Consultados explicaron que contar con el ramo en la educación escolar es fundamental para incentivar a los votantes. “El sacarla o darle menos relevancia, sólo hace que unos pocos tomen el poder de decidir”, dijo Alejandra Brito, académica de la Universidad de Concepción.
“No fueron 30 pesos, fueron 30 años” fue la consigna que se repitió en cada manifestación desde el 18-O, debido al descontento de la ciudadanía ante una “democracia que nunca llegó”, según se podía escuchar en las calles durante la revuelta social.
Lo anterior derivó en el Plebiscito de este domingo que, a diferencia de votaciones anteriores, destacó por la cantidad de personas que concurrieron a las urnas. ¿La razón? La toma de conciencia de la ciudadanía sobre la importancia del deber cívico para lograr cambios sustanciales en Chile.
Cambios que habían quedado en el olvido por parte de los votantes, ya que había una distancia y desconfianza con la clase política, lo que generó un importante abstencionismo electoral, dando paso a políticos con poca representación y que generan poco o nulo respeto ciudadano.
Así lo explicó el historiador y académico de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (Umce), Mauricio Rivera, quien manifestó que “la no asistencia de generaciones de jóvenes a votar es una responsabilidad de la crisis que tienen las instituciones del Estado que están sumamente cuestionadas”.
Respecto a qué se puede hacer para cambiar dicha realidad, el docente Rivera señaló que “se debe recuperar ciertos conocimientos conceptuales de la educación cívica, lo que parte con la aparición de la educación ciudadana en los planes de tercero y cuarto medio, pero, por otro parte, también se debe sanear la política actual, para que sea más transparente y de cara a la ciudadanía lo que podría llevar a que más personas acudan a votar, pese a la apatía que se pueda sentir con la política local”.
Opinión que comparte el director de la Corporación Universidad de Concepción y ex coordinador de Educación 2020, Hernán Saavedra, quien indicó que “al criticar las instituciones existentes los jóvenes no participan, lo que desfavorece el perfeccionamiento democrático, puesto que la única forma de efectuar los cambios que se requieren es participando y para eso la gente debe tener formación cívica, ramo que permite que la ciudadanía pueda resolver los problemas de forma civilizada e integrada, porque el país no lo hacen unos pocos, lo hacemos todos”.
Saavedra agregó que fue un error sacar Educación Cívica de las mallas curriculares puesto que, la asignatura es muy relevante, ya que entregaba una visión muy integral. “La ciudadanía debe participar y hacerse cargo de sus demandas, informándose de fuentes fidedignas, para así tomar decisiones conscientes de acuerdo a su libertad de pensamiento, pero sobre todo ejerciendo su derecho ciudadano”, dijo.
En la misma línea la historiadora de la Universidad de Concepción (UdeC), Alejandra Brito enfatizó que la “educación cívica es una asignatura fundamental para poder desarrollar la conciencia de la ciudadanía, para que comprendan su deber de participar en las elecciones de un país. El sacarla o darle menos relevancia, sólo hace que unos pocos tomen el poder de decidir, circulando el poder en las elites y no en el pueblo, el cual se siente ajeno y tiende a pensar que no podrá cambiar nada”.
La educación cívica debe partir desde la educación preescolar, “ya que de esta manera se genera una conciencia desde pequeños para aportar al dialogo necesario para construir un país”, sentenció la académica de la UdeC.