Ciencia y Sociedad

Las claves de una exposición segura al sol

La radiación solar es clave en la síntesis de vitamina D, pero también puede causar daños tan graves como cáncer de piel. Resguardar lo primero y prevenir lo segundo es el llamado.

Por: Natalia Quiero 28 de Enero 2021
Fotografía: Contexto

Vivimos en pandemia hace casi 11 meses en Chile y la preocupación general es evitar la Covid-19, pero eso no significa dejar de prevenir el cáncer de piel, cuya gran responsable es la radiación ultravioleta del sol (UV). Primordial todo el año y de especial relevancia en la temporada estival, cuando la tónica es el aumento de temperaturas y días despejados que invitan a usar prendas que dejan más zonas del cuerpo descubiertas y pasar más jornadas al aire libre, exponiéndose con mayor frecuencia y/o intensidad a los rayos solares que siempre están presentes, pero que en verano ya no están cubiertos por las nubes (aunque las traspasan) y ello les da más poder, advierte el doctor Marco Hidalgo, dermatólogo de la Unidad de Cirugía Dermatológica y Oncológica del Hospital Las Higueras de Talcahuano y de la Clínica Biobío.

Pero, el especialista en Dermatopatología resalta que “no exponerse no es lo que hay que hacer, sino hacerlo de forma segura para recibir la radiación UV que necesitamos y protegernos de la que nos hace mal”, ya que la exposición al sol cumple funciones importantes, como ser la principal fuente para sintetizar vitamina D.

Una rutina

Explica que la exposición segura al sol tiene dos grandes pilares: evitar hacerlo de forma directa en los horarios de mayor radiación y emplear medidas de protección solar.

Ante ello, los productos de uso tópico protectores solares, conocidos popularmente como bloqueadores, son básicos y asevera que “lo que aconsejamos es que las personas tengan una rutina de uso de protector solar todo el año a diario”, incluso si se está dentro de casa y no hay certeza de que se saldrá para cimentar el hábito y prevenir riesgos, ya que, plantea, para que haga efecto debe aplicarse tiempo antes de la exposición y puede ocurrir que se precise salir de improvisto o pasar tiempo en patios o balcones. En ese sentido, el empleo debe reforzarse al estar al aire libre y en exposición directa al sol como en la situación aludida, playa o campo, y más en la época estival: “es importante que el protector solar se aplique cada dos horas. Bien usados, su protección es máximo 3 horas, pero la mayoría de las personas no los usa como corresponde, por ejemplo, en la cantidad que se debe, lo que acorta el rango de acción”, apunta; lo mismo sucede al transpirar o ingresar al agua.

Recomendaciones para el cuidado de la piel:

  • Usar protector solar a diario, todo el año y no importa si es un día nublado.
  • Emplear productos con factor de protección 30 e idealmente superior.
  • Aplicar en todas las zonas del cuerpo expuestas, partiendo por el rostro, y al menos 20 minutos antes de salir.
  • Volver a aplicar el protector solar cada dos horas si hay exposición directa al sol.
  • Evitar exponerse al sol entre 11 y 16 horas; es el horario de más radiación UV.
  • Utilizar otras medidas de protección solar física, como sombreros de ala ancha y lentes de sol, además de preferir la sombra.
  • Beber suficiente agua durante el día, para mantener la piel y el organismo hidratado.

Más riesgo

Otro punto que el dermatólogo aborda es que “cuando alguien tiene una exposición solar intermitente e intensa se genera daño en la piel más riesgoso que en quienes tienen una relativamente constante y no intensa”, lo que hace mirar a esta temporada con más atención. Gran parte de la población ha pasado largos meses de encierro, por confinamiento voluntario u obligatorio, y si bien lo ideal sigue siendo mantener dicha acción, hay opciones para desplazarse a otros sitios a disfrutar del verano que muchos no quieren desaprovechar y, en efecto, exponer la piel de manera abrupta y exacerbada a los rayos solares.

En este sentido, el doctor Marco Hidalgo releva que el daño solar es acumulativo e irreversible y que uno de los signos de ello visibles de inmediato son las quemaduras en la piel que pueden ser esporádicas (verano a verano), pero también permanentes ocasionando manchas y asociarse al desarrollo de cáncer de piel, de los que existen dos tipos principales: carcinoma espinocelular y melanoma, siendo este último el más mortal versus el primero. De ahí que, junto con la prevención de la patología, hace hincapié en la importancia de siempre estar atentos a cambios en manchas o lunares y consultar cuanto antes sin dejar pasar tiempo, porque ello podría derivar en un diagnóstico precoz que sea la diferencia entre la vida y la muerte.

El “A, B, C, D y E” del autoexamen cutáneo

Aunque hay cánceres imposibles de percibir con los propios ojos, el de piel tiene la ventaja de ser visible y son manchas o lunares la alerta. Por ello, el dermatólogo afirma que “uno de los consejos para los pacientes es el autoexamen de piel, sobre todo quienes tienen muchos lunares”. Observarse de forma frecuente permitirá notar algún cambio o aparición; clave para la consulta y una eventual detección precoz, por lo que llama a no dejarlo pasar.

Y cuenta que existe una serie de características a evaluar: A, de asimetría (lunares de formas extrañas): B, de bordes irregulares); C, por color (más de uno); D, de diámetro (más de 6 milímetros corresponde a un lunar de más riesgo); E, de evolución (el lunar cambia).

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