Ciencia y Sociedad

Enfermedad inflamatoria intestinal: brechas científicas y sociales desfavorecen la calidad de vida

Entre los 15 y 29 años es el peak de diagnóstico de un grupo de patologías autoinmunes rodeadas por los problemas de no tener cura y el alto abandono de los esenciales tratamientos.

Por: Natalia Quiero 03 de Junio 2023
Fotografía: Sociedad Chilena de Gastroenterología

De origen desconocido, incurable y altamente impactantes sobre el bienestar durante todo el ciclo vital. Eso caracteriza a las enfermedades inflamatorias intestinales (EII), para las que la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió una efeméride internacional en mayo (19) con el objetivo de sensibilizar sobre su realidad que preocupa más allá de una fecha, porque afecta cada día a muchas personas y en los últimos tres años se ha notado un alza de los diagnósticos.

Ahí el ímpetu del quehacer en torno a generar y divulgar conocimiento de la Agrupación Chilena de Trabajo de Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa (Acteccu), filial de la Sociedad Chilena de Gastroenterología, lo que abordan a través de diversas instancias.

Y, justamente, colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn son las dos principales EII, asevera el doctor Ignacio Alfaro, médico gastroenterólogo especialista en estas afecciones del Hospital Clínico Regional Guillermo Grant Benavente de Concepción (HGGB), académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción (UdeC) e integrante del directorio de Acteccu.

Las EII

El doctor Alfaro explica que las EII tienen diferencias en aspectos como zona del intestino que afectan, pero comparten ser autoinmunes, crónicas, progresivas, y que cursan con periodos de actividad e inactividad.

Y aunque la causa exacta no está determinada, se ha establecido la incidencia del factor genético y también ambiental (externo) sobre el desarrollo de este tipo de enfermedades que se manifiestan a través de una respuesta del sistema inmune que ataca a alguna parte del intestino, dependiendo la EII.

Las evidencias revelan que del 5 a 10% de infantes con padres con enfermedad de Crohn repiten el diagnóstico y el 2% para colitis ulcerosa. El riesgo aumenta al 30% cuando ambos padres tienen una EII.

Malestares abdominales, urgencia defecatoria y diarrea están entre las primordiales manifestaciones clínicas comunes entre las EII en su fase activa y pueden presentarse con diversas intensidades que también se reflejan en el impacto al bienestar: “puede ser desde pacientes ambulatorios con actividad leve que le permite funcionar y hacer sus cosas normales, hasta quien está hospitalizado en una unidad de paciente crítico con un brote grave”, detalla el especialista.

Aunque advierte que “es una amplia gama de síntomas y afectación que pueden tener los pacientes, pero en mayor o menor grado todas las personas que padecen una EII tienen un impacto en su calidad de vida personal, familiar, laboral y de pareja, sobre todo cuando enfermedad está activa”.

Además, suele ser muy prolongada la afectación y en las etapas de mayor actividad académica, productiva y social, ya que el gastroenterólogo releva que “la mayoría de los pacientes debuta en edad temprana, entre los 15 a los 40 años”.

En este sentido, las evidencias indican que cerca del 80% de los casos de EII se diagnostican dentro de ese rango etario y que el peak de diagnósticos es de los 15 a los 29 años. Igualmente pueden darse casos tanto en etapas más longevas como en la niñez, donde investigaciones establecen que del 6 al 16% de los casos se detectan antes de los 6 años de edad.

Minimizar impacto

Pero, el doctor Ignacio Alfaro destaca que el tratamiento tiene rol crucial en la recuperación o mantención de lo que se considera la normalidad de la vida al controlar los síntomas, minimizar el impacto de la EII y contribuir al mejor desenvolvimiento de la persona en las distintas dimensiones de su vida.

Y es que se ha demostrado que cuando este se realiza de forma correcta (existen distintas herramientas) puede reducir de 50 a 70% el riesgo de complicaciones, hospitalización y la cirugía que se puede requerir en casos más extremos.

Eso sí, enfatiza que para ello es fundamental que el tratamiento se mantenga siempre, también cuando no hay síntomas y las crisis se controlaron.

Lo lamentable es que se han visto importantes falencias en la adherencia, porque casi un tercio de las personas abandona los tratamientos. Ahí el riesgo, porque el académico sostiene que la falta de terapia conlleva que se desarrollen nuevos brotes. Incluso, estudios determinan que la falta de tratamiento eleva el riesgo de que las crisis se presenten cada vez de forma más severa. Fenómeno que se debe a la progresión como parte de la historia natural de las EII, por lo que la mejor forma de controlarla es concebirla a esta y su tratamiento como una condición de vida.

Hallar origen: clave para el mejor abordaje de la enfermedad inflamatoria intestinal

El gastroenterólogo especialista en las enfermedades inflamatorias intestinales Ignacio Alfaro reconoce la existencia de diversidad de desafíos en torno a estas afecciones, como pueden ser sus impactos en la calidad de vida de quienes la padecen.

Son retos en materia científica, médica y social en los que urge avanzar en miras al horizonte de mejorar la calidad de vida de quienes la padecen y resguardar su bienestar.

