Señora Directora:
Dos entrevistas, una para El Mercurio y otra para El País , bastan para concluir que Sebastián Piñera es hoy el obstáculo principal para comenzar a resolver de verdad la grave crisis social y política que vive Chile desde hace más de 20 días. El ambas el Presidente demuestra que no entiende (o no quiere entender) que esta es una crisis política cuya raíz se encuentra en las desigualdades profundas de esta sociedad de mercado y no en las aspiraciones de ascenso de millones de personas en la escala social.
En ambas entrevistas demuestra que no es verdad que haya escuchado a los millones de chilenas y chilenos, iglesia, la mayoría de la clase política incluyendo a muchos de sus partidarios, las universidades, los intelectuales, etc. que han manifestado que para salir de esta crisis es imprescindible una Nueva Constitución que sea el resultado, por primera vez en la historia de nuestro país, de un pacto social entre distintos intereses y aspiraciones.
Piñera no lo entiende ni menos lo desea. Necesitamos imperiosamente una nueva Carta Magna que permita hacer de Chile un país más igualitario y más democrático, por lo tanto sin letra chica y menos con cerrojos que permitan al Tribunal Constitucional, controlado además por la derecha, contener cualquier aspiración progresista que de algún modo ponga en cuestión el modelo.
Una Constitución que permita poner coto a los abusos que cometen a diario los grandes controladores de nuestras finanzas y nuestra economía, entre los cuales ocupa una plaza destacada el señor Piñera. En la entrevista a El País sostiene que el actual Congreso – con menos del 5% de apoyo en todas las encuestas- constituye en sí mismo un Poder Constituyente. Esto no sólo es una aberración sino que muestra el profundo desprecio de un Presidente por la democracia y revela además ignorancia.
En una democracia verdadera el único poder soberano , por ende también constituyente, reside en el pueblo quien lo delega en determinadas oportunidades. En el caso de que ese pueblo decida, y lo hace a través de un plebiscito, darse una Constitución, sólo pude delegar tal poder en una Asamblea Constituyente o en un Congreso elegido con tal misión solamente y por lo tanto con poderes sólo para tal efecto.
El Congreso actual jamás fue investido para cumplir tal tarea. Pero donde Piñera demuestra su ceguera es cuando atribuye la crisis al “malestar del éxito” (El País).
O sea, para el Presidente la gente ha salido a la calle a reclamar no en contra de los abusos y las desigualdades, las jubilaciones miserables, los altísimos precios de los medicamentos, etc., sino porque desean más plata para un segundo auto, una casa en la playa, viajes de vacaciones, etc. ¿No comprende que lo que millones reclaman es repartir mejor los presuntos “éxitos” de una economía en la que el 90% de los chilenos están obligados a repartirse el 40% o menos de la torta?
Una economía “exitosa” donde los viejos no tiene dinero ni para comprar medicamentos y menos tienen derecho a morir con dignidad? Lo que ocurre es que Piñera no quiere entender que fueron la codicia y la avaricia de unos pocos grandes empresarios , entre ellos él mismo, lo que generó la crisis que amenaza a un modelo económico que él defiende y defenderá a como de lugar. Al final entonces la avaricia ha terminado rompiendo el saco. Sí señor Piñera, la misma codicia que su gurú Milton Friedman la catalogó como el motor de la economía, esencia del pensamiento neoliberal.
Dr. Ariel Ulloa
Ex Alcalde de Concepción