Señora Directora:
Es de público conocimiento que los efectos económicos y sociales de la pandemia de Covid-19 que actualmente nos afecta a nivel mundial, serán muy graves para la población vulnerable. Muchos de ellos serán más pobres producto de la fragilidad de nuestro sistema económico.
En Latinoamérica, los millones de pobres sufrirán profundamente sus efectos, al igual como lo han hecho en tantas crisis económicas del pasado reciente. En Chile, desde la década de los ‘90 las políticas públicas enfocadas en combatir la pobreza estuvieron dirigidas principalmente a la tenencia de una vivienda, ya que los problemas de alimentación se habían superado gracias a los esperanzadores indicadores económicos de esos años. Lamentablemente hoy, no podemos estar seguros de esa situación.
Las “ollas comunes” que la crisis económica de los años ‘80 hiciera florecer en las poblaciones de las principales ciudades de nuestro país, fueron una demostración de la capacidad de autoorganización de mujeres populares que veían con dolor como sus familias se acercaban al hambre. Esta manifestación de cohesión social es un buen ejemplo para reconocer, que no sólo las políticas públicas que ejerce el Estado son capaces de crear dinámicas territoriales que permiten superar momentos de crisis. Si observamos bien, podremos ver que en los territorios donde habitan los más desposeídos constantemente se construyen redes de apoyo y solidaridad.
Creo que, en estos momentos, ello no será la excepción.
Carlos Vivallos Espinoza
Departamento de Geografía Universidad de Concepción