Con un llamado a la población a retomar el uso de mascarillas en lugares públicos para prevenir el contagio de este y otros patógenos, especialistas UdeC analizan la presencia de la bacteria en la población chilena, sus síntomas y cómo tratarla.
Tras la muerte de un niño de siete años en el hospital Herminda Martin de Chillán, los exámenes revelaron la presencia de Streptococcus pyogenes. A pesar de este bullado caso, la bacteria es común en la población e, incluso, hay un alto porcentaje de portadores asintomáticos.
De hecho, es tan común que es una de las principales causantes de faringitis o faringoamigdalitis cuando es de origen bacteriano, explicó el Profesor Titular del Departamento de Microbiología de la Facultad de Ciencias Biológicas, Dr. Gerardo González Rocha, nombrando a la erisipela y el impétigo, tan común en los niños, como infecciones relacionadas con esta bacteria “que nos acompaña de muchos años y es frecuente sobre todo en esta época de invierno porque hay más hacinamientos, contagios entre las personas”, expresó.
En 2023 Japón registró más de 900 casos “con una tasa de mortalidad relativamente alta”, apuntó el Dr. González, quien explicó que la Organización Mundial de la Salud (OMS), lanzó una alerta después de observar el aumento de diagnósticos en Canadá, Europa, Argentina y otros países de América Latina. Los más afectados, señaló el profesional, fueron los niños, quienes aún no tienen su sistema inmune completamente reforzado y las “personas adultas, mayores, o que tienen alguna patología de base como diabetes».
El streptococcus pyogenes generalmente se trata con antibióticos recetados por un profesional, tratamiento ambulatorio que, si es bien administrado cumpliendo con todas las dosis, debería terminar con el problema de salud. «El tema está en poner ojo cuando hay algunos síntomas o signos que pudieran indicar una infección más grave, sobre todo asociados con fiebre y otro tipo de cuadros que no remiten”, indicó el Profesor Asistente del Departamento de Microbiología de la Facultad de Ciencias Biológicas, Dr. Andrés Opazo Capurro, quien recomendó asistir nuevamente a control médico si los síntomas como fiebre, vómitos, decaimiento general y baja presión arterial persisten.
Esta bacteria se adquiere por vía aérea, por lo que el uso de mascarilla será siempre una buena forma de evitarla. El lavado de manos constante, estornudar en el brazo o en un papel desechable y otras tantas recomendaciones que hemos escuchado constantemente en los últimos años. Pero, hay una manera específica de proteger a los niños y que está arraigada a nuestra cultura: evitar los besos en la cara. “Está comprobado que hay niños que se han infectado por herpes, por ejemplo, a través de besos en la boca de adultos. El herpes está en un estado latente que de repente brota o no puede brotar nunca, pero exponemos a un niño directamente a través de la mucosa al dar un beso en la boca”, ejemplificó el Dr. Opazo.
Para ambos profesionales la responsabilidad mayor en la prevención recae en los adultos, pues admiten la complejidad en que los niños usen mascarillas en los jardines y colegios. “Una de las medidas que podemos tomar es cuando vayamos en el sistema público de transporte, o estemos en lugares con aglomeración, usar mascarillas, volver a usarlas. Es un contagio que es de persona a persona, por lo tanto, el contacto y las secreciones o el mismo estornudo no solamente van a transmitir este tipo de patógenos, sabemos en la actualidad que hay una serie de patógenos virales, mismo COVID, influenza, que se transmiten por la misma vía”, concluyó Opazo.