Ciencia y Sociedad

Nuevo fondo estructural potenciará el desarrollo e impacto de la ciencia

Esta semana se lanzó un sistema de financiamiento público para la investigación en universidades, que invertirá recursos a nivel institucional y en un largo plazo, abordando objetivos más ambiciosos y críticos para el país.

Por: Natalia Quiero 27 de Septiembre 2024
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Hasta $3 mil millones al año por una década pueden llegar a recibir entidades con el Fondo de Investigación para Universidades (FIU) que el Presidente Gabriel Boric presentó el 23 de septiembre, cuando se publicaron las bases e inició la trayectoria de la pionera iniciativa con la apertura de su primera convocatoria vigente hasta el 17 de octubre.

Nuevo sistema de financiamiento público a cargo del Ministerio de Ciencia, tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI), que cambia formas tradicionales y se perfila como fundamental para el desarrollo científico y de Chile con sus regiones al que pueden postular todas las universidades acreditadas, públicas o privadas, presentando propuestas institucionales de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) de largo plazo.

Aporte estructural

“La mayoría de los fondos estaban enfocados en financiar proyectos específicos, con plazos relativamente cortos y resultados inmediatos. El FIU cambia esta lógica, ya que su foco está en financiar capacidades estructurales dentro de las universidades, permitiendo que se desarrollen investigaciones de largo alcance que respondan a preguntas más profundas y estratégicas para el país”, sostuvo el seremi de CTCI para la Macrozona Centro Sur, Gustavo Núñez.

Y explicó que con este fondo, que se adjudicará en dos líneas específicas acorde a distintas características y necesidades institucionales y locales a lo largo y ancho del país, se busca impulsar el abordaje de temas críticos que son retos en el presente y para el futuro a nivel local y global a través de capacidades e infraestructura de I+D+i potente, desde cambio climático, energías renovables a salud pública y transformación digital, mirando el horizonte de lograr el desarrollo sostenible a 2030 como desafía la ONU.

Al respecto enfatizó que “ya no se trata sólo de resolver problemas inmediatos, sino de construir una infraestructura sólida para la ciencia y la tecnología a largo plazo”. Por ende, se requiere que las universidades generen ciencia y conocimiento como también puedan innovar y transferir esos saberes en forma de herramientas y soluciones prácticas con impacto para el desarrollo y bienestar.

Reducir limitantes

La gran valoración al nuevo fondo se da en su concepción y aporte potencial para reducir ciertas dificultades en torno al limitado financiamiento a la ciencia en Chile y plazos que limita sus resultados e impacto, reconociéndole como una actividad permanente dentro de las universidades, principal espacio de producción en el país, y esencial para el desarrollo económico y social.

“Este FIU viene a suplir parcialmente la falta de financiamiento estructural orientado a mantener o potenciar investigación”, valoró la vicerrectora de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Concepción (UdeC), Andrea Rodríguez, sobre la existencia de la iniciativa.

Para contextualizar, expuso que “las Universidades han insistido desde hace años que los aportes en gastos de administración de proyectos adjudicados, con un limitado uso en gastos indirectos a proyectos, no permiten generar capacidades necesarias en investigación para las instituciones”.

Y profundizó que “aspectos tan relevantes como atracción y retención de talentos, infraestructura y condiciones habilitantes y/o redes de colaboración e internacionalización no son fácilmente cubiertos y en algunos casos no existe financiamiento propio para abordar estos temas”.

Benito Umaña, rector de la Universidad del Bío-Bío (UBB) y presidente de la Agrupación de Universidades Regionales, añadió que “la concursabilidad nos ha permitido alcanzar altos niveles de productividad, pero no se hace cargo de una realidad: Chile no tiene un desarrollo territorial armónico, que haga posible que en cada región exista la infraestructura y los recursos que se requieren para hacer ciencia y tecnología”.

Y valoró que “la existencia de recursos basales propiciará un crecimiento más orgánico de las universidades regionales”.

 

Con mirada de futuro en la generación e impacto de I+D+i, en el Presupuesto Nacional 2024 se creó un programa que garantiza que el financiamiento del FIU sea por 10 años y renovable el mismo periodo para implementar en dos fases.

“En su primera fase, el FIU cuenta con un financiamiento inicial de $2 mil millones, con lo cual se dará soporte a las universidades seleccionadas para desarrollar diagnósticos institucionales y planes estratégicos de largo plazo”, destacó el seremi Gustavo Núñez.

