Faenas se extenderán entre los viaductos Juan Pablo Segundo y el Bicentenario, eliminado hoyos, ondulaciones y grietas presentes en la calzada.
Quienes han circulado por la Costanera, entre el puente Juan Pablo Segundo y el Bicentenario, tienen claro el mal estado de la carpeta de rodado, que presenta una serie de hoyos, ondulaciones y grietas que complican el tránsito por el lugar.
Por ello, el Ministerio de Obras Públicas inició la recuperación del sector, con obras que implicarán una inversión de $3.366 millones y que se prolongarán hasta julio de 2020, momento en que la calzada debería estar totalmente remozada.
El seremi de Obras Públicas, Daniel Escobar, llegó ayer hasta la Costanera, frente a la plaza Bicentenario, donde explicó que se reemplazará la totalidad del pavimento que está dañado y con deformaciones, así también, las obras que realizará la empresa Pavimentos Quilin Limitada incluirán al puente Llacolén.
La autoridad recalcó que las faenas permitirán solucionar una infiltración de agua en la calzada, que la daña aún más, y abordar el sector más complicado, entre el puente Juan Pablo Segundo y el Llacolén, donde “se genera una especie de ola, que es muy peligrosa, por lo que además del asfalto se reemplazará la base de granulado estabilizado.
Claudio Deney, director de Vialidad del MOP, dijo que muchos de los daños que presenta la vía son producto del terremoto, fallas que no se abordaron en una primera instancia, pues se priorizó las zonas más complicadas, pero destacó que ahora la situación quedará superada.
Escobar detalló que en el caso del puente Llacolén se trabajará en todos los sectores dañados, lo que, prácticamente, involucra la mitad del puente, todo lo anterior para mejorar el tránsito y la seguridad en los desplazamientos.
Cabe destacar que en 2018 hubo faenas para mejorar las condiciones de roce y estabilidad del Llacolén, instalando una imprimación asfáltica, faena más bien cosmética, pero las actuales reemplazarán la totalidad del pavimento, por lo que se espera esté en uso durante 15 años.
MOP
Buscando evitar complicaciones el tránsito, las obras se realizarán de lunes a viernes desde las 21.30 horas y hasta las 05.00 horas; sábado desde las 14.30 horas, y en domingos y festivos durante todo el día.
Participan de las faenas 14 personas actualmente contratadas, pero se espera que el peack de la obra sea en el puente Llacolén llegando a sólo 35 personas, pues se trata de un proceso bastante mecanizado. “El peack será en el puente, porque ahí se reemplazarán pavimentos y también cantones del puente, es decir, las juntas de dilación que son de neopreno, lo que permite que las estructuras trabajen de forma independiente”, explicó Deney.
En tanto, Marcos Pardo, inspector fiscal de la obra, aseguró que con las faenas se va a producir una nivelación a la cota establecida en el diseño geométrico del pavimento, luego se repondrá la capa de terraplén, base granular y el pavimento final, eliminando deformaciones y fallas existentes provocadas, tanto por terremoto como por el aumento de carga que recibe el Llacolén desde que se restringió el peso en el Juan Pablo Segundo.
Agregó que las oscilaciones existentes en el puente Llacolén son peligrosas a alta velocidad, por lo que existe una restricción de 50 kilómetros por hora. “Es evidente que si uno pasa a exceso de velocidad puede perder el control”.
Si bien, Deney descartó de plano que se genere un proyecto de mejora para el puente Juan Pablo Segundo, debido a que por el daño estructural que presenta las obras tendrían un costo, incluso, superior al de un puente nuevo, resaltó que, en general, las faenas de pavimentación son rápidas, por lo que incluso podrían terminar antes del plazo fijado.
Eso sí, aseguró que cada día, debido a la contingencia, presencia de movimientos sociales o protestas analizan la factibilidad de las faenas, siempre y cuando estén las condiciones de seguridad para los trabajadores.