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Detección precoz es clave en los linfomas

Cerca de 50 casos por año en la Región del Bío Bío

Por: Ximena Valenzuela 26 de Septiembre 2020
Fotografía: Cedida

Los del tipo Hodgkin afectan a personas entre 20 y 40 años, en general inmunodeprimidos.

Ganglios inflamados de más de un centímetro y que permanecen por más de un mes, sensación de masa abdominal, sudoración nocturna persistente, baja de peso, fiebre sin explicación de causa infecciosa y lesiones en la piel que no responden a un tratamiento, por ejemplo, de una alergia, pueden ser síntomas de un linfoma.

La clave para evitar los más de 380 casos de linfomas de Hodgkin y más de mil de no Hodgkin que cada año se presentan en Chile, según los especialistas, es solicitar un diagnóstico temprano, pues, si bien los linfomas son tumores malignos que dañan los linfocitos, pueden ser detenidos con un buen tratamiento.

Hay decenas de linfomas, pero los más conocidos son los de Hodgkin, que afectan a adultos entre 20 y 40 años, y linfomas no Hodgkin, similares al anterior, pero sin límite de edad y con una incidencia de cuatro a cinco veces mayor que los Hodgkin, entre seis y diez casos por 100 mil habitantes por año en Chile.

Alberto Rössle, hematólogo-oncólogo, que se desempeña en el Sanatorio Alemán, dijo que esta enfermedad que no se puede prevenir y, según su experiencia clínica, afecta a cerca de 50 personas por año, incluyendo casos provenientes de Los Ángeles y Chillán.

El facultativo y docente de la Universidad de Concepción (UdeC), afirmó que a nivel mundial las tasas de afectados por linfomas han aumentado, lo que se debería a factores como el envejecimiento, población inmunodeprimida, ya sea por VIH o por proceso de trasplante.

Mauricio Ocqueteau, hematólogo y jefe del postgrado de Hematología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, explicó que el sitio preferente de acción de los linfomas son los ganglios distribuidos en todo el cuerpo, la neoplasia, se presenta en cuello, axila, tórax y abdomen profunda, pero también un 5% puede ser extraganglionar.

Ocqueteau dijo que es fácil confundir un ganglio inflamado con un linfoma, pero que de cada 100 casos, el 99,5% es una respuesta a un cuadro infeccioso, pero que de no haberla debe ser investigado.

Síntomas y tratamientos

Además de un ganglio inflamado, otra señal clave de un linfoma es que entre el 20% y 30% de los pacientes puede presentar baja de peso, pero de “más de un 10% del peso corporal basal los últimos tres meses sin dietas, una sudoración profusa que todas las noches moja el pijama y se tiene que cambiar, y una fiebre mantenida sobre 38 grados por más de tres o cuatro semanas sin que haya un cuadro infeccioso que lo provoque”, dijo Ocqueteau.

El tratamiento del linfoma, explicó, depende tanto de la persona como del tipo de patología que, por lo general, es la quimioterapia para lograr revertir el cuadro.

“Pero, actualmente, el uso combinado de quimioterapia con inmunoterapia ha permitido ir ganando espacio y podemos decir que cada vez tenemos mejores opciones para los pacientes, responden más y se curan más. Ahora, sobre el 80 o 90% de los pacientes con linfoma responde al tratamiento. La tasa de curación es de alto grado, un 70% de los casos se recupera de la enfermedad en todos los estadios, incluso, los más avanzados y en la recaída, escenario que antes no se veía”, comentó.

Asimismo, Rössle destacó que “cada día se desarrollan nuevas terapias (biológica y molecular) dirigidas contra los linfomas, lo que ha mejorado mucho el pronóstico, especialmente de algunos subtipos de linfoma”.

 

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