún, provocando una sana y mayor competencia que, a la larga, nos traerá muchos beneficios como país en todos los deportes que se practican”, estimó.

Gyllen profundizó en los réditos que tendrá el básquetbol en caso de ver la luz esta propuesta. “El proyecto que se busca implementar es una noticia que nos debería alegrar a todos, ya que se amplía mucho más la gama de jugadores y permite que se eleve el nivel de nuestra disciplina. Considerando a los migrantes venezolanos, estos tienen otro basquet, mucho más atlético y eso nos traería utilidad en el presente, pero mucho más en el futuro. Cuando las nuevas generaciones de padres venezolanos e hijos chilenos comiencen a practicar los deportes, se evidenciará una notoria mejora como país, como sucede en muchas naciones europeas y eso es algo que tenemos que rescatar y aprovechar”, agregó.

A su entender, hay que entusiasmarse con una nueva “raza” de deportistas chilenos, donde será primordial el trabajo de los entrenadores nacionales. “Evidentemente, esta nueva camada de deportistas con genética ‘internacional’ debe ir acompañada de una preparación adecuada tanto en lo físico como en lo técnico-táctico y mental, para lo cual somos nosotros los entrenadores junto con nuestros equipos de trabajo, los encargados de llevar a cabo estos procesos óptimos; los buenos resultados sin horas y horas de entrenamiento, no llegan jamás”.

Ángela Arévalo es presidenta de la Asociación Deportiva de Ciclismo Concepción, que congrega clubes de Los Ángeles, Quillón, Curanilahue, Temuco, Coronel y Concepción. Desde su nicho, la directiva aplaude la idea.

“En este momento todo le hace bien al deporte. Viendo la realidad de campeonatos mundiales y grandes vueltas, además, de los ciclistas europeos o estadounidenses, sólo los colombianos destacan, además de uno que otro ecuatoriano o algún argentino; de Chile, ni hablar. Por eso todo es bienvenido, estamos llanos a recibir cualquier tipo de aporte ya sea humano con algún deportista o de experiencia. No será fácil por las temperaturas que tenemos acá en la Región, no me los imagino en el invierno de acá con tricota y malla, quizás las ciudades del norte se beneficien más, pero uno que llegue acá ya es ganancia”, expresó.

En ese ítem, Arévalo es clara. “Sería iluso pensar que llegará un extranjero con estándares mundiales, pero un colombiano o venezolano sería aporte. Eso sí, tendría que competir en igualdad de condiciones y al mismo nivel que los chicos de acá, y no porque venga de un país con mayor experiencia en la especialidad, tener algún cupo asegurado. O, al contrario, no porque sea chileno debe haber preferencia por sobre un migrante, debe haber igualdad de condiciones para que haya desarrollo real”, cerró.

Otras visiones

Existen voces críticas en el mundo del atletismo que plantean que, en la última década, se viven tiempos de “nacionalizaciones a la carta”, fenómeno que sería provocado por países con apetito inmediato de podio que se apresuran a convencer a jóvenes atletas extranjeros para que alimenten su medallero en los grandes campeonatos.

En el caso europeo, keniatas, etíopes, cubanos, jamaicanos, eritreos, ghaneses y marroquíes integran la nómina preferida de deportistas “part time”, contratados para conseguir metales internacionales.

Justamente, es ese tipo de situación la que hace que el técnico del CER de atletismo, Jorge Grosser, tenga dudas respecto al proyecto. “No estoy de acuerdo con que a la gente que venga a buscar provecho personal se le dé opción de nacionalizarse en un año, porque no lo hacen por interés del país sino propio, afectando a chilenos que tienen años sacrificándose. Sería comprar deportistas sin desarrollar lo que tenemos”, comienza señalando.

“La situación de los inmigrantes es diferente porque ellos vienen a quedarse, son de acá, se sienten chilenos. Me gustaría que el que compitiera por Chile lo hiciera por identificación, agradecimiento o cariño, no que le diera lo mismo, porque eso tiene otro nombre; en la guerra se usa eso de pagar a extranjeros para pelear por un país”, dice el DT, agregando que, “lo barato cuesta caro. Podemos tener un buen equipo, pero no hay desarrollo del deporte chileno, en cambio con los inmigrantes es distinto, porque echan raíces acá, son chilenos”.

Según Grosser, no se trata de un tema xenófobo ni mucho menos. “No podría, porque yo mismo soy hijo de inmigrante tercera generación. Por eso estoy de acuerdo con que los cubanos y otros extranjeros que llegaron buscando nuevos horizontes, tengan la nacionalidad lo más rápido posible porque han venido con sus familias. Arley (Méndez) estuvo varios años en Chile ‘pelando el ajo’ como se dice, sin tener un peso y trabajando en cualquier cosa, tuvo una vida dura, pero aportó y se le dio la nacionalidad merecidamente”, advirtió.

“Distinto -continúa- es ir a buscar un deportista, decirle ‘vente, en un año te hacemos chileno y te damos la beca Proddar y la ayuda que necesites’, porque ahí no hay un desarrollo, sino que se obstaculiza el trabajo de los nacionales. Son lógicas distintas”, aseveró.

