Señora Directora:
Desde la firma del acuerdo político que abrió camino al plebiscito del próximo 26 de abril, se ha polemizado en torno a la idea de una “hoja en blanco”, pero la discusión se entorpece debido a que no todos entendemos lo mismo.
Para la oposición y los sectores del “apruebo” hoja en blanco es sinónimo de que, si en la convención constitucional no se alcanza el quórum de 2/3 en una materia determinada, allí no rige la constitución de 1980, sino que queda “en blanco”, para ser probablemente materia de ley orgánica.
En tanto, el oficialismo y los sectores del “rechazo” al hablar de “hoja en blanco” se refieren a empezar todo desde cero, fomentando una campaña del terror similar a la que desarrollaron cuando trataron de mantener a Pinochet en el poder en el plebiscito de 1988. Hoja en blanco no es partir desde cero, en tanto es imposible disociarse de la historia constitucional de Chile y su peso simbólico, o no considerar los tratados internacionales que Chile ha firmado y ratificado.
Siendo así, hoja en blanco, más que partir desde la nada, significa que el nuevo pacto político y social se construye sin las trampas.
Pablo Rebolledo Escobar