Ciencia y Sociedad

Estudio Ucsc aporta datos que añaden valor al langostino colorado

En el Biobío hay una de las dos grandes zonas de producción de uno de los crustáceos que más se extrae en Chile y a nivel local. Hallazgos relacionados a su condición nutricional pueden favorecer el mejor manejo del recurso.

Por: Natalia Quiero 09 de Julio 2022
Fotografía: Facultad de Ciencias Ucsc

Es uno de los crustáceos que más se pesca en Chile dado su alto valor comercial que tiene a la base su aporte nutritivo. Es el langostino colorado (Pleuroncodes monodon), que en Chile se distribuye en gran parte de la costa desde el norte al sur, existiendo en la costa de Coquimbo y del Biobío, fundamentalmente Talcahuano, las dos grandes zonas productivas y de extracción.

Hasta exigentes mercados, como asiático y norteamericano, se exporta este recurso marino de relevante rol ecológico en el gran ecosistema marino de la corriente de Humboldt, por alimentarse de materia orgánica en descomposición y siendo presa de otras especies relevantes como merluza común, jurel, anchoveta, jibia y lobo marino, destaca Fabián Guzmán, investigador del Laboratorio de Recursos Hidrobiológicos de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc), quien ha liderado un proyecto de investigación sobre este crustáceo en el Biobío para llenar vacíos de información. Trabajo desarrollado junto al doctor Ángel Urzúa, académico de la Facultad de Ciencias Ucsc, y Marco Quispe, estudiante del Doctorado en Ciencias Ucsc. También participa el Instituto de Fomento Pesquero y contó con apoyo de Camanchaca Pesca Sur.

Diversos estudios

En el proyecto se han investigado distintos aspectos de la fase juvenil de crustáceo, que Guzmán releva que “cumplen rol importante que reclutas que sustenta la población adulta”. Y los langostinos adultos son el recurso objetivo de la industria pesquera, por tanto, sostiene que contribuyen y mantienen el stock pesquero e importa saber condiciones en juveniles para predecirla en la adulta.

Y se han obtenido importantes resultados plasmados en dos artículos. El primero es “Comparación intersexual de la biomasa del cuerpo, composición bioquímica proximal y perfil de ácidos grasos de los juveniles del Langostino Colorado en el sureste del Océano Pacífico”, publicado en Marine Ecology; el segundo “Hábitat de crianza contrastantes promueven variaciones en la condición bioenergética de las hembras juveniles del langostino colorado del Océano Pacífico Sur”, que se publicó en Peer J.

Para la primera investigación, el análisis se centró en evaluar parámetros en ejemplares juveniles machos y hembras para identificar diferencias en condición nutricional, considerando marcadores como glucosa, lípidos, proteínas o ácidos grasos, pues Fabián Guzmán asegura que no se conocía sobre la condición nutricional en juveniles ni diferencias entre machos y hembras antes de iniciar su ciclo reproductivo. Eso era de particular interés, pues destaca que “la reproducción implica alta demanda energética para las hembras, ya que deben transferir nutrientes a los huevos y portarlos bajo el abdomen hasta la eclosión de la larva”.

Dentro de los resultados, releva que hembras y machos juveniles tienen mismo tamaño y diferencias en biomasa y otras condiciones. “Las hembras juveniles presentan mejor condición bioquímica o estado nutricional que los machos: presentaban mayor biomasa y contenido de proteínas, glucosa, lípidos y ácidos grasos”, detalla el investigador. Y se detiene los ácidos, puntualmente EPA y DHA, dos ácidos grasos esenciales de los Omega 3, pues resalta que “no sólo son fundamentales para la nutrición del langostino, también los humanos necesitamos de estos nutrientes que no podemos sintetizar”. Por eso son esenciales, porque naturalmente no los podemos producir y cumplen funciones orgánicas relevantes, debiendo obtenerse desde la dieta consumiendo alimentos como estos langostinos.

Por las evidencias, en el segundo estudio se decidió saber si variaba la condición bioenergética en hembras juveniles de poblaciones de las costas de Coquimbo y de Concepción-Talcahuano, porque ambas zonas biogeográficas tienen diferencias. En la zona norte las temperaturas son más altas y la concentración de clorofila más estable durante el año en comparación al sur. En el norte la plataforma continental es más angosta y menos profunda en el sur. Además, la zona sur presenta mayor descarga de materia orgánica por el agua dulce que proviene de ríos y lluvia.

Y entre los hallazgos está que hembras del sur tienen mejor condición bioenergética que las del norte, siendo clave el factor térmico. “A menor temperatura los organismos acumulan más constituyentes bioquímicos, lo que quiere decir que tiene mayor contenido de lípidos, proteínas y glucosa”, precisa Guzmán. Las hembras del sur también tenían más peso, lo que podría afectar actividades como depredación, sobrevivencia o valor económico.

Sobre los pasos a seguir, el científico adelanta que deberían evaluar cómo la mejor condición bioenergética se ve reflejada en la vida adulta y si las poblaciones tienen mayor tasa de reclutamiento y/o sobrevivencia.

Aporte

Fabián Guzmán pone el acento en lo esencial de los datos obtenidos, como los que surjan con nuevos estudios, por su aporte para estrategias y políticas para una gestión sostenible y sustentable del recurso o potenciar la extracción en un sector de ciertas cualidades.

Eso esperan que se logre y lo considera especialmente crucial en el contexto de cambio climático global, ya que se podrían modificar condiciones naturales de un área como temperatura del agua e influir en la condición bioenergética y calidad nutricional/alimentaria del langostino.

Etiquetas