Señora Directora: La Agencia de Calidad ha informado la suspensión de la prueba Simce 2021, ya en el 2020 su aplicación se había suspendido a causa de la pandemia. Era una medida esperada, pues esta evaluación tiene como objetivo realizar una medición de los aprendizajes logrados por los estudiantes en condiciones normales.
La encrucijada que enfrenta el Mineduc (y el sistema educativo) es determinar cuál es la forma de recoger información válida respecto al logro de los aprendizajes. Suspender la aplicación de un instrumento elaborado considerando un currículum desarrollado en condiciones de normalidad, pero llevando un año y medio de clases principalmente remotas, con algunos establecimientos con presencialidad parcial y estudiantes con problemas de conectividad, era una crónica anunciada.
Sin embargo, contar con información confiable sobre el estado en que se encuentran nuestros estudiantes en relación a lo que deberían haber aprendido versus lo que saben, es de vital importancia. No está en discusión que la pandemia ha afectado el proceso educativo, pero es necesario saber cuánto ha afectado, además de qué conocimientos y habilidades están en déficit. Sólo con esta información se podrán proyectar políticas destinadas a compensar los efectos de la pandemia en los aprendizajes de nuestros jóvenes.
El llamado es a la creatividad de parte de las autoridades. La misma que han tenido que desarrollar los docentes para generar aprendizajes en ambientes remotos. Se deben diseñar estrategias que permitan bosquejar el estado en el cual se encuentran los aprendizajes. Esperemos que el Diagnóstico Integral de Aprendizajes (DIA) que se aplicará a fin de año sea una instancia adecuada para dar luces de los efectos que ha tenido la pandemia en los aprendizajes y poder planificar una vacuna educativa adecuada.
Roberto Reinoso Bascuñán
Académico de la Facultad de Ciencias de la Educación Universidad San Sebastián.