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Nuevo rector Ucsc: “La gestión es tan importante cuanto la investigación”

El doctor en Finanzas asume hoy los destinos de la Ucsc con una carta de navegación clara: “complejizar” la institución para consolidarla como una de las casas de estudios más importantes del sur de Chile.

Por: Silvanio Mariani 02 de Junio 2021
Fotografía: Archivo

Por Silvanio Mariani
silvanio.mariani@diarioconcepcion.cl

El entonces decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas se conectó a la videoconferencia con los miembros del Consejo Superior de la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Eran cerca de las 18 horas del lunes 11, y no había noticia alguna sobre quien dirigiría la institución en los próximos 5 años, tras el término estatutario del período del rector Christian Schmitz Vaccaro. Fue en esa videoconferencia que el gran canciller de la Universidad, arzobispo Fernando Chomali, informó públicamente su decisión, tras las entrevistas realizadas con la terna propuesta por el Comité de Búsqueda, organismo encargado de indicar posibles nombres para el cargo. Ahí se enteró el Consejo Superior, y ahí se enteró Cristhian Mellado Cid del desafío que le fue designado: dirigir una institución con 15 mil alumnos, 1.200 funcionarios y campus en Biobío y Ñuble.

Cristhian Mellado (este mes cumple 44 años, casado, dos hijos) ha desarrollado su trayectoria profesional y docencia en el área de finanzas, extensión, investigación, administración y posee experiencia en el sector retail. Es Ph.D. in Business Administration (Major Finance) por la University of Texas Pan-American, y magíster en Administración por la Universidad de Chile. Es ingeniero comercial, licenciado en Ciencias de la Administración de Empresas.

Usted asume en medio a una crisis sanitaria que ha impuesto ajustes al sistema universitario en logística, metodología, finanzas… ¿Cuál es el balance luego de dos semestres en pandemia y cómo enfrentará los desafíos para los próximos cinco años?

— Primero que todo hay que destacar el trabajo realizado por la Rectoría en los últimos cinco años que, de alguna manera, facilita lo que vendrá ahora. Vamos en el tercer semestre con clases on line y, por ende, hay un aprendizaje. Yo participo en el Consejo (Superior) como decano y estoy informado de las medidas que se han tomado. Algunas de ellas son, por ejemplo, establecer un receso cada cuatro semanas, las actividades presenciales con todas las medidas y protocolos necesarios, las capacitaciones a los profesores. En marzo del año pasado nos encerramos y empezamos a alentar una universidad cien por ciento on line. Eso implicó un gran esfuerzo para habilitar las plataformas para todas las carreras, en entregar notebooks y más de tres mil becas de conectividad a estudiantes, porque un porcentaje importante de ellos son de los primeros deciles. Una parte importante de nuestros alumnos y alumnas constituye la primera generación que llega a la educación superior en sus familias. Hay un aprendizaje, y en eso quiero destacar el trabajo que ha hecho la Rectoría anterior. Hubo grandes avances y este año recibimos la noticia de acreditación por 5 años, con investigación, que es un anhelo que teníamos. Si estuviera asumiendo hace cinco años, los desafíos serían otros.

¿Cuáles son los desafíos de hoy?

— Avanzar en nuestro proyecto educativo. Eso incluye ampliar la oferta de posgrado, atraer y retener capital humano, complejizar la investigación, atraer más proyectos, es decir, entrar a las grandes ligas. En nuestra facultad (Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas), aprobamos el doctorado en Administración y salimos en séptimo lugar en el ranking de las escuelas de negocios con investigación en Chile. Recién inauguramos el edificio San José Obrero, que potenciará y fortalecerá la investigación en el área de la ingeniería civil. Pero también debemos, como universidad, ampliar nuestro aporte a la comunidad. Lo estamos haciendo con la pandemia al colocar nuestras capacidades instaladas al servicio de las autoridades de Salud, por ejemplo, y así nacieron proyectos importantes que son soluciones desde la academia para la crisis sanitaria. Un desafío es fortalecer nuestros vínculos con los territorios, las comunas, y desde nuestra experiencia enfrentar los problemas sociales. Hoy trabajamos con jefas de hogar, con las municipalidades, con pequeños empresarios, por mencionar algunos ejemplos.