Y se espera seleccionar mínimo 20 instituciones de todo el país este año en una convocatoria que dará sus resultados en noviembre para sus dos líneas.
La primera línea es “FIU Territorial, dirigida a universidades con acreditación de entre 3 y 5 años para incentivar su fortalecimiento en regiones y conexión con las necesidades territoriales”, precisó.
La apuesta es que cada región tenga al menos una universidad con capacidad de investigar en profundidad sus prioridades en el territorio o temas donde tengan ventajas. Se espera abordar aspectos como implementar laboratorios, aumentar personal doctorado, formar programas de postgrado, fortalecer centros de investigación y mejorar en materia de acreditación I+D.
Y el FIU Frontera es para universidades con más de 5 años de acreditación y tiene un enfoque más ambicioso en la complejidad de misiones, objetivos e impactos a nivel nacional e internacional. “Con este fondo se busca que se genere nuevo conocimiento y a la vez las universidades tengan impacto real en las comunidades y sectores productivos”, relevó.

Se aspira avances en I+D experimental que aumente o fortalezca capacidades y resultados en retos que van desde desarrollo de fármacos hasta solución de fenómenos sociales. Aumentar equipamiento e infraestructura hasta crear centros de innovación, incubadoras o postgrados internacionales, interdisciplinarios e intersectoriales son algunas proyecciones.

“El FIU promueve la colaboración entre universidades, industria y gobiernos regionales para desarrollar investigaciones aplicadas que se transformen en soluciones innovadoras”, aseveró Núñez.

En la “Etapa 1” las universidades recibirán $100 millones para diseñar un plan de investigación de largo plazo según diagnóstico de sus capacidades y necesidades. El plan se implementará en la “Etapa 2”, con una inversión de hasta $3 mil millones anuales que se realizará gradualmente en el tiempo.

Rol de la ciencia local

La UdeC tiene orientación a la investigación de frontera y la coordinación para el fondo se realizará a través de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo, sostuvo la vicerrectora Andrea Rodríguez.

Y, así, las distintas universidades acreditadas a nivel regional deberán preparar y postular sus propuestas a las líneas FIU Territorial o Frontera según sus particularidades, proyectándose que la Región del Biobío juegue un rol clave en esta convocatoria que refleje el que tiene para el desarrollo de la ciencia en Chile.

“Biobío es una de las regiones que más produce y gasta en ciencia en el país, con universidades que son líderes en investigación y desarrollo. Estas instituciones no sólo tienen una tradición académica sólida, sino que también han sabido vincularse con las necesidades de la región y del país”, aseveró Núñez.

En este sentido destacó al Plan de Fortalecimiento Industrial para la Región del Biobío que recientemente anunció el Ministerio de Economía, con objetivos estratégicos a los que el FIU podría impactar directamente. “Este plan abre la puerta a que las universidades de la región jueguen un rol aún más protagónico en el desarrollo de tecnologías e innovaciones que fortalezcan la industria local y promuevan un crecimiento más sostenible. La academia en Biobío tiene la capacidad de liderar estos cambios, vinculándose con los sectores productivos y generando conocimiento que impacte tanto a nivel local como nacional”, enfatizó.

Rol local demostrado: datos del Ministerio de CTCI muestran que universidades de las regiones Metropolitana, Valparaíso y Biobío concentran 77% de los proyectos de ciencia financiados por el sistema público, y así liderazgos en iniciativas de I+D+i y postgrados, por ejemplo.

FIU: hacia la mayor inversión en I+D+i

El FIU se presentó por el Presidente Gabriel Boric a inicios de esta semana, en el marco del aniversario número 70 del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (Cruch), y manifestó que a través del fondo se proyecta invertir cerca de $700 mil millones en 10 años y encaminar a Chile a dedicar 1% del PIB en I+D+i, un compromiso gubernamental.

Hoy la inversión es menos del 0,4%, muy por debajo al 2,3% que es el promedio de países OCDE, brecha económica que se asocia a distintas dificultades y limitantes.

El nuevo fondo resultó del trabajo entre la institucionalidad pública con rectores universitarios desde la época en que la actual ministra de CTCI, Aisén Etcheverry, dirigía la Anid (ex Conicyt), quien relató que para entender el funcionamiento, fortalezas y fallas del sistema se realizaron reuniones con la academia y análisis que permitieron concluir que “sin financiamiento estructural no era posible crecer, mejorar las condiciones laborales o pensar en proyectos altamente disruptivos”.

“El nuevo FIU tiene un efecto multiplicador, porque en la medida que haya más capacidades en infraestructura, personas y programas, son más los proyectos concursables que las instituciones pueden albergar”, expresó.

Etiquetas