Señor Director:
Llegan a pie o en vehículos y comienzan a merodear los vecindarios en busca del momento justo para atacar con mucha violencia a sus víctimas, exigiendo la entrega de las llaves de los autos o camionetas que con tanto esfuerzo hemos adquirido. ¿Y nosotros? Nosotros nos sentimos violentados, disminuidos y muchas veces vulnerados, no por un delito particular, sino por uno que se ha hecho recurrente en los barrios, los temidos portonazos.
Me alegra ver cómo los parlamentarios y el Gobierno actualizan nuestra legislación acorde a los nuevos requerimientos de seguridad de los chilenos, aprobando medidas como “la Ley Antiportonazos”. Esta nueva ley, junto a otras que hemos escuchado de las autoridades, vienen a hacerse cargo de todo lo que está detrás del robo de un auto. Agradezco, especialmente, que se le asigne una mayor pena a la compra de un auto robado; sólo acabando con este nefasto negocio, podremos poner fin a estos hechos delictuales.
Ya era hora de aumentar las penas, ya era hora de sentirse protegido.
Francisca Matamala