Dada su formación y trayectoria profesional, se podría anticipar que la eficiencia en gestión tendrá un rol destacado durante su periodo como rector, más allá del proyecto educativo de las institución…

— Yo diría que la gestión es tan importante cuanto la investigación. Es la gestión la que da soporte para el desarrollo de investigación, para la formación y todo el Plan de Desarrollo Estratégico (PDE). El PDE va a ser la carta de navegación para los próximos cinco años y me atrevo a decir que vamos a sentar los cimientos, Dios mediante, para posicionarnos con una de las mejores universidades del sur de Chile. Hemos sido menos arriesgados que otras instituciones, pero hemos sido fieles a los valores de una universidad católica, al servicio de la sociedad y que ayuda a la Iglesia en su misión. Tenemos el desafío de seguir formando profesionales con el sello que nuestra sociedad requiere. Éticamente correctos, que cuestionan los problemas sociales, que tengan sensibilidad, que sean un aporte más allá de la técnica.

¿Qué opina de los recortes de los aportes basales?

— Hoy día, las universidades tienen que hacerse cargo de las brechas entre la educación secundaria y terciaria. Llegan estudiantes con debilidades en matemáticas y lenguaje, por ejemplo. Los aportes basales no están considerando todo el costo que significa una carrera en particular. Si estos aportes no van a considerar la investigación, la vinculación con el medio y la gestión y van a concentrarse en el costo directo que puede tener una carrera, entonces tienen que hacerse cargo del costo real. Es necesario ampliar la visión de cómo el Estado puede aportar a la universidad para generar conocimiento, para realizar investigación avanzada con el objetivo de dar soluciones al país, que es lo que está ocurriendo en esta crisis sanitaria. Una universidad hace mucho más que otorgar títulos universitarios. Hace ciencia, con masa crítica de académicos que se vinculan con el entorno, con los territorios. Creo que el Comité Técnico del Ministerio no tiene eso en cuenta.

¿Cómo la Ucsc ha enfrentado la rebaja presupuestaria desde el Mineduc? ¿Tiene fuentes de financiamiento propias y otras fuentes?

— Con una gestión financiera eficiente, lo que se ha traducido en un ajuste presupuestario sin afectar al personal de la Universidad. En acelerar las fuentes de ingresos distintas al pregrado como lo son formación continua, capacitación, licitaciones y asesorías. Las fuentes de financiamientos son principalmente las que provienen de los aranceles, y la sanidad financiera nos permite financiar nuestras inversiones principalmente con la capitalización de nuestras utilidades. Para el futuro tenemos un plan de inversión de $32.000 millones en los próximos 5 años, y pensamos en recurrir a financiamiento de la banca y seguir aumentando los ingresos no arancelarios.

Sobre el aprendizaje en tres semestres en crisis sanitaria: ¿Hay carreras que seguirán en línea después de la pandemia?

— Es algo que estamos evaluando, pero que requiere de una reformulación curricular seria y los soportes informativos y curriculares adecuados. No hay que olvidar que la Superintendencia de Educación Superior ha autorizado a las IES a continuar con nuestra educación en forma on line por la situación de emergencia que estamos viviendo. Sin perjuicio de que cursos cortos de formación continua o la combinación de clases presencial y on line sea una opción valida en algunos cursos.

En ese panorama, qué rol atribuye al Cruch Biobío-Ñuble, considerando además que la Ucsc asume la presidencia rotativa de esa institucionalidad.

— Creo que es una instancia para una mirada común, de colaboración y cooperación, de hacer sinergia. Los recursos son limitados, entonces con la Universidad de Concepción, Bío-Bío y Federico Santa María buscamos proyectos comunes, manteniendo cada institución su proyecto educacional. De tal forma que podamos ampliar nuestra contribución a la Región y al país. Hay que valorar la apertura que han tenido estas instituciones al sumarse al Cruch Biobío-Ñuble. Estamos avanzando y trabajando en poder levantar, por ejemplo, un doctorado en Inteligencia Artificial. Individualmente no tendríamos las capacidades, pero si aunamos fuerzas es posible instalar un doctorado en algo que será relevante para los próximos 30 años. Eso es lo que hay que hacer. Pensar en los desafíos a largo plazo y, desde la región, fortalecer el aporte que se hace desde la academia.

“La pandemia nos recordó la importancia de las personas, de los equipos humanos. La universidad la hacen los funcionarios, los académicos y estudiantes, toda la comunidad universitaria”.

“La Universidad no puede perder su rol social, su vinculación con el territorio, con los problemas sociales de nuestra sociedad. Desde la academia podemos aportar con soluciones a los territorios”.

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