Señora Directora:
El próximo domingo, Alemania celebra elecciones generales, en las que el Parlamento federal o Bundestag se renueva en su totalidad. Alemania, como la generalidad de los países europeos, tiene un sistema de gobierno parlamentario, lo que resulta especialmente interesante de observar en el “momento constituyente” que vivimos, liderado por la Convención Constitucional, paritaria, con representación de pueblos indígenas y de independientes en su conformación, decidida por el sufragio universal de los ciudadanos.
En Alemania existe un pluripartidismo, como el que ha existido históricamente en Chile, no obstante lo cual, el gobierno de Angela Merkel, que se despide, ha sido de Gran Coalición, o sea, sostenido por las dos más grande agrupaciones, SPD y CDU. Actualmente, los partidos que encabezan las encuestas son estos dos y los Verdes, pero, con toda seguridad, ninguno obtendrá la mayoría absoluta de la representación parlamentaria este domingo, por lo que, tras la elección, los representantes electos en el Bundestag, empezarán una negociación, encabezada por la fuerza con la primera mayoría, para formar una coalición de gobierno. Así opera la democracia en un sistema de gobierno parlamentario, que es al que debemos encaminarnos en la nueva Constitución. Al formarse las coaliciones de gobierno después de la elección del Parlamento, se evitan disyuntivas endemoniadas como la que se dio hace poco en el Perú, con una segunda vuelta entre dos opciones con muy poco apoyo y a los extremos de espectro ideológico.
Asimismo, si bien hay elecciones parlamentarias cada cuatro años, nada impide que el jefe de gobierno renueve su mandato si el nuevo Parlamento le reitera su confianza, como ha ocurrido con Angela Merkel por cuatro períodos legislativos consecutivos. En el sentido contrario, un gobierno puede perder la confianza de la mayoría parlamentaria y pasa a ser reemplazado por quien la convoque. Para ello, existen los votos de censura y de confianza que, cuando llevan a la derrota del gobierno en el Parlamento, aquél cae, sin ningún drama, sino por la mera mecánica de funcionamiento del parlamentarismo. En cualquier caso, la canciller Angela Merkel es un excelente ejemplo y recordatorio de cuán estable puede resultar el sistema de gobierno parlamentario.
Rafael Cárdenas