Se cumplieron 49 años de la cruenta muerte de Víctor Jara, acribillado y torturado por la dictadura en 1973.
Efeméride devastadora, con una tristeza que se agudiza viendo cómo nuestro país sigue no muy distinto al Chile que Víctor Jara plasmó en sus canciones; idéntico con miles de niños como Luchín, que siguen frágiles como un volantín, comiendo tierra y gusanos, esperando que alguien abra la jaula para volar como pájaros; idéntico con aquel labrador que aún espera el reino de justicia e igualdad; idéntico con aquellos que quieren ocultar la infamia que legaron desde siglos; idéntico.
Sin embargo, no todo lo que se ha sostenido en el tiempo es malo, pues cantando desde el amor -como en toda su obra- Víctor dejó una metáfora emocionante y que siempre estará vigente: “Son cinco minutos, la vida es eterna en cinco minutos”.
Bruno Navarro Cabrera
Estudiante.