La causa

Hallar la causa, el error que deriva en esta enfermedad y sus síntomas es una deuda que tenemos pendiente”, sostiene el académico de la UdeC. Y para saldarla es que hay diversos grupos de investigadores trabajando en el mundo.

Y esa es una cuestión vital, porque asevera que al encontrar el origen exacto de una enfermedad, los mecanismos biológicos implicados en su desarrollo e incidencia de distintas variables en este proceso, es cuando se allana el camino hacia el descubrimiento de nuevos blancos terapéuticos que permitan diseñar mejores tratamientos y, más ambiciosa y necesariamente, la cura que hoy no existe.

El facultativo también releva que esto permitiría determinar si hay posibilidades de prevención o retraso del desarrollo de las EII.

Al respecto, comenta que de acuerdo a lo que se sabe hasta ahora “la teoría es que el microbioma y bacterias que tenemos en el intestino despiertan esta respuesta inmune equivocada”.

Pero, todavía no somos capaces de entender bien las interacciones de nuestras bacterias entre sí y/o con el sistema inmune. Por tanto, nos queda camino que recorrer para entender el error inicial, poder solucionar el problema y ojalá poder curar esta enfermedad y no sólo dormirla”, manifiesta.

Detectar y tratar

En el cotidiano, en la consulta médica y en la vida diaria de pacientes con EII, hay otras brechas que se deben acortar.

Una en la que enfatiza el doctor Alfaro es “la necesidad de aumentar la sospecha para que el diagnóstico sea lo más precoz posible e igual el tratamiento para que el paciente pueda retomar su vida normal”.

Para lo anterior releva como avances necesarios el “mejorar el acceso a médicos con formación en tratamientos a las EII, como también mejorar la educación tanto del personal de salud como de los pacientes, porque mientras más se entiende a estas enfermedades es también mejor la adherencia a tratamientos. Y está bien claro que mientras mejor sea la adherencia a tratamientos y controles los pacientes se van a sentir mejor”. Así como también está bien claro que un gran reto está en lograr que todos los pacientes adhieran a sus terapias por el alto nivel de abandono que los estudios evidencian.

El gastroenterólogo también se detiene en las brechas patentes en torno a los tratamientos que existen. “Cada vez hay más tratamientos, pero no todos están disponibles en Chile aún”, lamenta.

Siguiendo con el foco en las terapias disponibles, afirma que “en el mundo no hay métodos que permitan predecir cuál es el mejor tratamiento para el paciente que está delante de ti”. Por el contrario, el protocolo es iniciar con un abordaje terapéutico tradicional, que se debe evaluar cómo funciona. Si es que la persona no responde bien a este es que se van probando otras estrategias, cuenta.

Sin embargo, sería un tremendo paso, un logro científico, médico y social el poder contar con alguna técnica que permita evaluar a la persona e identificar el medicamento que sea más conveniente para comenzar el tratamiento con este y así contribuir rápidamente a su bienestar y calidad de vida.

Por los vacíos de conocimiento sobre el origen de la EII, tampoco se puede determinar la exacta predisposición o riesgo que una persona tiene de desarrollar una EII, que permita agudizar la pesquisa en casos determinados, si bien es claro sospechar de ello cuando está el antecedente familiar de padres.

Cuidar la salud

Tampoco existen estrategias preventivas de las EII, “porque sin saber cuál es el error y causa inicial no podemos prevenir”, reconoce el doctor Ignacio Alfaro.

Sobre ello, asegura que como comunidad médica manejan la hipótesis de que mantener estilos de vida saludable podría jugar un rol protector sobre la salud intestinal y potencialmente prevenir o retrasar el desarrollo de las EII.

Promover estos hábitos saludables en la población es de las principales motivaciones del Día Mundial de la Salud Digestiva que se conmemora el 29 de mayo.

La primera recomendación que entrega el gastroenterólogo local es llevar una alimentación sana, que significa que sea variada y balanceada en la inclusión de distintos nutrientes y grupos de alimentos, con protagonismo de alimentos de origen natural y comidas caseras e hidratación agua. Evitar o reducir la comida chatarra, los alimentos ultraprocesados y bebestibles azucaradas también son conductas deseables.

Le sigue como trascendental estilo el seguir una vida activa, que significa realizar regularmente actividad físico. La instrucción general de la OMS es que una persona adulta sana haga de 150 a 300 minutos a la semana de intensidad vigorosa a moderada, racionada entre distintos días.

Además, el médico llama a evitar el consumo de tabaco, el exceso de alcohol y los altos niveles de estrés.

Estas conductas son claves para evitar sobrepeso u obesidad y mantener un peso en un rango normosaludable para cada persona, que es otra llave maestra para cuidar la salud que releva.

Son recomendaciones generales que se aplican a toda la población, pero hasta ahora no han demostrado un impacto directo sobre las EII, pero sí son acciones que ayudan sobre muchos otros aspectos de la salud y prevención de enfermedades, por lo que todos las deberíamos hacer y, quizá, en el futuro vamos a saber qué impacto tiene sobre la prevención de las EII”, cierra el doctor Ignacio Alfaro.

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