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Ciencia y Sociedad

Vivir en la era digital: ¿transformación hacia una nueva idea de humanidad?

En Congreso Futuro Biobío 2025 se compartieron evidencias y reflexiones críticas en un reto tan global como local como es el impacto socioemocional de las nuevas tecnologías y redes sociales, liderado por la socióloga francesa Claudine Haroche.

Por: Natalia Quiero 08 de Febrero 2025
Fotografía: Carolina Echagüe

En un mundo y sociedad que se revoluciona al tiempo que evoluciona la tecnología, donde dispositivos son parte de la vida cotidiana de las personas de todas las edades en todo ámbito y hasta se han generado nuevas formas de desenvolvimiento, múltiples especialistas abordan y ven preocupados la realidad contemporánea.

En ese grupo está la socióloga francesa Claudine Haroche, investigadora y autora de diversos libros reconocida por su trabajo en que ha explorado y aportado evidencias sobre cómo las estructuras emocionales y culturales moldean a las sociedades, y quien ha manifestado de forma abierta su preocupación por efectos socioemocionales de la exposición a pantallas y redes sociales, siendo especialmente crítica con el daño en el desarrollo infantil que la hacen ser tajante y decir “no se queden de manera permanente delante de los computadores, sobre todo los niños”. Y ese mensaje quiso dejar la directora emérita del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia en la comunidad local tras su exposición en el Congreso Futuro Biobío 2025.

Era digital

“¿Qué humanidad queremos ser?” fue la interrogante que planteó el evento que en enero realizó su séptima versión y que Haroche abordó desde evidencias y reflexiones que plantean múltiples desafíos a través del panel “Pensar y aprender en la era de los reels” donde compartió con académicos regionales.
Como contexto, a partir de una larga línea de trabajos de distintos autores que datan de varias décadas y del propio, planteó que “el problema es que estamos en un aprendizaje demasiado acelerado, que destruye el estudio de las cuestiones fundamentales, rompiendo las fronteras en el mal sentido, porque se pierden aspectos psicológicos del aprendizaje y ya no tenemos en cuenta al otro”.
Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han eliminado barreras de tiempo y espacio. Desde lo virtual-digital hay cantidades descomunales de información de todo tipo a un clic sin importar su procedencia ni veracidad y también la comunicación con personas sin limitantes geográficas ni horarias, en un entramado de relaciones sociales a través de redes digitales que permiten –y demandan- estar constantemente presente expresando e intercambiando ideas y emociones, mostrando y accediendo a contenidos personales y de todo tipo, a mantenerse siempre atentos y disponibles, entre otros aspectos que se dan entre mensajes de chat, publicación de imágenes, y crear y deslizar reels.

La consecuencia, compartió la experta en su exposición, es que “estamos conectados de forma instantánea con todo el mundo, acumulando todo tipo de datos en una aceleración permanente que no nos deja tiempo para pensar ni para el pensamiento crítico”.

Un fenómeno configurado por diversos factores que repercute en distintos efectos en los que mencionó desde reducción de la atención y de tiempos de contemplación y reflexión para pensar y discernir, hasta pérdida de la cercanía socioemocional entre personas, de la subjetividad, de la intimidad y privacidad, entre otros.

Por ello expuso que se ha hablado de “la obsolescencia del ser humano”.

“En el pasado individuos eran vistos en su dimensión física a través de la mediación en formas aprendidas y transmitidas mediante la tradición y educación. Ahora son vistos a través de las pantallas. Las sociedades contemporáneas promueven una visibilidad al instante, continua, efímera y en constante cambio, lo que está provocando una gran agitación en los individuos”, advirtió.

Ante ello planteó que “pareciera que estamos frente a una nueva idea de humanidad, en la que el espacio interior del individuo tiende a desaparecer, ya no hay derecho a la invisibilidad, a la privacidad”, y profundizó que “el requerimiento de visibilidad revela la nueva condición del hombre moderno: para existir ante los ojos de otros tenemos que ser vistos tanto como sea posible y para poder hacerlo tenemos que ofrecer constantemente imágenes de nosotros, estar presentes y ser conocidos en las pantallas”.

Demanda de visibilidad constante, impuesta por otros y autoimpuesta, que la socióloga afirmó que depriva la interioridad y libertad personal, lo que llamó a cuestionar y mediar para que la humanidad no pierda valores fundamentales ni sea efímera como reels y contenidos que se pasan en las redes sociales.

Impacto de las nuevas tecnologías: fenómeno global que plantea retos locales

Con su interpelación “¿Qué humanidad queremos ser?”, el panel “Pensar y aprender en la era de los reels” del Congreso Futuro Biobío 2025 fue una oportunidad para que investigadores regionales presentaran evidencias y desafíos locales en torno a uno global.

El espacio estuvo moderado por la académica del Departamento de Comunicación Social de la Universidad de Concepción (UdeC) Tabita Moreno, Ph.D. en Comunicación, Retórica y Medios Digitales. Además, participaron el doctor en Comunicación mención Comunicación Audiovisual y Publicidad Fernando Fuente-Alba, académico del Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc); y el doctor en Antropología Héctor Torres, académico del Departamento de Ciencias de la Educación de la Universidad del Bío-Bío (UBB).

