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Cultura y Espectáculos

Manuel Álvarez Alvarado: “La música me abrió un mundo sin límites”

Con tan sólo 22 años, este joven músico se despidió esta temporada de la Orquesta Sinfónica Juvenil Regional de Biobío (OSJR Biobío) tras tres años de intensa formación y escenarios compartidos. Desde sus inicios autodidactas en el extremo sur en Puerto Natales hasta enfrentar complejos repertorios sinfónicos, el flautista repasó su viaje artístico, su vínculo con FOJI y sus proyecciones como músico.

Por: Diario Concepción 07 de Noviembre 2025
Fotografía: Cedida | Pablo Alarcón

A sus 22 años, Manuel Antonio Álvarez Alvarado, dio uno de sus pasos más importantes y cruciales de su trayectoria musical esta temporada: despedirse de la Orquesta Sinfónica Juvenil del Biobío, esto luego de tres provechosos y enriquecedores años formando parte de sus filas. Un adiós que fue a lo grande y desafiante interpretando en modo solista el “Concertino para flauta y orquesta en Re Mayor, Opus 107”, de Cécile Chaminade; y en general, siendo parte de un programa exigente y misceláneo. Una constante que vivió desde que llegó a esta agrupación docta dependiente de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles de Chile (FOJI).

“En 2023 cuando partí con la OSJR Biobío tocamos una obra complejísima, y eso me empujó a crecer. Venía de una orquesta donde a veces no confiaban tanto en nosotros como músicos regionales. Aquí fue al revés: nos exigieron desde el primer día, y eso fue una gran motivación. Y este 2025, mi último año como becado y bajo la dirección de la maestra Alejandra Rivas, el camino no fue diferente. Ella me dio el espacio para poder finalizar mi formación aquí de una manera extraordinaria, con obras desafiantes y de una belleza sin igual”, expresó el intérprete de flauta traversa.

Nacido en Puerto Natales, Región de Magallanes, este joven músico ha construido su camino a punta de persistencia, intuición y amor por la música orquestal. “Llegué a Concepción en 2021 con una maleta y mi flauta. Y encontré una ciudad que me permitió soñar en grande”, afirmó.

En este sentido, Manuel ahondó sobre aquella procedencia del Extremo Sur, que, con su geografía imponente y ritmo pausado, fue su punto de partida. Un territorio que  representaba un entorno con oportunidades limitadas para quienes sueñan con hacer de la música su vida.

“En mi ciudad hay pocos caminos. Muchos jóvenes terminan en trabajos repetitivos o formando familia muy temprano. Soñar es difícil allá. Por eso decidí moverme, tenía un amigo en Concepción que me habló de esta ciudad, de su energía cultural. Compré un pasaje sólo de ida”.

El flechazo con la flauta

El vínculo de Manuel con la música tiene algo de azar y también de destino. Tenía 12 años cuando asistió a un concierto escolar en una capilla de Puerto Natales. “Estaban tocando la Obertura 1812 de Tchaikovsky Cuando escuché entrar a las flautas sentí un flechazo inmediato. Supe que quería aprender a tocar ese instrumento”.

No había profesor de instrumentos de vientos por ese entonces en su ciudad, pero eso no lo detuvo en absoluto. “Me pasaron la flauta y empecé solo, leyendo partituras sencillas. Desde ese día no la solté más”.

Posteriormente, a  los 13 años audicionó por primera vez a FOJI. No quedó, pero la experiencia marcó su rumbo. En 2018 ingresó a la Orquesta Sinfónica Regional de Magallanes. “Gracias a esa beca pude viajar, conocer otros músicos y asistir a encuentros. A los 16 años incluso toqué con la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Magallanes y escuché por primera vez a un flautista profesional. Lejos de intimidarme, me dio más ganas de crecer”.

Si bien la pandemia interrumpió ese camino, alejándolo temporalmente del instrumento, fue en las calles de Concepción, tocando de manera independiente, donde el joven flautista volvió a reencontrarse con la música. Postuló y fue aceptado el 2023 para la OSJR Biobío, dando así inicio a un periodo de maduración artística.

“Llegué con una formación muy básica y me encontré con un nivel altísimo. Al principio tenía miedo, pero con el tiempo entendí que la música orquestal no se trata de brillar solo, sino de ser parte de un todo. En este sentido, el trabajo con el profesor Javier Bustos fue fundamental, nos enseñó a dejar el ego atrás y a construir juntos un sonido colectivo”.

Aunque esta fue su última temporada como becado de FOJI, no significa un cierre, sino más bien un punto de partida para nuevos horizontes musicales. “Quiero seguir creciendo, viajando, tocando, conectando con otros a través de la música. Mi paso por la OSJR del Biobío me dio confianza para seguir soñando, incluso más allá de los límites de donde nací”.

Así para Manuel, más allá de la técnica y los escenarios recorridos junto a esta juvenil y talentosa orquesta, se queda con todo lo vivido con el grupo humano detrás de la interpretación de los repertorios, y de todas y todos quienes hacen posible cada detalle de los conciertos. “Lo más valioso de esta experiencia es sentir que formas parte de algo mayor. En la orquesta aprendes a escuchar, a construir juntos. Eso te cambia como músico y como ser humano”, finalizó el joven flautista.

El testimonio de este joven músico da cuenta, y reafirma, la labor y el rol que desempeña la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles (FOJI) como una institución que no sólo entrega herramientas musicales y fomenta la práctica orquestal, sino que también se preocupa de entregar una formación integral a sus becados y becadas.

FOJI cuenta con el respaldo y financiamiento del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Más información en su sitio oficial www.foji.cl y a través de sus redes sociales (Instagram, Facebook, YouTube, Tik Tok y X bajo el nombre @fojichile).

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