Ciencia y Sociedad

Anfibios: el reto de preservar a tan amenazadas especies

Hoy se conmemora el Día Internacional de su conservación, pues contaminación, destrucción de hábitats y cambio climático tienen a estos vertebrados únicos con alto riesgo de desaparecer; situación global y local.

Por: Natalia Quiero 30 de Abril 2022
Fotografía: Estación de Reproducción Ex Situ Ranita de Darwin UdeC

De características particulares entre los vertebrados son los anfibios, concepto que proviene del griego y significa “ambas vidas”. Es que son los únicos que viven un proceso de transformación o metamorfosis durante su desarrollo para tener una vida semiterrestre, con su etapa larvaria en el agua cuando respiran a través de branquias y cuando alcanzan la adultez realizan el proceso de respiración mediante pulmones para desenvolverse fuera del agua, explica el doctor Juan Carlos Ortiz, director del Laboratorio de Conservación y Sistemática de Herpetozoos y de la Estación de Reproducción Ex Situ de la Ranita de Darwin del Departamento de Zoología de la Universidad de Concepción (UdeC).

De ahí que requieran del medio acuático y del terrestre para desarrollar sus procesos vitales como reproducción y alimentación, y que tengan un crucial rol ecológico para mantener las dinámicas en los ecosistemas que habitan como ríos, lagunas, humedales y bosques, tanto a nivel energético aportando a que fluyan nutrientes desde el medio acuático al terrestre y trófico, siendo alimento y consumiendo invertebrados, artrópodos, gusanos e insectos, precisa el herpetólogo quien es actualmente Autoridad Científica de Chile en Fauna Terrestre en el marco de Cites. Por ello, recalca “son importantes controladores biológicos naturales de estas especies en sus hábitats”, contribuyendo a mantener las poblaciones y prevenir plagas.

En grave peligro

Función ecosistémica en tan grave peligro como lo están las especies anfibias, con serio riesgo de desaparecer, lo que se busca cambiar con el Día Internacional para la Conservación de los Anfibios cada último sábado de abril.

Contaminación ambiental junto con destrucción y pérdida de hábitats por cambio en uso de suelo, menciona Ortiz como grandes amenazas a estos animales en Chile y el mundo, además del cambio climático al que se consideran muy vulnerables a efectos como aumento de temperaturas y disminución de precipitaciones que reducen cantidad de agua y trasforman las óptimas condiciones húmedas de sus hábitats y los restringen. “Los anfibios están muy ligados a reproducción en agua e, incluso, algunos se reproducen en cuerpos de agua temporales que se generan producto de las lluvias. Sin lluvias estos ambientes se van a limitar”, advierte. “Además, hay un hongo que ha estado diezmando a anfibios”, añade.

Según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, 41% de los casi 8 mil anfibios descritos en el mundo están peligro de extinción y otro gran porcentaje en otras categorías, lo que también se evidencia preocupantemente en las 62 especies nativas chilenas: 71% está amenazada, reveló una investigación de estudiantes de Ingeniería en Conservación de Recursos Naturales UdeC. En Chile, agrega el doctor Ortiz, “también está introducida la rana africana” y según un artículo publicado en la revista Management of Biological Invasions esta especie invasora que amenaza a anfibios nativos, habita primordialmente la zona central y en Chile está su mayor población fuera de África.

Anfibios locales y conservación

Respecto a la diversidad nativa de anfibios, el herpetólogo cuenta que “en Chile se pueden dividir en dos grandes grupos: propios del bosque templado y del altiplano”. Y destaca que hay alto grado de endemismo, especies que sólo habitan el país y a veces zonas muy acotadas, lo que se llama microendemismo.

Eso hace tan importante como compleja su conservación, reconoce, pues mientras más restringida es la distribución geográfica de una especie hay más chances de que cualquier impacto sobre el hábitat o animal amenace su preservación, elevando el riesgo de que se reduzca la cantidad de ejemplares y hasta que desaparezca una población. En microendemismos eso podría significar extinción. Y eso ha pasado a nivel nacional, regional y local.

En una realidad más favorecedora, Ortiz comenta que “la especie de mayor distribución es el sapito de cuatro ojos, que se encuentra desde Copiapó a Aysén. Y hay una población en Antofagasta y otra en la Isla Juan Fernández de origen continental”.

Luego se detiene en la rana chilena, el anfibio más grande de Chile y propio del centro-sur, y ejemplifica que antaño abundó en la Región del Biobío y sus humedales como el sistema Rocuant-Andalién-Vasco Da Gama-Paicaví-Tucapel Bajo (Concepción, Hualpén, Talcahuano y Penco), pero que como se ha ido interviniendo y perdiendo, así ha pasado con sus hábitats. Así, “una especie que fue muy abundante está en lugares muy restringidos”, asegura. Situación similar con el sapo de rulo.

Desde allí se centra en la ranita de Darwin, simbólica para la zona y sobre todo la UdeC, pues de esta especie endémica que habitó Concepción y cuyas poblaciones desaparecieron el doctor Juan Carlos Ortiz lidera un proyecto establecido en 2008 y financiado por el Zoológico de Leipzig que busca contribuir a su conservación mediante la asistencia de su reproducción en un ambiente controlado en miras a reintroducirla en sus hábitats.

Justamente, además de que el humano frene las amenazas a la biodiversidad, releva que acciones como la que dirige son cruciales para preservar las especies, por lo que promoverlas y financiarlas es un reto para lograr el cada vez más urgente y complejo desafío de conservar a los vulnerables anfibios.

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