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El ejercicio, una cuenta de ahorro para la tercera edad

Por: Diario Concepción 27 de Noviembre 2017
Fotografía: Diario Concepción

Nicole Careaga Romero
Académica de Kinesiología
Universidad San Sebastián

A medida que las personas envejecen se producen modificaciones y alteraciones en su salud física. Son cambios progresivos e inevitables, pero se ha demostrado en varias investigaciones que el ritmo de degeneración puede modificarse con actividad física. En efecto, puede ayudar a mantener o mejorar la condición física, el estado mental y los niveles de presión arterial en la tercera edad.

Cuando un adulto mayor pierde la habilidad para hacer cosas por sí solo (funcionalidad), no se debe solo al envejecimiento. Una de las principales razones es la inactividad, situación perfectamente reversible con el ejercicio.

Debido a que los adultos mayores, hasta hace poco, han estado más bien alejados del escenario activo, hoy emergen con fuerza los resultados de investigaciones que apuntan a que las personas de mayor edad y de todas las edades pueden tener muchos beneficios con el ejercicio. Asimismo, tienen mucho que perder si permanecen físicamente inactivas.

Realizando ejercicios de manera regular previene y retarda algunas enfermedades y discapacidades de la vejez. En el adulto mayor conlleva innumerables beneficios. Por ejemplo, los ejercicios de resistencia ayudan a mejorar la capacidad respiratoria y cardíaca, optimizando el estado de ánimo y aumentando las energías para tareas cotidianas, como subir escaleras, hacer las compras. Previenen y retardan la aparición de males asociados al envejecimiento, como diabetes, cáncer al colon, enfermedades al corazón y accidentes vasculares.

Los ejercicios de fortalecimiento construyen sus músculos. Contribuyen a dar independencia por la mayor fuerza que la persona adquiere para hacer cosas por sí sola. Mejoran el metabolismo, ayudan a mantener el peso y el nivel de azúcar en la sangre. También previenen la osteoporosis.

Los ejercicios de equilibrio evitan un problema muy frecuente en los adultos mayores: las caídas, disminuyendo riesgos de fracturas de caderas y otros. Algunos de estos ejercicios mejoran los músculos de las piernas.

Los ejercicios de flexibilidad son de elongación. Ayudan a mantener la elasticidad del cuerpo con la elongación de los músculos y los tejidos. También mejoran la autonomía e independencia. La importancia del ejercicio se puede resumir en el testimonio de un adulto mayor: “El ejercicio es como una cuenta de ahorros. En la medida que usted invierte más, usted va a obtener más de ella”.

Es fundamental tener en cuenta que el ejercicio debe ser indicado por un kinesiólogo que dosifique la intensidad según las características y patologías del paciente. Es muy importante conocer y educar a los adultos mayores, sobre suspender el ejercicio frente a dolor o presión torácica, variaciones anormales de pulso, taquicardia o bradicardia, mareos, palidez o cianosis, náuseas o vómitos post- esfuerzo, persistencia de la taquicardia a los 10 minutos de realizado el esfuerzo.

Entre las recomendaciones, podemos mencionar: realizar 30 a 60 minutos de actividad moderada a vigorosa de tres a cuatro días por semana, con progresión gradual dependiendo de cada persona. Tomar líquido antes, durante y después del ejercicio, vestir ropa amplia y colores claros para reflejar el calor y facilitar la evaporación del sudor. El calzado debe amortiguar los impactos debiendo ajustarse a los talones y empeine.

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