Del poder al peligro

El doctor Fuente-Alba, quien investiga en torno a medios de comunicación, puso su foco en el poder y peligro de la gran penetración de las nuevas tecnologías desde las edades más tempranas, y del vertiginoso avance tecnológico con diversidad de posibilidades que brindan dispositivos y herramientas como la inteligencia artificial (IA).

Para contextualizar mencionó resultados de la última Radiografía Digital de Niños y Adolescentes en Chile: “82% de niños entre 8 12 años tiene celular, y entre 13 y 17 años alcanza al 97%. Del total de ellos, 9 de cada 10 han ocupado la IA y la mitad de ellos para tareas escolares. Eso me parece peligroso”.

Y compartió investigaciones en que ha participado. Una entrevistó a 314 escolares de distintos colegios de Concepción y una de las conclusiones alarmantes fue que “8 de cada 10 niños interactúan con YouTube a diario, y están viendo videos entre 2 y 8 horas diarias .Y mientras más vulnerable el colegio es mayor la cantidad de exposición a la pantallas”. Otro trabajo en curso se centra en videos falsos generados por IA, particularmente en Instagram: “se determinó que 9 de cada 10 personas han interactuado con este tipo de videos, lo peligroso es que sólo la mitad se da cuenta que es falso y cuando se da cuenta le causa risa. Es decir, no ve el peligro de la desinformación a la cual está expuesto”.

Replantear

El impacto y problema social lo ahondó el doctor Torres, dedicado a educación e interculturalidad. “Vivimos en un país donde hay mas celulares que personas, eso debería llevarnos a la reflexión, donde la desconexión pareciera ser algo que no puede ser, que siempre debemos estar conectados atendiendo mensajes y llamadas”, expuso, y “hay padres y madres incapaces de enseñar de regular el uso en sus hijos e hijas de algo tan cotidiano como el celular”.

Así, abordó la necesidad de crear regulaciones, en acceso a redes sociales o limitar la presencia de celulares en colegios, pero primordialmente en replantearse la relación con las tecnologías y conexión digital permanente para volver a lo elemental de las relaciones humanas de conectar de forma directa con quienes son parte del entorno en los distintos espacios de desenvolvimiento, porque advirtió que muchas veces se conoce más a personas desconocidas que están en puntos lejanos geográficamente y no a vecinos o compañeros, o puede tener más validez lo que dice un influencer que padres o profesores.

Ante ello una fundamental interpelación es si un niño o niña realmente necesita tener o usar celular. Entonces, también cuál es la real necesidad de estar siempre expuestos a pantallas y conectados en un mundo virtual.

Híbrido y superficial

El fenómeno y desafío es profundo y complejo. “Nos desenvolvemos hoy en día en espacios que ya no son físicos ni digitales, en espacios híbridos, donde el límite entre lo digital y lo físico se torna borroso. Estamos conversando a la distancia con amigos o colegas, pero también estamos en una reunión de trabajo con personas alrededor en un espacio físico”, relató la doctora Moreno, quien estudia temas como las nuevas tecnologías y comunicación móvil.

“Esto nos lleva a participar en ensamblajes de atención distribuida y a una economía de la atención. Ahí surge el problema”, advirtió. Primero, la atención distribuida se reparte entre gran diversidad de plataformas y ahí entre diversos contenidos y personas a distancia, al mismo tiempo con quienes están alrededor físicamente. “En esta economía de la atención entramos en un juego de negociación que implica dar prioridad a un mensaje en lugar de seguir conversando con la pareja en un restaurante o donde los estudiantes en su sala de clases en vez de escuchar al profesor podría estar interactuando con otras personas en su celular”, ahondó.

Entonces, hay gran conexión digital y superficial con distancia socioemocional que es lo contrario a comunicar; esa profundidad que se está perdiendo se debe recuperar.

Y una clave que permitirá abordar retos sociales de la era digital para hacer un uso realmente beneficioso de las tecnologías y que no éstas consuman la humanidad, según coincidieron en el panel, está en la educación que debe darse a todo nivel y desde el núcleo más íntimo: la familia.

Congreso Futuro

El Congreso Futuro es un evento nacional que nació en 2011 y lo organizan el Senado de Chile, la Fundación Encuentros del Futuro, la Academia Chilena de Ciencias y universidades del país.

Desde 2019 se realiza en Biobío bajo la organización del Cruch Biobío-Ñuble que integran las universidades de Concepción, del Bío-Bío, Católica de la Santísima Concepción, y Técnica Federico Santa María, con apoyo del Gobierno Regional.

Para dar sello local, en la Región se caracteriza por convocar especialistas internacional que participan de cada versión del evento nacional, quien comparte espacio con académicos de las universidades organizadoras que investigan temáticas vinculadas al tópico central.

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