Señora Directora:
“El delito de receptación sanciona a quien conociendo su origen o no pudiendo menos que conocerlo, tenga en su poder, transporte, compre, venda, transforme o comercialice especies que provengan de hurto, robo, receptación, apropiación indebida y/o hurto de animales”.
Si analizamos profundamente la anterior descripción, claramente entramos a una cruda y dura realidad, los delitos de robo , sea de vehículos, madera, bienes, joyas , aparatos electrónicos u otros, son cosa de todos los días, y si nos preguntamos ¿ Porqué se roba ? , la respuesta pareciera ser bien evidente, y no es otra que la existencia de sujetos que se dedican a comprar productos robados, es decir, quien roba tiene un rápido y seguro comprador.
La pena para los receptadores, cuando ello ocurre, lo que es muy raro, es entre 6 meses y dos años, es decir, no creo pase un día en la cárcel, y al final de todo para quien compra se transforma en un gran negocio, compra y vende rápido, y con enormes ganancias.
Los detectives, muchas veces y con excelentes resultados, primero identifican el mercado de especies robadas, y luego con inteligencia policial, y medios técnicos y científicos, logran identificar a quienes roban, es decir. la estrategia es sacar del mercado a receptadores (compradores) de bienes mal habidos, para así de un modo u otro desincentivar el o los robos, es una tarea difícil , ya que generalmente el receptador no queda en prisión preventiva, y claramente otras medidas cautelares no le impiden seguir con su delito.
Cortar la cadena delictual, es decir identificar y detener a ladrones y compradores, es una tarea altamente compleja, el sistema penal vigente lo hace difícil, pero la ciudadanía buena, es decir la más afectada puede colaborar activamente con los detectives, y ello puede ser anónima o directamente con información, claro ésta luego es trabajada, valorizada y una vez confirmada puede romper aún cuando sea de forma parcial esta cadena delictiva, y que día a día nos causa un daño profundo, sea físico, material y emocional.
Alberto Contreras Silva