Señora Directora:
Chile está desindustrializándose hace años y a nadie le hace ruido que cada vez más dependamos de los servicios, el retail (que no generan valor) y que prácticamente vivimos de lo que da la tierra y el mar. Según datos del Banco Mundial, nuestro crecimiento económico tiene una clara tendencia a la baja desde 1990 y no se aprecia un ánimo de crear una fortalecida coordinación público-privada como sí la había cuando la Corfo era un organismo bastante influyente en nuestro país, ya que fue protagonista del proceso industrializador desde los años 1930 en adelante.
Como guinda de la torta, pretendemos que cerrando empresas estratégicas como la fundición Ventanas, la situación mejorará.
En este punto me pregunto: ¿Por qué en países europeos existen fundiciones en plenos centros urbanos y en nuestro país no se puede invertir para poder tener los mismos estándares tecnológicos y ambientales? ¿Por qué con el anuncio del cierre no se presentó en paralelo una propuesta de mejoramiento de los estándares técnicos y ecológicos de la fundición o de reemplazo de la planta? ¡Debemos mover las industrias! Si nuestra sociedad anhela un estado de bienestar, necesitamos una economía capaz de sostener esos beneficios, pero con el camino que estamos tomando, ese anhelo es cada vez menos realizable.
José Joaquín Bustamante Villouta.