Señora Directora:
Las vacaciones se tornan un poco complejas cuando nuestras mascotas, ya sean perros o gatos, entran en la ecuación. La pregunta es: ¿cómo conciliar la necesidad de desconexión con el deber de velar por el bienestar de nuestros animales?
En primer lugar, es imperativo definir el concepto de vacaciones, ya que los cuidados difieren entre aquellos que salen lejos de su hogar y quienes optan por escapadas más cercanas. Sin embargo, cuando llevamos a nuestras mascotas en la travesía, surgen desafíos considerables. Por ejemplo, los viajes largos y las temperaturas extremas plantean riesgos particulares.
Es necesario considerar que, nuestras mascotas no son personas, aunque a veces actúen como tal. Lugares turísticos, como playas, pueden representar un riesgo, con sus altas temperaturas, sonidos y encuentros con otros anima- les que podrían generar estrés o incluso situaciones peligrosas, que los puede llevar a agredir o ser agredidos.
La decisión final siempre será responsabilidad de la familia o del tutor, para lo cual es necesario que ésta no sea tomada solo desde la emocionalidad, sino también desde la razón.
Luis Rojas Académico