Por Lilian Aredondo Acevedo

Después de su paso por el coro de la Universidad de Concepción, Orietta Herrera Castillo decidió cumplir la promesa que años atrás se hizo: transmitir sus conocimientos musicales a adultos mayores.

Este camino comenzó, primero, con su propia historia sobre el escenario. Impulsada por sus dos hijas se presentó a la audición del coro impartido por la Universidad de Concepción, sólo llevó consigo su afición por la música y las ganas de cantar. Su selección la tomó por sorpresa, pero no dio un paso atrás y aceptó la posición de soprano primera, bajo la dirección en ese entonces del maestro Carlos Traverso Águila.

Sobre su experiencia como una de las voces femeninas más altas, la artista señala: “Empecé una vida hermosa junto a la música. Nunca había cantado ópera, viví lo que significa cantar ‘Carmina Burana’, ‘Madama Butterfly’. Ahora hace poco ‘Cavalleria rusticana’ y después ‘Pagliacci’ fue el último. Gocé todo”.

Promesa cumplida

Luego de cultivar sus conocimientos y aumentar su interés por el género de música teatral, decidió que era tiempo de compartirlos. Ilusionada y con su proyecto en mano tocó la puerta de la Casa del Adulto Mayor de Concepción. Esperanzada lo expuso obteniendo una respuesta positiva por Tutty Pettinelli, directora y parte de la dirección de Desarrollo Comunitario.

“Este año decidí dejar el coro porque tenía este proyecto. Yo me había hecho la promesa de enseñar a los adultos mayores todo lo que había aprendido en el coro de la universidad. No era la idea hacer un coro de cámara, a un adulto mayor no se le puede exigir más, pero les he enseñado a que gocen cantando”, dijo Herrera.

La inspiración para el proyecto fue su madre, una “eterna romántica” (según sus palabras) que gozó de la música toda su vida. Las melodías aliviaban sus dolores y le permitieron gozar de tranquilidad en sus últimos días. Con esto, Orietta descubrió que la música es mucho más y hoy la etiqueta como mágica.

“Prometí que el día de mañana, si mi madre fallecía, yo iba a hacer un coro de adultos mayores para que en la música encontraran la magia, la ayuda y la compañía que ella misma vivió. Con ello hemos llegado a diferentes hogares, llevando alegría, han cantado con nosotros y lo vamos a seguir haciendo”.

Tutty Pettinelli, directora y parte de la dirección de Desarrollo Comunitario, habla sobre la labor de la profesora.

“Orietta tiene algunas particularidades en su forma de ser, estas hacen que desarrolle un trabajo muy vinculante, unido con las personas mayores. Es una persona muy de piel, muy respetuosa que desarrolla un vínculo seguro y significativo.” Respecto a los avances del taller agrega: “La mayoría de las personas mayores son sobrevivientes de un terremoto, una pandemia. Por lo tanto, la parte de salud mental se ha visto gratamente reforzada con este tipo de experiencia que se han implementado, en este caso con Orietta”.

Sin duda, para la corista trabajar junto a adultos mayores ha sido una experiencia más que grata. Comenta que cada vez que imparte sus clases se llena de la energía que le transmiten sus alumnos. Para ella, la mejor recompensa al final del día es observar como la música ayuda a sus aprendices y les da un nuevo aire a sus vidas.