Señora Directora:
Quienes participamos de la vida universitaria y cultural de los años 70 veíamos a Concepción como un pequeño universo de estudiantes, intelectuales, obreros y ciudadanos que disentían pero que amaban su ciudad. Hoy veo con profundo desencanto el estado en que ella se encuentra.
Han desaparecido los cajeros automáticos, las vitrinas que antes iluminaban la ciudad fueron sustituidas por horribles cortinas metálicas. No hay muro que no esté rayado.
Si alguna vez me enorgullecí de mostrar nuestra ciudad a amigos extranjeros hoy me costaría saber dónde llevarlos. Al salir de un concierto no queda una cafetería donde conversar, todo está cerrado antes de las nueve de la noche.
Caminar por el centro de Concepción al atardecer es una triste experiencia para alguien de mi edad que disfrutó de “la ciudad de las galerías”.
Haydée Suárez M. Jubilada.