Señor Director:
Una servidora pública acaba de meter la pata al tratar de “patipelados” a los críticos del desempeño y de los dispendiosos sueldos de sus colegas parlamentarios, dando pie, quizá, a un nuevo partido político: los “sans chaussures”, que bien podría reunir a gran parte de nuestra amplia clase media desprovista hoy de recursos, ajena al sosiego económico de los privilegiados congresistas, endeudada y carente de apoyos suficientes por parte del Estado. ¡Patipelados de Chile, uníos!
Otros legisladores, igualmente soberbios, impolíticos y patitiesos, propinan patadas a periodistas, tildan de “cacareos” las palabras de sus colegas o se visten de felinos, como esos gatos de puerto que abundan cerca del Congreso.
La arrogancia banal de estos zapatudos deslenguados, desmadrados o transformistas, que en sus actos y dichos ofenden al ciudadano elector, debería ser considerada por el votante al ejercer su derecho a pataleo.
Kenneth Ledger Toledo