Grosser también relativizó el efecto inmediato en las pruebas de atletismo, principalmente de Concepción al sur. “Habría que ver si en este clima se pueden desarrollar como tales. La raza influye harto, pero también el clima porque es difícil ser atleta en un lugar helado; la velocidad, por ejemplo, debe trabajarse en un clima apto”, afirmó.

En el cierre, el experimentado entrenador sintetizó su idea. “Si se va a hacer, debe ser una ley bien estructurada y en pos del progreso del deporte chileno, con especial cuidado por los hijos de inmigrantes para darles todas las facilidades, ya que con ellos tenemos mucho que ganar. Mirando a largo plazo, cambiará el biotipo del atleta chileno, las mezclas de raza harán su trabajo, pero será a unos 15 años o más, segunda generación. Todas las migraciones bien trabajadas son positivas en el deporte, sino que lo diga Estados Unidos”, concluyó.

Al respecto, la destacada mediofondista local, Javiera Faletto, también tiene sus aprensiones. “Me parece injusto irte a un país que no es el tuyo y porque tienes un buen nivel, dejas afuera de becas a deportistas que llevan años representando al país. Yo pregunto, ¿por qué no se piensa una estrategia para mejorar a los deportistas chilenos en vez de traer a extranjeros para que mejoren entre comillas las selecciones? Tengo una contradicción ahí”.

Y añade, “un año de estadía es muy poco para sentir la camiseta nacional, quizás cinco sea mucho, pero pongamos un término medio de tres años. Entiendo que quieren hacer esto porque el deporte chileno está en picada y hemos perdido bastantes deportistas por el tema doping. Cada vez hay menos niños y su nivel es bajo, estaba viendo los resultados de los Juegos Escolares y por ejemplo un niño ganó los 800 metros planos con 2’,32, mientras que en mi época yo fui quinta con 2’:27. Ahí debemos poner el foco, incentivar y ponerle ‘lucas’ a los niños más que traer gente de afuera”, sentenció.

Mucho por perfeccionar

A partir de 2016, Chile modificó la Ley de Nacionalidad permitiendo que los deportistas destacados menores de 18 años, pudieran nacionalizarse (antes era desde los 21 años). Incluso, si se tiene la autorización de los padres, sólo basta tener 14 para hacer el trámite, aunque se mantiene la barrera de los cinco años mínimos de residencia.

El entrenador del CER de halterofilia, Daniel Camousseigt, estima que esa es la forma de confeccionar este tipo de leyes, es decir, paulatinamente. “En primera instancia me parece una iniciativa apresurada que se presta para que se estén nacionalizando deportistas con un propósito inmediato, como es lograr resultados, teniendo como argumento que con buenos resultados necesariamente se puede ampliar la base del deporte, y mi opinión es que no es tan así”, comienza.

Recuerdo años atrás, cuando un país de medio oriente compró medallas de oro pagando un millón de dólares por cada una. Rápidamente se nacionalizaron ocho pesistas búlgaros y tres sacaron preseas doradas; o sea, compraron tres medallas de oro en tres millones de dólares. Es un caso extremo, pero que muestra lo peligroso que puede ser un proyecto si no se hace bien, si no se ponen marcos regulatorios claros, porque en el caso que menciono, no quedó nada para ese país; los búlgaros ganaron, se fueron y para la estadística quedó que ese país tuvo medallas olímpicas en halterofilia sin ser potencia pesística”, cuenta.

Por eso es que para Camousseigt, la iniciativa debe madurarse mucho. “Cuánto tiempo es necesario para que un atleta se sienta chileno y pueda representar al país con propiedad, lo desconozco. Pero en lo personal, conociendo chicos haitianos, colombianos y venezolanos que han llegado a trabajar con nosotros, es un proceso largo; hay una chica colombiana que se nacionalizó, pero lleva siete años en el país. Por eso digo que es un proceso que hay que vivir, esos cinco años que se exigen van formando a la persona que hace amistades, sociabiliza y adquiere afectos; no es alguien que llega, se nacionaliza, invertimos en él y no tenemos certeza si se quedará”.

Si la nacionalización se realiza con orden y respetando los procesos, Camousseigt reconoce que el extranjero es un aporte. “Me motiva montones tener colombianos, cubanos, venezolanos, acá llegó a trabajar un chico haitiano a una empresa de aseo, un día vino a mirar, le pregunté si había hecho pesas en su vida y me dijo que no, lo invité a levantar y al primer intento, cargó 100 kilos de una”.

“Ellos vienen con un gen increíble, en la migración de 1750 a 1800 cuando trajeron esclavos hacia esta parte de América y Centroamérica, eligieron a los mejores porque entre más fuertes eran, más caros se pagaban. Esos genes quedaron y tienen una evolución de años que les permitió desarrollar una potencia única por ejemplo en atletismo, de la que Estados Unidos se ha nutrido a raudales. Insisto que me seduce tener la capacidad de deportistas como los venezolanos o los colombianos que son extraordinariamente fuertes, pero no por eso perderemos el sentido de representar a Chile genuinamente. La pertenencia al país debe estar dada por otros elementos y no por la medalla de oro que puedan entregar”, finalizó

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